27/2/12

La Invención de Hugo (Hugo)

Hoy he visto La Invención de Hugo (Hugo), una de una estación de tren, un niño huérfano y el mejor invento del mundo.

Cartel un poco soso, demasiado navideño
Martin Scorsese es un enamorado del cine. A parte de demostrarlo con su talento como director una y otra vez, lo hizo también de un modo más tangible con los documentales Un Viaje Personal con Martin Scorsese a través del Cine Americano y Mi Viaje a Italia, dos sesudos estudios sobre la historia del cine americano e italiano. Esta vez su demostración de conocimientos y pasión va más allá de los datos y presenta una cuento sencillo cargado de regalos para el espectador más aficionado.

La trama nos cuenta la historia de Hugo, un huérfano que malvive en una estación de tren parisina en los años 30. Su padre falleció en un incendio así que se trasladó con su tío, relojero de la estación, y empezó a encargarse del mantenimiento de todos los relojes del lugar. En sus ratos libres intenta poner en funcionamiento un extraño autómata que heredó de su padre. Para conseguirlo deberá robar piezas al juguetero de la zona y esquivar la constante vigilancia del guarda de la estación.

Hugo, el relojero aventurero
Asa Butterfield protagonizó hace tres años El Niño con el Pijama de Rayas y ya demostró su calidad como actor infantil. Aquí se ratifica y, aunque en ocasiones sí que pueda parecer algo forzado, no resulta en absoluto cargante y acompaña a la historia satisfactoriamente. Chloë Moretz, la niña de Kick-Ass y de la versión americana de Déjame Entrar, interpreta a la hija del juguetero. Supone un complemento ideal para el protagonista y sigue siendo una de las grandes promesas del cine de la próxima década. Veremos si consigue mantener el nivel pero de momento transmite una pasión y un magnetismo sorprendentemente naturales.

El mago
Ben Kingsley es el juguetero con un pasado secreto. Poco puedo decir de este actor que no haya demostrado ya decenas de veces. Es un actor prodigioso, emocionante y cautivador. Un ladrón de escenas nato y uno de esos tipos con los que no me importaría toparme en cada película que veo. El malvado pero noble inspector de la estación es Sacha Baron Cohen. El inglés vuelve a demostrar que puede trabajar con los más grandes y salir del paso de una manera tan elegante como resultona.

Otros grandes interpretes tienen pequeños papeles como Emily Mortimer, Richard Griffiths, Jude Law o el imponente Christopher Lee que hace de librero y vuelve a parecer que ha nacido para eso.
El automata al fondo, una curiosa herencia
Mi opinión sobre la película en sí ha sufrido de constantes altibajos durante el visionado de la misma y en el rato que he tardado en llegar desde la butaca roja hasta la silla del ordenador. Para empezar, los primeros tres cuartos de hora se hacen cuesta arriba. Scorsese se emociona con su decorado generado por ordenador y las posibilidades de movimiento de cámara que esto le permite. La historia se atasca y no termina de empezar hasta que el director parece darse cuenta de que ya ha mostrado todos los recovecos de la estación que pretendía enseñar. Es entonces cuando decide dejar de entretenernos con su monologo visual introductorio y empieza con el truco principal.

Escritura automática
Y es que esta es una película absolutamente mágica. Parte del encanto que desprende consiste en ir a verla sin conocer cual es el efecto mágico que se va a realizar y, por eso, lo que sigue a continuación es solo para quien ya ha pasado por la sala de cine.

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La película empieza realmente cuando el autómata hace el dibujo. Para ser exactos, la película empieza cuando el autómata firma el dibujo con el nombre de George Méliès y la niña dice que ese es el nombre de su padrino.

Christopher Lee, el librero que lee
Soy un enamorado del cine. Me encanta su historia, su mitología y sus leyendas. Estoy convencido de la importancia artística y emocional de este maravilloso invento. Por otra parte, uno de los diez directores a los que admiro con más devoción es Martin Scorsese. Por todo esto, llegar hoy al cine y sentarme sin saber lo que iba a ver ha sido una ardua tarea de contención lectora. He intentado alejarme lo más posible de críticas y reseñas que me diesen pistas de qué iba a ver ya que el bueno de Scorsese siempre se guarda algo bajo la manga.

Borat se pone serio, más o menos
Teniendo en cuenta todo esto imaginaos, oh cándidos lectores, mi reacción cuando tras unos cuarenta minutos visualmente soberbios pero argumentalmente insulsos, me topo con que el protagonista de la historia que estaba viendo iba a ser George Méliès, el mago que inventó el montaje y la narración cinematográfica. El tipo que introdujo el arte en el invento tecnológico, el alma en la máquina. Por supuesto que el juguetero era el padre del autómata, eso estaba claro desde el principio, pero la sorpresa era descubrir que el autómata es en realidad el cine y que Hugo, si queréis, somos todos.

Scorsese lo deja claro desde ese momento, el cine es lo que nosotros queramos que sea. Magia, arte, sueños, pesadillas y cualquier sentimiento imaginado alguna vez, todo está dentro del autómata y solo se necesita una llave con forma de corazón para hacerlo funcionar. El mensaje es tan cursi y emocionante que solo un tipo como Scorsese, o en su defecto el colega Spielberg, podía llevarlo a cabo.

¡Todos al cine!
Y ya de un modo personal, a parte de la idea en sí que pretende trasmitir el film, debo agradecerle al genial director haber visto en pantalla grande las imágenes originales de Llegada de un Tren a la Estación y Salida de Obreros de la Fábrica de los hermanos Lumière y una gran lista de momentos de otras criaturas mitológicas de la historia (o prehistoria) del cine como El Beso, Asalto y Robo al Tren, Intolerancia, El Gabinete del Dr. Caligari, El Chico, El Hombre Mosca, El Maquinista de la General y muchas otras. De Méliès, además de recrear de un modo absolutamente emocionante el rodaje de alguna de sus obras, vemos fragmentos de las más famosas como El Hombre con la Cabeza de Goma, El Melómano, Las Barbas Indómitas, A la Conquista del Polo y, por supuesto, Viaje a la Luna, película en la que se centra especialmente la historia.
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Los rincones de Hugo
La banda sonora de Howard Shore pasa algo desapercibida. Puede decirse que es correcta pero no llama la atención en ningún momento ya sea por acierto o defecto. Acompaña sin más a una película que ya de por sí es empalagosamente emotiva y visual. Puede que la sobriedad en este caso termine siendo un acierto.

Y si tanto he ocupado en explicar lo bueno de esta historia, debería dedicarle unas cuantas líneas a repetir el motivo por el que no puedo ponerle un 10 a una peli que me encantaría recomendar. Pese a los valores individuales que tiene y a la magia en su mensaje, el conjunto es muy irregular. Por un lado el problema de los primeros minutos se hace insalvable. Tres cuartos de hora de trama imprecisa que no sabe muy bien hacia donde tirar. Cuando lo hace, cuesta volver al presente después de los magníficos flashbacks que nos enseñan un mundo increíble en el que preferiría que discurriese todo el metraje.

Una estación muy ajetreada
Otro problema es el público potencial. Debido a su tono amable y navideño, la película se ha vendido como un producto plenamente infantil. Yo he sido testigo de cómo los niños que abarrotaban la sala se han ido impacientando conforme transcurría una película sin acción, chistes o secundarios cómicos. No hay que engañarse, el tono es infantil pero la historia que cuenta no lo es para nada. Solo un adulto puede disfrutar de ella y solo uno con la mente lo suficientemente abierta puede dejar pasar el hecho de que sí, visualmente es un cuento de niños. Esa mezcla entre tono infantil pero falta de juguetes, hace que sea una película mucho más difícil de vender de lo que parece. Supongo que el problema es que Scorsese es un niño pero ha dirigido Taxi Driver.

Para terminar decir que solo oigo buenas críticas sobre el 3D de La Invención de Hugo pero, y mira que me fio de Scorsese, he vuelto a prescindir del suplemento económico y he preferido ver una película luminosa y plana a una con profundidad y oscura. Por lo demás, no puedo hacer otra cosa que recomendar esta película, con sus defectos incluidos, a todo aquel que quiera disfrutar del mejor truco de todos.
El cameo del director, una leyenda contando como se creó otra
Aquí el tráiler. A los que os gustó The Artist debéis darle una oportunidad a esta. Los que amáis de verdad el cine, id mañana y no tengáis en cuenta sus defectos, disfrutadla. Un 8'5.

2 comentarios:

  1. Hoy he visto esta peli y me ha gustado muchísimo. Coincido bastante con tu crítica aunque yo he disfrutado hasta al principio cuando no pasaba nada. París se ve tan bonito, y la estación es tan acogedora y el niño es tan entrañable...
    Creo que me estas metiendo el cine en vena.

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  2. Buenas Richarsson! mañana publicaré la mía, pero en líneas generales, estoy muy de acuerdo con tu reseña. Solo difiero en tu apunte de que al principio se hace cuesta arriba. Yo me he quedado hipnotizado por la capacidad descriptiva de Scorsese con herramientas que le son extrañas hasta el punto de que me parece lo mejor de la película. La historia...pues eso...un bonito homenaje, metáfora y símil, pero demasiado básica en su desarrollo. En mi opinión, vamos.

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