21/3/14

El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel)

El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel), una sobre herencias peligrosas, guerras acechantes y un niño con una manzana.

Gloria
Nueva cita con el mundo de Wes Anderson. Como viene siendo habitual con determinados directores, aviso que mi profusa admiración puede enturbiar mi juicio y convertir la siguiente reseña en un listado de piropos al cineasta. Pero oye, es lo que hay.

Con el escritor Stefan Zweig como fuente de inspiración y con Hugo Guinness como ayudante en la creación de la historia, el guión de Anderson nos lleva a la Europa de entreguerras. Allí viviremos en un lujoso hotel de montaña donde, tras la muerte de una acaudalada cliente, la herencia de la difunta pondrá patas arriba a familia y empleados del lugar. Especialmente su director, un tipo refinado pero severo, y un joven botones que intenta aprender de todo. Sicarios, pasteles, controles fronterizos, monasterios con teleféricos, persecuciones en esquís, organizaciones secretas de directores de hoteles y hasta una fuga de cárcel de las que hacen época, qué más queréis.

El reparto está formado por una veintena de las caras habituales en el mundo Anderson. Como todos están tan molones como siempre, ni los voy a nombrar. De los nuevos debo destacar a Ralph Fiennes y a Tony Revolori por ser los protagonistas. Ambos hacen un trabajo destacable, especialmente Fiennes al que llevaba años sin ver tan interesante y diferente. Aunque con menos papel, Saorise Ronan también se hace de querer. Y qué demonios, aunque solo salga unos segundos si no pongo a Bill Murray aquí no podría dormir tranquilo.

Cuando ir en ascensor era otra cosa
Artísticamente solo puedo insistir en que veáis El Gran Hotel Budapest. Es tan reiterativo como inevitable decir que Wes Anderson es uno de esos cineastas con firma propia. Con un sólo fotograma puedes reconocer que una película es suya. Incluye todos los clásicos de su cine, incidiendo especialmente en el uso de maquetas a las que esta vez les saca verdadero provecho. La fotografía es una delicia y el jugueteo que se trae con los cambios de la relación de aspecto, de panorámico a 4:3 según lo que cuente, es irresistible para los frikis de la imagen.

La mosca te vigila
Musicalmente parece que ha decidido prescindir del todo de Mark Mothersbaugh y se reafirma en el genial Alexandre Desplat. Esta es su tercera colaboración y ahora que Desplat a despuntado y se le puede oír prácticamente cada mes en algún film, nunca está tan inspirado como cuando pone música a las imágenes de Anderson.

En conclusión, fundamental para los seguidores acérrimos de su creador y una nueva oportunidad para inspirar a nuevos acólitos. Una preciosidad de película donde disfrutar relajadamente del aroma de la melancolía. Nunca había sido tan gratificante visitar el periodo de entreguerras.

El molar
Aquí el trailer. Si alguno anda despistado, que pinche en la crítica de Moonrise Kingdom para ver un listado con todas las pelis del director con mis notas, que son las buenas. Un 9.

1 comentario:

  1. Ciertamente la impronta de Wes Anderson empapa la película y de por si sin muchos efectos de guion te atrapa con su colorido, planos, fotografía y efectos visuales. Además, en esta película los actores elegidos llenan la pantalla e interpretan a la perfección la notas de estilo que caracterizan a Anderson. Para mi a esta película le falla que el climax generado deja una esperanza de final apoteósico que no se produce. Lo cual puede ser otra de las inconfundibles características de Anderson que a mí me joden.

    ResponderEliminar