Que suene el despertador a las 06:45 no es agradable. Que lo
haga porque te vas una semana a ver cine ya es otra historia pero, a quien
vamos a engañar, no es agradable. Agua fría y una sobredosis de ibuprofeno
después, me encuentro en un tren de Cercanías dirección Chamartín. Hay horas en
las que no apetece ni escuchar música pero aun así no me resisto a ponerme los
auriculares. Casi parecen una protección extra del exterior, una excusa para no
escuchar y parecer más imbécil si cabe.
Imagen random del tren |
En Chamartín cojo el tren con destino a Irún que me acercará
a San Sebastián. A estas alturas de la historia quiero destacar algo que
marcará mi viaje: mi medio soy yo. A los periodistas que leéis en revistas o
periódicos no sólo les han acreditado en el festival, como a un agradecido
servidor, si no que su medio, además de su justo sueldo, paga el viaje y las dietas.
A mi le lo paga Combo Duo Plus, que soy yo, un tipo tacaño y sin escrúpulos.
Por eso mi yo director ha empezado por pagar un viaje en tren buscando el más
barato y, por lo tanto, lento posible. Cuando encuentro mi asiento y pienso en
las siete horas y media que tengo por delante, no puedo evitar cagarme en el
servicio de recursos humanos de mi empresa, yo otra vez.
Foto que marcó mi viaje |
No sé ni como consigo despertar en San Sebastián y me bajo
aturdido. Al mareo y hambre se unen ahora un calor sofocante y el bajón del
ibuprofeno en mi cuerpo. Tras toparme con un río que lleva al mar y darme
cuenta de lo guay que es todo, me chuto un pollo de paracetamol que viene a ser el tabaco de
las drogas de farmacia: hará daño a largo plazo pero a corto no notas nada.
Tambaleante, llego a mi albergue, o al menos a la dirección que ponía en
internet que tenía mi albergue. Resulta que pese a llamarse Atalaya, en el
telefonillo pone simplemente Olga. Dubitativo durante varios minutos y pensando
ya en sentarme en la acera y ponerme a llorar, soy asaltado por una agradable e
inmensa bielorrusa que me dice que sí, que este es mi albergue, llama al
telefonillo y se vuelve por donde ha venido. Dudo por un momento sobre si lo
que acaba de pasar es una broma recurrente donostiarra o una señal divina y
subo hasta el segundo piso.
El río de San Sebastián me recibió amable |
En mi habitación hay dos literas, en una hay una australiana
meditabunda y una italiana muy simpática que me dice que no hay españoles por
la zona pero que muy bien todo. La otra tiene la cama de abajo ocupada por un
ser que respira con dificultad. Temeroso, me voy acercando con cautela y
descubro al mismísimo Jesucristo. Según la italiana, es otro australiano
surfero pero yo sé que no, que es de Palestina, judío e Hijo del Padre. El caso
es que el pobre está o muy enfermo o muy de resaca, así que dejo que piense en
el perdón y el amor al prójimo y huyo de mi comuna hippie para recoger mi
acreditación.
Fans de Denzel |
Ante el inevitable regreso al “””hogar”””, decido deambular un poco por la playa. Miro las estrellas, absorto ante la infinita magia del cosmos, de Carl Sagan, descubriendo que no soy nada, mucho menos alguien, y percibo una luz que viene a por mi. Es cálida y se acerca, me dejo llevar. ¿Será este mi fin? ¿estaré muriendo? ¿veré a mi compañero de litera ahí arriba y me juzgará por mis pecados? Pues no, pero casi. La luz era de una excavadora bastante molona que limpia las playas por la noche y casi me hace trizas. En ese momento decido enfrentarme a mis miedos y vuelvo al Atalaya/Olga.
Descubro que la italiana está dormida, la australiana ausente
y Jesucristo, omnipresente, mirándome desde su cama. Saludo con una genuflexión
y cojo mis cosas de aseo para descubrir que el baño no está mal, ni libre.
Vuelvo a entrar cuando sale un chico con cara de pocos amigos y genes irlandeses.
Al regresar a mi habitación, el Salvador a decidido apagar la luz así que lo paso
regular para subir a mi litera, portátil en mano y me pongo a escribir esto. Lo
colgaré cuando haga mañana las críticas de las películas pero decidme que esto no
es más interesante.
Muy bonito todo oye |
Ir a San Sebastián día 2: lo otro
Jo... me encanta, es como si fuera hace 6 años y eso.
ResponderEliminar¡Que bueno! me rio de los ocho apellidos vascos, Carmina....
ResponderEliminarescribe un guión que seguro que triunfas
EH GRASIE ESTO ES DIVERTIDO Y MEJOR QUE LEER DE PELIS QUE NO VOY A VER MUCHAS GRASIE LOKO AGUR
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