23/9/14

San Sebastián día 3: lo otro

Rápido, pincha en San Sebastián día 3: las películas que es donde querías ir, esto sólo son chorradas. Para los que leyeron las dos entregas anteriores, lo siento pero continúo. Hoy, un especial al que titulo:


El Hobbit de Peter Jackson

¡Maldita sea! Despierto entre sudores húmedos donostiarras para descubrir algo que se veía venir. No he querido pensar mucho estos días en la catástrofe que afronto pero así es, la cama de abajo está vacía y la mochila del dueño ha desaparecido. ¿Qué le habrá pasado? ¿habrá sido Judas? ¿tenía razón Nietzsche? El caso es que el Pescador de Almas nos ha dejado huérfanos en este relato y no sé si podré continuar. Me termino un zumo de naranja calentorro y me voy al currele.

Una Viaje Inesperado

Vuestra foto de la alfombra roja
Como tengo sesiones desde primera hora de la mañana, el día se presenta agotador. Freno un momento en la alfombra roja para hacer una foto, no sé qué tiene de interés pero todos me lo pedís así que aquí está. Sigo corriendo de un cine a otro hasta que, oh sorpresa, oh fortuna, me quedo sin batería en el móvil. No pasa nada porque tengo la de reserva pero claro, viene a ser como la del coche, apta hasta la próxima gasolinera. Sabiéndome incomunicado en breves minutos con el mundo que me rodea, pensad que además de la falta de batería ando escaso de comunicación social, no me queda otra que chocarme contra alguien que conozco y beber cerveza a tope para pasar el susto. Resulta que una amiga que anda por Bilbao decidió que interrumpiese mi carrera periodística no remunerada y aquí está, impidiéndome realizar mi voluntariado para con vosotros.

Y mira que yo insistí, que no, que la última, que esto no puede ser, que se hace de noche, que tendré que ver alguna película, que ya no veo nada, que ahora veo doble… Imposible, me trastocó la agenda y seguramente me esté inventando todo lo que escriba en las críticas de verdad. Puede que ni las escriba yo, seguro que se las he robado a Pumares que anda despistado en la sala de redacción buscando tinta para su pluma.

Frank Sinatra
Ya que sacamos el tema, sabed que Pumares es muy majo, ni grita ni nada cuando está entre los suyos. También es verdad que da como miedocosica y nadie le tose. A Boyero le pasa algo parecido y no sé si está escribiendo sobre el Festival pero que conste que por aquí no lo veo. Estará inventando en una piscina, fumando habanos, bebiendo cubatas y rodeado de mulatas contoneantes, maldito bon vivant. Imaginaos una fiesta organizada por nuestro Rat PackCarlos Boyero, Carlos Herrera Julio Iglesias. Existe. Magaluf.

Pero volvamos a lo mío que es mi blog y por una vez me toca a mí. Regreso desorientado y sediento tras unas cinco hora andando hasta la estación de autobuses tras acompañar a mi amiga. Su plan era quedarse a dormir aquí en el hueco de Jesucristo pero me opongo firmemente a que una atea mancille así el Santo Colchón. Por mis convicciones Católicas me encuentro ahora en esta situación de angustia, sin móvil y sin esperanza. De pronto, me topo con el Kursaal, epicentro del Festival, un edificio enorme e iluminado que mi vista había obviado durante kilómetros. Me engañan en la puerta cuando pregunto si hay algo interesante en ese momento y entro. Me encuentro a las 24:00 en una sala a oscuras con butacas sin reposacabezas para ver una película de Abel Ferrara sobre Pier Paolo Pasolini. Durante un momento pienso seriamente en asesinar al que me ha dejado entrar en el recinto pero enseguida me calmo.

La Desolación de Smaug

Dean Martin
Tras el percance, me arrastro como puedo hasta el ya deseado Atalaya/Olga/Olga’s Palace y subo por las escaleras, olvidando la existencia del ascensor, sin imaginar lo que me iba a encontrar aunque, de haberlo sabido, probablemente hubiese hecho lo mismo. Abro la puerta de mi habitación y me encuentro a un tipo en la cama de la australiana, una mochila en la de la italiana, la cama de Yisus vacía y UN SEÑOR EN MI CAMA. Cojo el cepillo de dientes, voy al baño, higienizo mis encías, vuelvo a la habitación y SIGUE UN SEÑOR EN MI CAMA. Me calmo un poco cuando veo que mi pijama de abuelo, que dejé encima de mi almohada, se la teleportado a la cama de abajo. Intento mirar mi día a día en el mundo con positividad así que decido heredar el lecho de Nuestro Señor y, con él, sus enchufes. No se está tan mal. O eso pienso hasta que oigo lo que tengo encima.

Eso no son ronquidos, eso es una enfermedad crítica que puede causar sordera y perturbar los complejos sistemas de vigilancia sísmica de Euskadi. He grabado algunos ejemplos de las variantes que ofrece, tantos como palos tiene el flamenco. Desde el clásico nasal profundo, al rasgado laríngeo, pasando por un gorgojeo demoníaco. Ahora lo tengo claro, el mal ha vencido, la luz ha dejado el albergue y Satanás duerme sobre mi cabeza. Al menos, nada podía ir peor.

La Batalla de los Cinco Ejércitos

Sammy Davis Jr.
Estoy escribiendo esto mientras no me creo lo que voy a tener que aguantar. Pensad en el día que llevo, desorientado, aislado, perdido, mareado y, ahora, con un subwoofer a un metro de mi cabeza. Es incesante, cambia pero no para. Nada tiene sentido, voy a morir aquí, en vela. Sé que nadie puede salvarme pero, entonces se abre la puerta.

Si esto fuese ficción ya os podéis imaginar quien volvería a salvarme de la bestia del Averno y recuperar lo que me corresponde por derecho. Pues casi pero no. Como esto es realidad, creo, el tipo que entra por la puerta resulta ser un joven altamente perjudicado por el alcohol. Veo como se pelea contra sus propios vaqueros, tropieza con mi mochila y vuelca la maleta del Maligno o del otro tipo silencioso de la litera contigua. De pronto desaparece, como llamado por una necesidad primigenia. Al volver tiene mejor color, la cara empapada y los ojos cerrados.

Decide que ya es hora de dejarse de tonterías y comienza es ascenso hacia su cama, que también es mala suerte que al borracho le toque la de arriba. Reconozco que durante los primeros diez segundo pienso que el mobiliario ganará el combate y el pobre etílico dormirá en el suelo pero, con valor, se afianza en el primero de los tres peldaños y poco a poco realiza su hazaña. La lucha ha sido de tal envergadura que el sonido de su litera despierta a la criatura que ruge sobre mi. Oigo como cambia de postura, temo por mi vida, imagino tentáculo lovecraftianos rodeándome y, de pronto, noto un ligero ronroneo. El dragón se ha dormido plácidamente y ahora ronca como un humano normal, suave, rítmico, relajante. El borracho me ha salvado. Mi héroe. Dejo el portátil. So$ qi3r0h.

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3 comentarios:

  1. jajajja durmiendo con la bestia

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  2. Jaja el final me lo he imaginado super chihiro.

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  3. oie loko. siento maso aver te avandonao, xo la resurresion me nesesita mas k tu. te mandao la bestia, es duro xo proteje. el protejera tus noxes, no le dejes serca del ahua. xoxo. nos vemos en las holas.

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