Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides)

Hoy he visto Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides), una de aventuras y acción con poca acción y sosas aventuras.

Otra más...

Cuarta parte de la saga de Jack Sparrow y primera con cambio de director y de rumbo argumental. De la fantasía, humor y dinamismo de Gore Verbinski, pasamos a la neblina del 3D, el humor forzado y la dejadez argumental absoluta de Rob Marshall. Esto ocurre si pones a un director de pelis lentas que ya nacen viejas a realizar una de peleas de piratas y combates en alta mar. Marshall, responsable de Chicago, Memorias de una Geisha y el truño de Nine, se carga todo lo bueno de una película que venía precedida por tres entretenidísimas partes. No puedo creerme ni que él mismo estuviese ilusionado por el proyecto más allá del incentivo monetario.

En esta ocasión, Jack Sparrow viaja a la fuente de la juventud en el barco de Barbanegra mientras es seducido por una antigua amante y perseguido por españoles e ingleses. Tiene que conseguir varios objetos antes de llegar y cuando lo hace, llega y ya está. Casi parece el argumento de un videojuego basado en la saga en el que te exponen claramente lo que tienes que conseguir y vas pasando por fases hasta que lo terminas.

Las escasas escenas de acción son, en su mayoría, a oscuras. Si a eso le sumas la claridad que restan las gafas de 3D consigues notar movimiento y ruido en penumbras vagamente alumbradas por antorchas. Los pocos momentos de choques de acero que pueden distinguirse son sosos o ya vistos en las anteriores.

Pe y Jo habando con I

Las escenas de dialogo se alargan hasta extremos absurdos. Hay una discusión sobre quién debe tirarse de un acantilado que dura literalmente cinco minutos de metraje para que finalmente ocurra lo que todo el mundo sabe desde el comienzo. A todo esto hay que sumarle que la química entre los protagonistas es absolutamente inexistente y, por si fuera poco, incluye un romance metido con calzador entre una sirena y un misionero que ni apetece ni conduce a ninguna parte.

Johnny Depp consigue lo imposible. Tras tres películas ocupando el papel de coprotagonista roba escenas, le toca ahora llevar él solo todo el peso argumental en el capítulo más flojo de la saga y, aun así, sigue gustando como el primer día. Su extraño pirata es en esta ocasión la única razón por la que debéis ver la película.

Evolución de Barbossa tras ser logopeda del rey

Geoffrey Rush vuelve a ser Barbossa y al igual que Depp su interpretación crece en matices y vitalidad. Ian McShane intenta como puede hacer de Barbanegra pero su personaje es tan inestable en el guión que no da ni miedo ni pena. Penélope Cruz es el gran desperdicio de la película ya que, pese a la importancia que tiene para ella trabajar en esta franquicia, su personaje es deslucido y desigual. A ratos es presentada como una valiente aventurera con un plan perfecto pero a mitad de la película se debe dar un golpe porque su personaje se vuelve subnormal y no se recupera hasta el final. A todo esto hay que añadir que la variedad de planos es escasa ya que debido a su embarazo solo sale en planos medios y primeros planos. Supongo que los pocos generales en los que aparece son los momentos de gloria de Mónica Cruz.

Kevin McNally repite en el papel de Gibbs, Keith Richards aparece de nuevo en un pequeño cameo, Richard Griffiths es el monarca inglés y Stephen Graham, Al Capone en Boardwalk Empire, es un nuevo colega de Sparrow. Astrid Berges-Frisbey y Sam Claflin son la sirenita y el misionero, los pastelitos de la peli. Mención especial merece Óscar Jaenada que sale unos segundillos pero con mucha gracia, mucha más de la que demuestra con Pilar Rubio en Piratas.

Eric y Ariel

Se echa en falta, además de las geniales escenas de acción de las anteriores, una buena historia. El MacGuffin está claro, la fuente de la juventud, el problema es que lo que deben hacen hasta dar con ella y cómo lo consiguen es una sucesión de escenas desganadas en las que todas parecen responder a la misma pauta: “…mm porque si”. El guión desperdicia además puntos interesantes de los que finalmente no saca provecho. La maldad de Barbanegra no es más que palabrería y sus piratas zombis no hacen absolutamente nada en toda la película. Hasta el personaje de Sparrow se desdibuja en algún momento al hacer que el desastroso pero afortunado pirata parezca en ocasiones un genio precavido que estudia todas sus acciones con matemática precisión. Por cierto para terminar un dato importante, Penélope Cruz NO se dobla a sí misma. Lo digo por que he oído eso en algunos medios y no es verdad, la actriz de doblaje es Isabel Valls y Ramón Canals dobla a Jaenada.

En conclusión, vedla a poder ser en 2D porque total, la mitad de la peli con gafas también está en este formato, y cuando salgáis quejaros mucho de que es peor que las anteriores. Por eso toda esta crítica tan negativa y aun así la nota no lo es tanto porque, bueno, es de piratas y sale Jack Sparrow ¡qué queréis!

Los dos que salvan la peli

Aquí el tráiler. Para los que penséis que puede que no me guste porque no sea fan de la saga, a Piratas del Caribe: La Maldición de la Perla Negra le pondría un 9’5, a Piratas del Caribe: El Cofre del Hombre Muerto un 7 y a Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo un 8’75. Si además sois fans de Monkey Island y os gustó La Isla de las Cabezas Cortadas, supongo que opinaréis lo mismo que yo. Un 6.