Hoy he visto
El Hobbit: Un Viaje Inesperado (The Hobbit: An Unexpected Journey), una de aventuras, fantasía y enanos,
muchos enanos.
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Yo me quedo con el cartel de Gandalf la verdad |
Es un poco difícil abordar la crítica de algo como esto. El
proyecto es tan inmenso que no sabría por donde empezar. Digamos que como
enamorado de la obra de
Tolkien por un lado y de
Peter Jackson por otro, esta
crítica se me puede ir de las manos.
Once años después del estreno de
El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo y tras una tortuosa lucha de derechos, problemas entre
productoras y baile de directores, nos llega esta aventura de la mano de los
mismos responsables de la anterior. Muchos nos quedamos con las ganas de probar
el enfoque que
Guillermo del Toro le daría a la Tierra Media, pero el gozo de
volver a casa de la mano de
Peter Jackson es algo inenarrable para los fikis
que ayer aplaudimos como locos cuando se apagaron las luces.
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Nos vamos de excursión |
La trama ya la conocéis todos. Por si hay algún despistado,
Bilbo Bolsón es un hobbit que vive sin preocupaciones en Bolsón Cerrado. Un buen día,
el liante de Gandalf le enrola en un grupo de trece enanos para recuperar una
montaña llena de oro custodiada por un dragón. El pequeño hobbit se descubrirá
mucho más útil de lo que él mismo se espera durante un viaje que le cambiará
para siempre y en el que se topará con elementos fundamentales para los tiempos
oscuros que vendrán. En serio, qué difícil es escribir esto sin sonar fanático.
Ian McKellen vuelve a estar absolutamente deslumbrante como
Galdalf. Más dicharachero, menos poderoso e igual de liante. No quiero ni pensar
qué sería de esta aventura sin
McKellen y qué sería de la versión en castellano
sin
Pepe Mediavilla.
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Dwalin y Balin contando chistes |
En cuanto a los enanos, para los que no os hayáis leído el
libro, de los trece solo son importantes cuatro y dos de ellos van en pareja.
Aquí se mantiene esa importancia y simplemente conceden algo de dialogo a
alguno que otro para que no se aburran. Thorin Escudo de Roble, el jefe del
grupo, está interpretado por
Richard Armitage que cumple sin más. Balin,
Ken Stott, es el que más se luce gracias a la relación de amistad que va creando
con el protagonista. Kili,
Aidan Turner, es el guapete y el que lanza flechas a
lo Légolas. Destacar también a
William Kircher,
Peter Hambleton y
Mark Hadlow,
Bifur, Gloin y Dori respectivamente, ya que son los encargados de dar vida a
los tres trolls.
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Fili, Kili, Dori, Nori y Bifur viendo jugar a los gigantes |
Andy Serkis vuelve a ser Gollum, el personaje más mimado de
la película. Y no es solo porque su escena sea posiblemente la mejor, si no
porque parece que la tecnología ha avanzado más rápido para él que para el
resto. Gollum es de carne y hueso. Sus texturas y movimientos han alcanzado un
nivel que vuelve a asombrar en esta era del CGI sobreexplotado. Por si fuese
poco, el bueno de
Serkis se ha encargado de dirigir la segunda unidad por lo
que mucho de lo que veamos en esta saga estará realizado por él.
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Bifur, Dwalin, Bofur y Oin tangando a Bilbo |
Los aspectos técnicos, maquillaje, vestuario, decorados y
localizaciones son tan absolutamente perfectos como cabría esperar. Los nuevos
orcos de un pequeño flashback sobre una guerra en Moria son simplemente
sublimes. La caracterización de los enanos, salvo Kili y Thorin que se quedan algo cortos, es
inmejorable.
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Gollum, Smeagol, Serkis y todos los demás |
La música de
Howard Shore es otra obra maestra. Con
reminiscencias a lo ya conocido, se centra en el tema principal donde casi se
puede oír a los enanos picando incesantemente en la oscuridad del corazón de
la montaña.
Pero basta, ya he dicho muchas cosas positivas. ¿estamos
ante otra película perfecta como la trilogía anterior? No amigos. Vamos a darle
cera que también es divertido.
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Bombur, Ori, Dori, Nori y Gloin, el señor padre de Gimli |
Recuerdo cuando muchos se quejaron de
El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey por tener cuatro o cinco finales. Pues bien, esta
película empieza con dos prólogos y un comienzo. El primero nos cuenta la buena
vida que se gastaban los enanos y cómo fueron expulsado por el dragón Smaug. Es
un inicio genial, es verdad, pero si se compara con el de la forja de los
anillos y la derrota de Sauron, pierde estrepitosamente. Esto es algo que se
repite durante toda la película, si caes en la tentación de comparar las
estructuras que se asemejan en los dos relatos, siempre pierde este. Incluso la simpleza de Moria me gusta más que el jaleo de los trasgos.
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Elrond intenta sacar tajada |
El problema de base es que
El Señor de los Anillos es una
gran novela épica y
El Hobbit es un cuento genial. Si intentas alargar y hacer
más profundo un relato que no da tanto de sí, te pasa esto. Entiendo que los
críticos que van al cine por trabajo y que esta temática les resbala, se
sientan aburridos cuando tras una hora aun no hemos conseguido emprender el
viaje. Tienen razón,
El Hobbit: Un Viaje Inesperado es lenta e irregular. Estira
tanto el chicle que hasta el menos enterado se darán cuenta de que lo que aquí
te han contado no debería durar más de dos horas.
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Radagast, vuelvete a Narnia |
Mientras que los cambios en la adaptación anterior respecto
a la novela consistían en cortar aquí y allá e inventarse algo para unir dos
recortes, aquí no solo se cuenta el libro sin saltarse un párrafo, si no que
los añadidos son puro relleno. Y ya tengo que hablar de Radagast, el mago de
los ericitos. No solo no aporta nada a la trama que no se pudiese solucionar de
otra forma, si no que le da un toque a lo
Narnia que no apetece nada. La escenita
del trineo y el momento bicho palo es lo más absurdo que el director de
Tu Madre se Ha Comido a mi Perro ha dirigido nunca. Radagast es a
Peter Jackson lo que Jar Jar Binks a
George Lucas.
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Bilbo hasta el gorro de tanto enano |
Otro de los cambios a peor es el uso del CGI. Uno de los
motivos que hizo que
El Señor de los Anillos fuese superior a competidores de
su tiempo, como la trilogía de precuelas de
Star Wars, fue la genial mezcla de efectos
digitales con verdaderos elementos de decorado, localizaciones y, sobre todo,
maquillaje. Está muy bien hecho el orco albino que persigue a Thorin y
compañía, pero en quince años será tecnología anticuada mientras que
seguiremos disfrutando al mismo nivel con los
Uruk-hai que se cargan a Bóromir.
Con los trasgos pasa lo mismo, creo que sería mucho mejor con gente disfrazada
que tanto CGI.
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Thorin Escudo de Roble viviendo su momento |
Siendo un poco más provinciano y quisquilloso, señalar que
en el doblaje en castellano me han chirriado un par de cosas. La más extraña es
la voz de Gollum, que según
eldoblaje.com vuelve a ser
Eduard Farelo, pero a mi
me suena muy diferente a la de hace una década. Bilbo tiene una voz demasiado
joven y creo que le quita cierta ironía que en los tráilers parecía tener
Martin Freeman. El
Rey Trasgo, una criatura desagradable con toneladas de
deformidad, tiene una voz absolutamente normal que te saca del bicho que estás
viendo. Y para terminar esta sección de quejas, y pese a que sí me gusta la
canción de lavar los platos, si has escuchado la
versión original de Misty Mountais, no podrás sentir nada con la versión en castellano.
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El orgullo de Chicote |
Llegados a este punto, y sabiendo que me dejo muchas cosas
en el tintero, debo frenar como sea que está quedando muy largo. Os invito
a quedar conmigo para compartir una pinta en una taberna y debatir sobre
Radagast, el Nigromante Slender, o ese rollito que se trae Galadriel con
Gandalf. De regalo os dejo los diez videos de “Diarios de Producción”,
subtitulados por cortesía de
elanillounico.com, que se ha ido sacando de la manga el bueno
de
Peter Jackson para hacernos la espera más entretenida.
En conclusión, una joya para los aficionados. Una película
tan larga y lenta como bonita y entretenida. Lo que ofrece es tan bueno que te
da igual saber que el cuento no daba para tanto.
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Acertijos en la oscuridad, capítulo al completo |
NOTA: como ya sabréis, esta película se ha rodado en 3D y a
48 fps. No he comentado nada porque he visto la versión en 2D pero supongo que
durante las próximas semanas repetiré para ver qué tal el invento de los 48
fotogramas y si descoloca tanto como dicen. Cuando esto ocurra añadiré un anexo
sobre el tema.