Hoy he visto
Barbara, una de intentar huir mientras
descubres cómo quedarte.
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Con la bici a cuestas |
En el mismo cartel de la película puede leerse “Después de
La Vida de los Otros”, una estrategia de marketing que entiendo pero que puede
conseguir el efecto contrario. Para empezar porque no ocurre después ni tiene nada que ver y porque la decepción es
inevitable si tienes en cuenta la película de
Florian Henckel von Donnersmarck, una obra mucho más
completa que deja a la pobre
Barbara como una hermana pequeña sosa cuando no es ni de la misma familia. Si simplemente se vendiesen como una
intima película alemana sobre una mujer en el lado oriental, las
expectativas no estropearían el resultado final.
La trama se centra en una doctora que vive a finales de los
70 en la Alemania soviética. Su petición de cambio a la parte occidental es
castigado con un traslado a un centro médico de provincias. Allí Bárbara
sobrevivirá mientras su pareja, al otro lado, prepara su huida. El problema es
que en el proceso ha empezado a encariñarse con un médico del lugar que no se
rinde ante la forzada indiferencia de la protagonista.
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Pasándolo malamente |
Nina Hoss aparece en cada plano de la película y hace un
trabajo excelente. Rígida y distante en un principio, sabe ir descubriendo poco
a poco lo que esconde su personaje bajo una fachada autoimpuesta para aguantar
sus últimos días al Este.
Ronald Zehrfeld le da la réplica de un modo algo
menos inspirado, es más, en ciertas escenas de la película parece más un muñeco
que un actor.
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El médico sosete |
Christian Petzold se hizo con el Oso de Plata al
Petzold, también guionista de la peli, no me parece algo digno de
elogio. La historia es mucho más simple de lo que pretende su trama desde el
primer momento, al final todo es lo que parece sin sorpresa alguna. El ritmo
lento que caracteriza al cine europeo más intimista se convierte en pesado y alargado a
la fuerza. Los cien minutos podrían resumirse en cincuenta sin perder un ápice
de la humanidad de los personajes o del fondo que
Petzold intenta plasmar.
mejor
director en la pasada Berlinale. Lejos de pretender corregir a los expertos, el
trabajo de
Lo que sí que está bien cuidado es una genial ambientación
que realmente hace pasar la película por una cinta alemana de la época. En ese
mismo escenario se podría haber sacado más jugo de la fuga de la joven
embarazada y los malvados agente de la Stasi, tramas secundarías que se van
difuminando según avanza la trama y la protagonista no se despega del
objetivo.
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Una de las tramas secundarias desaprovechadas |
Aquí el
tráiler. No es por insistir en la comparación pero
si no hacen los publicistas, habrá que advertir que no, esto no es
La Vida de los Otros. Aun así yo siempre me quedaré con
Uno, Dos, Tres, una de
las historias más divertidas sobre la frontera de las dos Alemanias. Un 6’5.
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