Un cartel muy indie para lo soso del producto |
La trama nos presenta a Steve Butler, un buen hombre que trabaja para
una compañía de gas natural comprando tierras a ingenuos granjeros. El truco
consiste en prometerles un buen pellizco ofreciendo mucho menos dinero del que
de verdad obtendrá la empresa. El protagonista es capaz de vivir con eso en su conciencia
pero cuando un ecologista empieza a explicar los problemas de la extracción,
Butler comenzará a replantearse si de verdad está ofreciendo algo positivo.
Ay mateo, en qué lios te metes |
Frances McDormand es una secundaria de excepción y Titus Welliver, Rosemarie DeWitt y el veterano Hal Holbrook completan un reparto
funcional.
El ecologista molón |
La lástima es que el tema que aborda, el problema del
fracking en Estados Unidos, es muy interesante y está de moda. Todo esto lo
conozco, como supongo que la mayoría de los que sepáis de qué hablo, gracias a
GasLand, un documental que en 2010 presentó esta polémica al mundo con un
envoltorio algo cutre. Pese a la pobre realización, llegó a estar nominado a
los Oscar gracias a su contenido y Tierra Prometida iba a ser la primera
película importante en abordar el tema. Pues bien, ahí se va a quedar.
Estoy de acuerdo. Promete y te quedas con ganas de haber visto algo mejor.
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