Un Été Brûlant (Un Verano Ardiente) (Un Été Brûlant)

Hoy he visto Un Été Brûlant (Un Verano Ardiente) (Un Été Brûlant) una de relaciones hipócritas que se rompen una y otra vez.

Me gustaría que se llamase "El Amor ¡Qué Lio!"

Philippe Garrel es uno de estos realizadores idolatrados en festivales como el de Venecia o Cannes pero sin demasiada fama fuera de estos circuitos. Su cine intimista y forzadamente profundo viaja entre lo lento y el tedio absoluto, algo que consigue con éxito en esta última obra.

La trama nos presenta a dos parejas, una formada por dos figurantes de cine y otra por un pintor elitista y una actriz que empieza a despuntar. Los recién enamorados extras deciden, porque sí, pasar todo un verano en la casa en Italia del pintor al que conocen por un amigo en común. Allí verán como la relación de los anfitriones se rompe y la suya es puesta a prueba.

El baile de la perdición

Jérôme Robart y Céline Sallette son los gorrones que vivirán meses de prestado. Louis Garrel y Monica Bellucci son los amantes en crisis. Garrel, hijo del director, defiende su rol de señorito acomodado con elegancia. Monica Bellucci es prácticamente el único motivo por el que podría recomendar esta película. Está espléndida en todos los sentidos.

Si soy tan duro es porque el cine tan de autor, ese que se cree por encima del negocio hasta pretender ser la representación más pura de arte, es a la vez el que suele olvidar incluir algún atractivo que haga posible disfrutar la película en algún sentido. En Un Été Brûlant (Un Verano Ardiente) ni la historia, los personajes o el tono mismo del director son originales, entretenidos o, simplemente, interesantes.

Una escena que ni viene ni va a ningún sitio

Aquí el tráiler. Toda mi puntuación es para Monica Bellucci que más que atractiva es necesaria. Un 3.