Hoy he visto
Antes del Anochecer (Before Midnight), una
sobre el amor tras el deseo, la idealización y el paso del tiempo.
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Ahora en Grecia, anda que no saben |
Para los que anden un poco perdidos, esto es una tercera
parte. En 1995
Richard Linklater dirigió
Antes de Amanecer, una película sobre
un estadounidense y una francesa que vivían una mágica jornada en Viena que les unía
para siempre justo antes de separarse. Nueve años después, los personajes
volvería a verse en París en
Antes del Atardecer, un encuentro hipnotizante que
terminaría de atar sus vidas aunque el espectador no tuviese la certeza de
ello. Pasados otros nueve años, tenemos la suerte de volver a toparnos con
Celine y Jesse, esta vez en Grecia, y descubrir como evoluciona su verborreica
relación.
Del romanticismo y pasión de la primera y la afilada pero
positiva segunda parte, pasamos a un capítulo aplastantemente realista.
Ethan Hawke y
Julie Delpy están, si es que era posible, aun más creíbles e
inspirados que en
Antes del Atardecer. El trabajo de los intérpretes junto con
el de
Linklater, todos guionistas de esta historia, ha sabido encontrar el
camino a seguir para engatusar a todos aquellos que están creciendo con estos
personajes o que se los van a encontrar en algún momento de sus vidas.
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Conversación pura y dura |
El problema de tratar el choque entre la pasión del
romanticismo puro y la monotonía del paso del tiempo, es que sus personajes se
conocen mejor. Por esto las conversaciones tienen que estar adornadas con
intervenciones de terceros o directamente centradas en su relación. Esto hace
que entren en escena personajes que podrían eliminar la originalidad que
permitía pensar en esta historia con solo dos únicos participantes.
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Con niñas de regalo |
Aun así a
Linklater no se le va la mano y convierte este
problema en algo interesante, al menos la mayoría de las veces. No me termina
de convencer la cena con diferentes comensales donde cada uno representa una
faceta temporal diferente del amor y el resultado es algo forzado. Por otro
lado, la inclusión al inicio del hijo, añade la faceta paternal y enriquece aun
más a los protagonistas.
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La discusión final |
Pero si hay algo acertado es el último tercio. Una discusión
en una habitación dónde se pone de manifiesto la verdadera crudeza y aplastante
veracidad de este cuento romántico que no pretende engañar a nadie. En ese
momento, el genio de
Linklater,
Hawke y
Delpy trabaja al máximo para regalarnos
una escena absolutamente magistral, compleja y punzante. Solo con el cambio de
escenario, un hermoso epílogo que funciona como metáfora de lo que supone esta
trilogía/saga, el espectador puede volver a respirar y pensar que, como en la
película, las situaciones amorosas más duras y reales pueden allanarse si te
queda algo de magia de ese primer encuentro.
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Hasta dentro de nueve años |
Aquí el
tráiler. Si tengo que comparar, siempre pensaré en
Lost in Translation cuando de relaciones fortuitas se trate pero, con este tercer
encuentro, la historia se hace mayor. Espero que en 2022 podamos seguir
disfrutando de este cine. Un 7’5.
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