Hoy he visto
La Gran Familia Española, una de reencuentros,
bodas y mundiales.
|
El título y la tipografía no le hacen ningún favor |
Los críticos fijaron su atención en
Daniel Sánchez Arévalo
desde su debut con
Azuloscurocasinegro. El público tardó un poco más pero el
éxito de
Primos le ha servido para ser uno de esos directores a los que seguir
la pista de cerca. Con el estreno de su cuarto trabajo, el director se afianza
en esa comedia con tanto trasfondo que está a punto de convertirse en drama,
esa que te hace pensar en lo que estás viendo hasta que desvía la atención con
una gracieta para quitarle hierro al asunto.
La trama nos sitúa en el día de la final del mundial en el que
España se sintió salir de la crisis. Ese es el día elegido por una joven pareja
para casarse y también el del padre del novio para ponerse regular y atrasar
momentáneamente el enlace. Así, con los invitados viendo el partido mientras
esperan que la boda continúe, somos testigos de los encuentros familiares que
ha propiciado la ceremonia y de los problemas que eso conlleva.
|
Mira que majos |
El trio de jóvenes protagonistas,
Patrick Criado,
Arantxa Martí y
Sandra Martín, resulta irregular. Los tres tienen momentos que
convencen plenamente pero a ratos sus diálogos parecen algo forzados. Una vez dado este pequeño palo, decir que una de las cualidades
que más destacan de
Sánchez Arévalo es su capacidad para sacar el mayor
rendimiento a sus interpretes y el exquisito gusto de su departamento de casting.
Gracias a esto volvemos a disfrutar de
Antonio de la Torre y
Quim Gutiérrez en
papeles interesantes que parecen escritos a su medida. A estas dos piezas
fundamentales se une esta vez
Roberto Álamo en la interpretación más
interesante de su carrera. El resto del reparto lo completan de manera
sobradamente efectiva
Verónica Echegui,
Héctor Colomé,
Miquel Fernández y la
divertida
Sandy Gilberte. Mención especial merece el casi cameo de
Raúl Arévalo
que con tres intervenciones y sin decir nada casi queda con la película.
|
Ese bodorrio guapo |
El tempo es más o menos regular y, aunque cuesta algo meterse
en faena, termina resultando fácil disfrutar de la historia. Parte de las
irregularidades se deben a varias elipsis musicales que aderezan el metraje.
Algunas están realmente conseguidas y llegan a recordar al
Wes Anderson más
inspirado. Otras no convencen debido a un montaje algo indeciso y alargado y a
la mala suerte de coincidir musicalmente con el tema de una compañía
telefónica. La secuencia clave, el clímax con
Iniesta como telón de fondo, es
una de las que falla y puede dejar algo cojo el resultado final.
Pese a estas pegas de crítico trasnochado, la película
resulta tremendamente entretenida y divertida y emotiva a partes iguales. Los
personajes están bien escritos y las diferentes historias son dignas de
conocer. Un placer volver a disfrutar de
Daniel Sánchez Arévalo y una alegría
reafirmar que vuelvo a esperar con ganas su siguiente trabajo.
|
De relax |
Aquí el
tráiler. No esperéis la comedia de fútbol que vende
su promoción pero si os gustó
Primos es difícil que esta no os convenza. 6’75.
No hay comentarios:
Publicar un comentario