17/5/14

Godzilla

Godzilla, una de humanos corriendo como vaca sin cencerro y de fondo, a lo lejos, algo fascinante.

Ánimalico
Segundo intento americano por sacarle partido a Gojira, el monstruo atómico japonés. Tras el fallido blockbuster de Emmerich en el 98, que no lo fue tanto de público como de crítica, muchos vimos en los vistosos trailers de esta nueva versión una posibilidad de redención. Se respetaba más al original y parecía que Legendary Pictures y Warner apostaban por un acercamiento más serio. La nolanización que todos los estudios buscan desde hace una década llegaba a la criatura de los Tōhō. Qué ganas y qué pena.

La trama nos cuenta cómo una central nuclear japonesa es arrasada por un supuesto terremoto. Uno de sus responsables, un americano, se obsesiona durante quince años y no para hasta dar con el secreto que el gobierno intentaba guardar. Desde ese momento todo se centra en su hijo, un soldado que salvará al mundo cuatro o cinco veces, las que hagan falta, en su carrera paralela a la de unos inmensos monstruos gigantes que se están zurrando.

Jesse, estás raro
Bryan Cranston con peluca es el científico y Aaron Taylor-Johnson su hijo. Sobre sus actuaciones no hablaré demasiado porque estoy tan acostumbrado a oír a Walter White en ingles que me es imposible saber si lo hace bien o mal con la agradable voz en español que le ha tocado. Sobre Kick-Ass ocurre lo mismo, sumándole a eso que su personaje se convirtió en mi tortura personal durante el metraje.

También aparecen otras figuras de primer nivel como Juliet BinocheKen Watanabe, Sally Hawkins o la siempre molona Elizabeth Olsen en su primer rol de mujer florero sin ningún tipo de aliciente. Ella espera al prota y mira al horizonte asustada.

Dando un paseo al atardecer
La música de Alexandre Desplat funciona en los chuescos títulos de crédito iniciales y en los coros pelpúnticos del trailer, obra y gracia de György Ligeti. A parte de eso, es tan plana y aburrida como el guión.

El elegido para dirigir todo esto es Gareth Edwards. Supongo que la culpable fue Monsters, película escrita y realizada por él que consiguió sorprender con cuatro duros y que incluía ideas muy interesantes. El problema de coger a alguien que viene de un cine de monstruos fuera de plano es que lo quiera seguir haciendo aun cuando tiene el presupuesto para sacarlos en pantalla. Si a eso le sumas que cuenta con una historia de Dave Callaham guionizada por Max Borenstein, el primero responsable de Doom y Los Mercenarios y el segundo de nada, el resultado es una peli de bicho gigante centrada en las peripecias de un soldado americano.

Lo que pasa en Las Vegas...
Entiendo y disfruto de las películas que hacen uso del género para contar algo terriblemente humano. Con la excusa del terror o la ciencia ficción, nos han llegado verdaderas joyas donde lo importante son los protagonistas. Que esto se intentase hacer con Godzilla no es del todo descabellado, el propio Ishirô Honda dirigió Japón bajo el Terror del Monstruo pensando más en la catástrofe atómica que en crear el Kaiju-eiga definitivo. El problema es que la excusa naturalista de esta nueva versión es pobre de solemnidad y los conflictos humanos están aun por debajo.

Un padre que quiere reunirse con su mujer e hijos y que a la vez va salvando el día. No podía ser más tópico, cutre y aburrido. Su relación no llega al espectador en ningún momento y es imposible empatizar con nadie. Sólo el personaje de Cranston se salva gracias a ocurrir en el primer acto, cuando aun nos tienen expectantes por lo que pensamos que vamos a ver y apetece esa presentación grandilocuente. El problema es cuando en el segundo no terminamos de despegarnos del niñato protagonista y en el tercero desesperamos buscando resquicios de grandeza.

A mi niño ni tocarlo
Y es que si realmente Godzilla decepciona por algo es porque, en su descalabro, tiene aciertos increíbles. El diseño del monstruo es tan poderoso como su rugido y su tratamiento, por fin un verdadero Dios Atómico que hace justicia a la leyenda. Incluye escenas sobrecogedoras como la del salto HALO o la primera aparición del bicho en zonas tropicales. Hay además varios momentos sumamente efectivos como el beso de los M.U.T.O. (cuidado que no se copiasen del final de Fisterra Mítica), el trozo de pelea que podemos ver en una esquina gracias a un noticiero, el recuerdo a Mothra y la recuperación del aliento nuclear, más brillante que nunca. El presupuesto, viendo el acabado de esos fragmentos, estaba a la altura de las circunstancias y por eso la sensación de oportunidad desaprovechada es incontenible. Debemos contentarnos con ver todo esto de una manera muy secundaria mientras nos tragamos las idas y venidas de una bomba y unos soldados que poco tienen de interesante. El Godzilla del 98 sería una mierda vale, pero la trama era igual de imbécil y veíamos más al bicho.

Y pese a todo, a muchos les ha gustado. Internet se ha llenado de disputas foreras entre el SI rotundo y el NO categórico. Parece que los que en su día no disfrutaron con Pacific Rim son los defensores de esta y viceversa. Yo, como paciliber, sólo espero que del Toro siga en sus trece y si hace la segunda parte de una peli de robots gigantes contra monstruos gigantes, los humanos vuelvan a ser simples secundarios.

Se ha quedado mala tarde
Aquí el trailer. Montruoso, The Host o incluso Extraterrestre, esas tres usaban también la ciencia ficción como simple excusa y funcionaban gracias a que el guión no lo escribieron siguiendo una plantilla de chorradas. Un 5.

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