Cartel chusquero |
La trama, ideada por el propio Blomkamp y Terri Tatchell, nos situa en un futuro cercano donde el índice de criminalidad en Johannesburgo ha bajado drásticamente. Los responsables son unos robots sumamente eficaces que ayudan a la policía. El creador de los mismo va más allá y experimenta con una verdadera inteligencia artificial consciente de sí misma, momento ideal para que unos criminales roben el invento y se hagan con un robot con ganas de aprender.
Puede que yo mismo me haya boicoteado y que el hecho de saber que la voz tras la máquina era la de Sharlto Copley no me permitiese ver sus bondades, pero la verdad es que no consigo disfrutar del prota de acero como debería. Cuando se supone que es bueno y adorable, lo veo aun más forzado que cuando pretende hacer gracietas convertido en un delincuente. No es un robot que vaya a permanecer en el recuerdo cinéfilo y, con las cualidades que supuestamente posee, lo tenía fácil.
El Chappie con un pincho |
Y ahora sí, vamos con el elemento que salva a la película de la catástrofe, al menos para una minúscula parte de la población. Los fans de Die Antwoord están de enhorabuena porque, aunque una vez más Blomkamp tampoco sabe aprovecharlos como debería, ellos se valen por sí solos. La presencia de Ninja y Yo-Landi Vi$$er bien merecerá el pago de la entrada a los seguidores del grupo de electro rap-rave sudafricano, la gloria afrikáans inunda el metraje cuando están en pantalla. Lo gracioso es que hacen de ellos mismos, más o menos. Sus personajes se llaman Ninja y Yo-Landi y vemos publicidad y elementos de Die Antwoord por todas partes. Cuando se montan en el coche o protagonizan una escena escuchamos su música, su casa es como los escenarios de sus videoclips y su ropa es la que llevan siempre, el metalenguaje que les han permitido hace que pueda recomendar esta cinta a cualquier seguidor del zef que se precie.
Yo-Landi molando fuerte |
En definitiva, Chappie es una película que incluye los elementos necesarios para que alguien más valiente hubiese hecho una gamberrada mejor. Un director moderno, potente y hortera podría haber sacado petróleo del prota y sus dos compinches, usando bien sus canciones y rematando las escenas buenas con un mejor uso de sus recursos para volverlas maravillosas. Para todo esto necesitamos a alguien con la envergadura de Michael Bay, el coco de John McTiernan y el gusto de Harmony Korine. Si existe alguien así, que coja a Ninja y Yo-Landi y haga una peli donde la villana sea Nicki Minaj y su general Till Lindemann. Todo transcurrirá en el futuro 1995, donde los ciborgs de una malvada corporación gubernamental asuelan a la raza humana. Sólo dos asesinos esquizofrénicos podrán plantar cara a las malvadas medio-máquinas en el mejor musical de todos los tiempos. Joder perdonad, se me ha ido. Pero apetece eh.
Hay un nuevo maki en Jo'burg |
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