17/5/15

Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road)

Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road), arena, queroseno y gloria, sed testigos.

Muy loco todo
Y treinta años después, el australiano que estableció las leyes del futuro apocalíptico del desierto y el combustible, vuelve para partirnos la cara con una lección de fuerza, clase y cine. Lo que ha logrado George Miller a sus setenta tacos tiene difícil comparación, un tipo que lleva quince años dando vueltas a esta peli, los últimos 5 luchando día a día con la manufactura de un productor raro, sin un lugar en el tiempo en el que existir ni dentro ni fuera de su historia. No es un remake, reboot o secuela del mismo modo que no es ni cine de acción actual ni aquel de los ochenta, esto es Mad Max: Furia en la carretera y nada más.

La trama nos devuelve a Max Rockatansky deambulando por un desierto fiero, perseguido por sus fantasmas del pasado y por una banda motorizada de bestias de la arena. En su obligada huída, conocerá a la Imperator Furiosa, una antigua sirviente del sistema que pretende desgarrarlo con una estampida imposible que levantará todo el polvo necesario. Delante el horizonte implacable, detrás Immortan Joe y todo su ejercito, el destino de Max y Furiosa no tiene buena pinta así que pisan a fondo y escupen gasolina para saciar al motor.

Tom Hardy sustituye a Mel Gibson, que se bajó del proyecto en las primeras conversaciones allá por los 2000, y ofrece un Max duro, más atormentado y obligado, una vez más, a ayudar a los que se cruzan en su camino de lobo solitario. Y lo mejor de todo es que no es mas que el apoyo, el instrumento que utiliza la verdadera protagonista de este capítulo, una Charlize Theron poderosa que se implicó en el título desde el inicio y que ha conseguido ser la reina que necesitaba esta cabalgata polvorienta.

Con malos como estos...
Pero no terminaría de funcionar sin un villano a la altura y, por suerte, la figura que representa Hugh Keays-Byrne es tan grande como la parafernalia que le rodea. Nicholas Hoult y sus compañeros adeptos son los fantasmagóricos recuerdos atroces hechos carne, armados hasta los dientes y dispuestos a entrar en modo berzerker en cualquier momento para abrazar su personal valhalla.

Este mundo está completo, cada rincón está sobrecargado de detalles y no queda un apartado que pulir. El diseño de producción, vestuario, maquillaje y demás apartados manuales, es para aplaudir hasta el dolor. Los vehículos son el sueño de cualquier niño hasta arriba de azúcar, los personajes son un buen mal viaje de un asiduo al Burning Man y la inclusión del CGI como elemento embellecedor y no estructural, es la gloria que todos buscábamos.

Bonito adorno delantero
Y es que por supuesto que hay mucho efecto digital, sería imposible lo que nos han ofrecido sin su uso, pero el notar que cada vehículo ha sido construido y está siendo conducido por un especialista, que hay auténticos profesionales jugándose el cuello en pértigas que desafían la gravedad, y que todo se une en armonía con lo que se entiende que no puede haberse rodado, es puro gozo. Miller nos manda de vuelta al viejo cine de acción real y lo exprime con las posibilidades del actual, el resultado es un monstruo imparable creado por una vieja institución australiana de la que nadie esperaba nada demasiado potente a estas alturas. Más allá del Ozploitation, esto puede marcar las pautas de una futura vía de narración, otra vez.

En cuanto al ritmo, es difícil de explicar. Resumiendo mucho, podría decirse que si dura 120 minutos, unos 105 son persecución salvaje. Si hubiese sabido esto de antemano y desconociese los detalles de su tortuosa producción, mis expectativas al entrar en la sala serían mucho más bajas de las que generaron ese primer trailer que nos dejó muertos. Como con un Transformers cualquiera o incluso como la maltratada Vengadores: La era de Ultrón, la necesidad de acción sin freno se debe más a las imposiciones ruidosas de la moda o el Estudio del momento, que a lo que pide la propia película. Todo esto unido a cámaras que buscan en el traqueteo más acción y al abuso del ordenador, hace que las quejas superen a las alabanzas en productos que pretenden ofrecer barullo sin descanso. En Mad Max: Furia en la carretera no ocurre nada de eso, aquí la fotografía está cuidada, la imagen se mueve lo que tiene que moverse y las coreografías están pensadas al milímetro. La acción sin tregua forma parte del propio argumento y es su condición de persecución continua lo que hace que todo aquí sea diferente y funcione. Si le sumas el precioso tratamiento de la imagen en naranja y azul, bendita noche americana, el resultado es casi lo opuesto a lo que se está haciendo con el género en la última década.

La peñita del lugar
En definitiva, un tortazo del maestro Miller a todo aquel que no confiaba en su renacimiento. Una nueva muestra de que en ese continente todo es muy diferente, el cine aussie puede maravillarnos cuando menos te lo esperas. Acción death metal, guitarrista incluido.

Y como parece que habrá más episodios, está gustando a todo el mundo y Hardy ha comentado que se vendió por hasta tres pelis más, no he podido evitarlo y toca repaso con mis notas de lo que conforma este mundo hasta el momento.

1979 Mad Max, salvajes de autopista (Mad Max) 7'5
1981 Mad Max 2, el guerrero de la carretera (Mad Max 2: The Road Warrior) 8'5
1985 Mad Max, más allá de la cúpula del trueno (Mad Max Beyond Thunderdome) 7'0
2015 Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road) 9'0

Lo de este tío
Aquí el trailer. Imagina que Terry Gilliam se queda dormido tras leer un número de Heavy Metal, con el Fallout 3 aun en la consola y en una habitación presidida por un cuadro de El Bosco. Un 9.

1 comentario:

  1. sisisisissi le he subido la nota. Este Halloween voy vestido de Nicholas Hoult, pero con spandex.

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