Jaleo en la ciudad |
Incluye varias jugarretas técnicas interesantes y complejas que contrastan con su sencilla propuesta: un banquero descubre que tiene una bomba en el coche en el que va con sus hijos y estallará si alguno baja del vehículo. El chantajista, vía móvil, pedirá el dinero correspondiente y se irán tensando las cuerdas según intervengas las fuerzas del orden, empeñadas en hacer mal su trabajo.
La cinta tiene de todo, bueno y malo. En el lado positivo está el implacable Luis Tosar, dispuesto a defenderse en cualquier situación, por peliaguda que sea. Parece el único empeñado en salir con vida en la ficción y con honores en la producción. Destaca además un pretencioso plano secuencia, bien ejecutado pero rematado en exceso, como todo en El desconocido.
Y es que en cuanto a lo negativo, la avalancha de concesiones que el espectador debe ir haciendo con respecto al guión es agotadora. Una cosa es disfrutar de una cinta de acción olvidándonos de la verosimilitud, cosa que hago encantado, y otra es que interpretes tus propias reglas como quieras e incluyas personajes estúpidos hasta el dolor, sólo solucionar algo que no has sabido escribir de otra manera. Los defectos del cine adrenalítico norteamericano ha sabido calcarlos, los aciertos no tanto.
Cumple, pero no llega a ningún sitio, una pena que con lo que se podría hacer deje esa sensación de niños pequeños jugando a hacer de mayores.
Tosar muy mosqueado |
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