Ya oigo el motor de una avioneta |
La esencia de Charles M. Schulz, Peanuts para los amigos, ha sido respetada escrupulosamente por Steve Marino, director de esta joyita animada que, pese a ser de lo mejor del año, no destacará por su falta de innovación. Ni falta que hace.
El lavado de cara visual tiene el mismo estilo y gusto que lo narrado, con toda la colección de personajes que ya conocemos, baile random de instituto incluido.
Un placer para todo adulto que recuerde con cariño este mundo, y para cualquier enano que se siente a su lado.
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