-----------------------------------------------------------------------------------------------
Josh C. Waller nus cuenta como una fotógrafa de guerra viaja a Colombia para hacer un reportaje sobre el penúltimo salvador de la región. Resulta ser un tipo tan oscuro como parecía y, una vez descubierto el pastel, lo que nos queda es un buen rato de huída selvática, una especia de 'Depredador' donde Vigalondo es el predator y la tarantiniana Zoë Bell es el Chuache.
Sólo por tener ahí al de Cabezón de la Sal haciendo de una especie de Willy Toledo venido arriba, a mí ya me vale. Además las pelis de selva ganan puntos por sí solas.
Otra cosa es que esté de acuerdo con mis compañeros cuando señalan la deficiencia de una fotografía a oscuras que casi parece en blanco y negro, la poca credibilidad de la pobre Bell o lo forzado que está todo el asunto de "la espiral", pero joder, no está mal, dejadme en paz.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
Las risas en la sala no estaban buscadas por su director, pero en el tercer arco de la película fueron incesantes, especialmente con la aparición estelar de Bitelchús.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
John Landis subió al escenario a presentar su obra entre aplausos de los que esperábamos ansiosos ese viaje a la campiña que termina regular, la inevitable relación enfermera/paciente y esa locura final con accidente múltiple incluido.
No sólo no ha envejecido mal, si no que tiene esa textura de la edad que hace que aquel pub donde odian a los forasteros sea más atrayente que nunca.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
Clayton Cogswell y su grupo de protagonistas asistieron emocionados al primer pase de su película y, a juzgar por lo oído en la sala, todos terminamos tan entusiasmados como ellos.
La película es una gamberrada donde se juega con perdedores que intentan sobrevivir en su pueblo contando una historia de vampiros que, cómo no, termina haciéndose verdad. La celeridad de sus 80 minutos permiten contar muchas cosas en poco tiempo y disfrutando del camino, sin olvidarse de ningún ingrediente fundamental en este tipo de películas. Una comedia a recomendar, especialmente si es con un buen grupo de desalmados y algo de piki piki.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
Y se acabó, queda un día más y la propina, al menos hoy nos vamos muy contentos a la cama con el cierre doble en alto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario