Esta es la quinta película de Elliott Lester pero lo ha disimulado muy bien. Sus actuaciones, fotografía y ritmo, huelen a primera película de un debutante que se rendirá tras un par de fracasos más.
Tanto es así que ahora mismo, de las treinta y cinco película que he visto con Arnold Schwarzenegger, puedo situarla la trigésimo quinta posición sin ningún problema. Bien visto, eso también tiene su mérito, digo yo.
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