Entró en la lista de películas que podría degustar en el pasado Festival de San Sebastián por su título, y se quedó porque venía bien con el horario. El ansia de sumar una muesca más me hizo apostar por un documental argentino sobre su voraz apetito cárnico y, como en las buenas historias, terminó convirtiéndose en uno de los mayores aciertos del año.
Mariano Cohn y Gastón Duprat, los directores, juegan a mostrarnos la obsesión de un país con la carne de vaca usando una fotografía cuidada y artie, como si el mismísimo Alrich Seidl hubiese intentado hacer una versión bonaerense, bienintencionada y gastronómica de 'Im Keller’.
Mordaz, sugerente y ácida, este documental se termina convirtiendo en un divertido y cariñoso homenaje crítico a todo lo que trata.
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