Hoy he visto
El Mundo Según Barney (Barney’s Version), una de judíos, bodas, impulsos y Montecristos.
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El cartel puede no atraer demasiado |
Debéis daros el gusto de ver esta película. Dirigida por
Richard J. Lewis, más acostumbrado a la realización de series de televisión, está basada en la novela homónima de
Mordecai Richler. Con un montaje ágil y dinámico que nos lleva a diferentes momentos de la vida del protagonista,
Lewis nos va mostrando las diferentes piezas de un puzle que engancha desde el principio y sorprende con un exquisito giro final.
El argumento trata sobre los altibajos en la vida de Barney Panofsky, un productor de televisión de éxito que no termina de estar cómodo consigo mismo nunca. Barney es buena persona pero prefiere disimularlo. Tras su tercer matrimonio, ve cómo una novela destapa aspectos ocultos de su vida y remueve los momentos más turbios como la misteriosa desaparición de su mejor amigo. El libro está escrito por el policía que llevó el caso y que pese a no encontrar pruebas sigue culpando a Barney de asesinar y ocultar a su compañero. Con todo esto como punto de partida, empezamos a ver la versión del protagonista.
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Primera boda, con bombo |
Asistimos a su primera e impulsiva unión, para después ver como se enamora de su tercera y verdadera media naranja durante la boda con su segunda mujer. Su búsqueda de la felicidad parece colmada cuando se casa con la mujer que realmente ama y tiene una familia a la que quiere. Pero Barney se complica a sí mismo una y otra vez y nunca se permite ser feliz del todo. Su padre, un exagerado policía retirado, le sirve de apoyo en los momentos más tensos pero realmente es igual de desastre que su hijo y no siempre termina saliendo todo como esperan. La relación con sus hijos y el final que poco a poco acelera su paso, completan una trama tierna, divertida y a ratos algo dura. Pero Barney sigue adelante como puede y es un placer escuchar su versión.
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Giamatti viendo los Osca |
Paul Giamatti realiza una interpretación absolutamente sublime. Le valió el
Globo de Oro y no termino de entender cómo no estuvo nominado al
Oscar. La película es suya, se hace tu amigo según va pasando su vida y le echas de menos cuando sales del cine. El fabuloso maquillaje ayuda a ver como evoluciona su personaje y como su carácter va madurando hasta obtener el tono agrio que le da el toque final. Su Barney es la culminación de la frescura y colegueo de
Entre Copas y el cómico patetismo de
American Splendor.
Si me tengo que quedar con una escena, aparte de todas en las que salen juntos padre e hijo, destacaría la última del restaurante donde vemos como Barney ha ido cambiando. No puedo decir más porque quiero que disfrutéis como yo de esta historia sin spoilers.
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El maquillaje es increible |
Aquí tenéis el
tráiler. Recomendada si queréis ver una versión de
Annie Hall sin la verborrea de
Allen pero con el mismo encanto. Un 8’5.
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