31/5/15

Nocturna 2015, día 6: el doctor Gruber y la indigesta salchicha del presidente Alan Moore

Última jornada maratoniana de esta tercera edición de Nocturna. Es verdad que queda un día más con las proyecciones de la petarda Strange Blood, la olvidable Suburban Gothic y la, menos mal, absolutamente sublime Dentro del laberinto, pero como las dos primeras no dan para mucho y la tercera no merece una reseña chapucera de tipo hastiado tras días de festival, me lo voy a ahorrar.

Sería justo repasar las sesiones disfrutadas antes de la accidentada ceremonia de clausura. Como quiero ser honesto no hablaré de Terminus, el telefilm que nos clavaron en la sala 1 y que, esta vez sí, me obligó a dormir para intentar acortar el suplicio. En la proyección paralela corrieron una suerte similar con Monsters: Dark Continent, secuela de Monsters, ópera prima de Garteh Edwards donde ya demostraba que lo suyo era enseñar poco al monstruo. El caso es que la primera parte no estaba mal, no salían bichos pero las localizaciones y la realización daban el pego. Ahora el encargo ha caído en manos del principiante Tom Green y el resultado es catastrófico. Aquí SÓLO hay conflicto personal y es un CHURRO. La trama nos lleva a Oriente Medio donde militares americanos están bombardeando monstruos y, de paso, masacrando a la población. Toda la película consiste en planos de los protagonistas atormentados, pensado si lo que hacen está bien mientras suena música ambiental de biblioteca de sonidos. Lo más duro es que el trailer vende esto como un mata marcianos y os prometo que, esos dos minutos de imágenes, son los únicos que veréis en pantalla de acción alienígena. Una pena que aun nos quieran colar truños así como estudios fundamentales de la psicología del ser humano.

Para pasar el mal sabor de boca, la elección siguiente la hice con el corazón y aposté por el homenaje. Así asistí a la entrega del premio Maestro del Fantástico a Álex de la Iglesia y a la proyección de la redonda El día de la bestia. La película no es que esté envejeciendo bien, es que está ganando con los años. Más salvaje que nunca, el padre Berriatúa sigue luchando contra el diablo con la ayuda de el profesor Cavan y el satánico de Carabanchel. Una joya del cine de terror, potente, inteligente y divertida, llena de planos que son ya iconos culturales. El clip de homenaje a Álex Angulo que acompañó la cinta es otro de esos detalles que hace que nos quitemos el sombrero ante la organización de este festival, formada por verdaderos amantes de lo que nos están ofreciendo.

Esto hay que recordarlo cuando ocurren cosas como la que vienen a continuación. Y es que quedarte sin una peli es mala suerte, pero que ocurra con la de clausura es otra historia. Tras la rápida presentación de los premios, y que siga siendo así, comenzó Big Game, la cinta finlandesa del director de Rare Exports: Un Cuento Gamberro de Navidad elegida para cerrar esta semana de fantaterror. Todo parecía funcionar, la trama avanzaba mostrando una historieta curiosa, con un niño cazador y el presidente de los Estados Unidos en apuros y, casi a los cuarenta minutos, todo se para. Gritos en la sala, nadie en cabina. Encienden las luces y se ve movimiento en los pasillos. La gente aplaude contenta y las culpas recaen rápidamente en Cthulhu. Tras cinco minutos de tensión, vuelven las imágenes, pero de un momento de la trama más avanzado y, mientras muchos de los presentes se desgañitan chillando spoiler, alguien consigue quitar la película de nuevo. Más tensión, mas gritos, una señora me muerde la pierna. Bueno eso no pero imaginad qué risa. La sala estaba empezando a convertirse en la de Demons cuando la cinta vuelve a intentarlo pero, otra vez, con una secuencia que entendemos alejada a la que había empezado el problema. Las puertas del Palafox se abren y entran unos punkis que arrancan las butacas y construyen una barricada mientras cantan aquello de Do you hear the people sing, singing the song of angry men. Justo cuando están a punto de comerse el primer cadáver ante lo que suponen una supervivencia a la desesperada, Big Game vuelve a intentarlo y empieza un par de minutos antes de donde nos había dejado. Se masca la tragedia, el momento se acerca, el presidente Alan Moore, interpretado por Samuel L. Jackson, muerde una salchicha y, horror. El archivo está corrupto, la peli de clausura rota y un compungido Sergio Molina aparece para pedir disculpas, ofrecer reembolsos a los afectados y desalojar la sala.

Creíamos que una cagada similar sería recordada por siglos, que el término "hacer un Big Game" sería habitual entre los amantes del género pero, qué equivocados estábamos. Quedaba una sesión más, un pase old school para los más enfermos del lugar que haría que olvidásemos lo sucedido anteriormente, y así fue. Comenzó la freak Re-Animator, cinta donde Stuart Gordon juguetea con un relato de Lovecraft y un líquido verde. Desde que empezó ya hubo problemas con el formato, demasiado apaisado, convirtiendo a la oronda primera actriz que aparece en algo desproporcionado. También fue raro oír las voces en español, pero no era el momento de quejarse y el doblaje, hay que reconocerlo, es la risa. La mujer pide que los dos tipos que vienen en su ayuda se den prisa, llama a gritos al Dr. GruberGrubar en español, que parece no abrir su puerta. Los que venían corriendo derriban la puerta BOOOM, la proyección se va a la mierda. Segundo intento, deprisa, Dr. Gruber, protazo, vemos un poco más, llega la frase mítica de la reanimación y: a negro. Tercer intento, la gente empieza a corear el deprisa, el Dr. Gruber y las pocas frases de diálogo que nos estás dejando ver y nada, se vuelve a cortar. Un cuarto de hora después y con varios inicios desafortunados que convirtieron al Dr. Gruber en el héroe que todos necesitamos, apareció Luis Rosales, micrófono en ristre, para contarnos una vieja maldición que se extendía sobre los Palafox y que impedía que ese día funcionase nada. Fue decir eso y la peli arrancó, la gente llamó al Dr. Gruber una vez más y disfrutamos de esa locura de historia en la que las cabezas hacen cosas malas.

30/5/15

Nocturna 2015, día 5: licántropos íberos, demonios itálicos, locos aussies y conejitos finlandeses

Quinta jornada de cine para mis ojos cansados. La cantidad de sesiones, el escaso reposo y los litros de sangre, pueden hacer que empiece a desvariar muy fuerte. Si no se me entiende al escribir o me pierdo en reiteraciones poéticas de parvulario, lo siento profundamente, soy sólo un despojo de lo que fui, un ridículo saco de vísceras que teclea, no sin dificultad, sus propios recuerdos. Un hombre en busca de su destino, forjado en una taquilla y anclado en una butaca mientras desespera en su camino hacia el título definitivo, el sancta sanctorum del terror, la peli del festi. Joder, en serio, perdonad.

La primera sesión a la que acudí fue al hueco obligado cada año para recordad al Spanish Horror en general, y a la figura de Paul Naschy en particular. En esta edición le tocó el turno a uno de los pilares del género, La noche de Walpurgis, la imprescindible obra de León Klimovsky donde Naschy se apodera de la pantalla para no volver a soltarla nunca. Disfrutar a lo grande y en una sala llena de fans de este título es maravilloso. Allí estaban de nuevo esas dos amigas que recorren Francia buscando la tumba de Wandesa Dárvula de Nadasdy, el desdichado inspector Marcel y, sobre todo, el inquietante Waldemar Daninsky. Es curioso descubrir cómo los mayores defensores de esta historia de nuestro cine, tan fundamental como tapada, saben tratar la cinta como deben y ríen ante sus defectos, recordad que hablamos de una peli española de bajo presupuesto de 1971, tan fuerte como aplauden a cada uno de sus responsables. Allí presente estaba José Antonio Pérez Giner, uno de los homenajeados por el festival este año, que hizo un esfuerzo memorable para decir unas palabra luchando contra la edad y la enfermedad. Su intervención fue coronada por una de las ovaciones más sentidas y largas que se han vivido en estos tres años de merecidos reconocimientos.

En la misma sesión, para empezar bien el día con un doble a pecho descubierto, pudimos ver Queridos monstruos, documental firmado por los hermanos Prada que, siguiendo la línea que marcó el año pasado ¡Zarpazos! Un viaje por el Spanish Horror, pretende descubrir, o al menos dejar constancia, de quiénes fueron y qué hicieron esas personas que son mitos en los pasillos del Palafox durante esta semana. Lo cierto es que esta recopilación de monólogos de hora y cuarto vale únicamente por el testimonio de algunos de sus participantes. De producción y montaje simple, e incluso equivocado, es una pena que presente de un modo tan pobre el relato de los que por allí aparecen, algunos por última vez. Ver a Jesús Franco soltando machadas es un placer, pero en un plano con los cojines de su casa y con un vacío a la izquierda con unos interruptores de la luz, no. Y así todo, planos únicos, estáticos, en el primer hueco con un asiento, sin importar lo que aparece en la imagen y con una edición donde sobran repeticiones en exceso. Tampoco entiendo la mamarrachada que le toca hacer al pobre José Lifante como epílogo pero en fin, si te gusta el tema y quieres oír a Eugenio Martín hablando de lo flojo que era Peter Cushing, a Ángel Agudo demostrando que es a quien hay que acudir para esto o a Lina Romay quedándose con todos, tienes que verla. Eso sí, la imprescindible sigue siendo El hombre que vio llorar a Frankenstein.

Y mientras ocurría todo esto, en la sala principal se proyectaba México Bárbaro, proyecto formado por ocho capítulos de ocho directores que pretenden hacer terror partiendo de sus tradiciones y mitos. Ví esta en Sitges, en una maratón que comenzó a la una de la madrugada con V/H/S: Viral y The ABCs of Death 2. Digo esto para que os pongáis en situación y para advertir que, por lo que llevaba encima, el cuerpo y la mente no estaban para disfrutar demasiado. Empezar una última peli a las 05:15 es duro, pero eso no quita que, veas como veas este invento, resulte bastante fallido. Puedo salvar uno se sus segmentos, La cosa más preciada de Isaac Ezban, por macarra y divertido, y otros dos con reservas. El resto son demasiado pretenciosos y caseros, una dupla de adjetivos que hace llorar a los niños buenos. Se echa de menos algo realemnte bárbaro y más mexicano, no sólo del ángel de la muerte vive su cultura y aquí parece que se olvidan. Uno de los episodios de la nombrada V/H/S: Viral, que ahí resulta de los más flojos, podría encajar aquí por localizarse en Tijuana y sería el más interesante. Buen intento, se agradece el esfuerzo, pero no. Dejarse llevar pendejos.

El día del homenaje no había terminado y llegó el momento de volver a la sala 1 para ver a Lamberto Bava recoger su Maestro del fantástico. Tras un escueto gracias, no todo el mundo puede ser Robert Englund, dio comienzo Demons, la cinta de 1985 escogida para rememorar su trabajo. Con Dario Argento a la cabeza de la producción, Bava consiguió aquí su mejor trabajo, al que los años y la nostalgia por la macarrada ochentera y los efectos prácticos ha sentado de maravilla. La increíble compilación de temas del momento para la banda sonora y el desfase argumental, hicieron las delicias de los asistentes ante este título que se recordaba grande, pero no tanto. Qué lujo ver esto en una sala, con altavoces enormes donde oír a lo bestia su musicote y locos aplaudiendo cada chorretón de sangre y pota verde. Es imposible que algo pueda molar más que conducir una moto con la chica de paquete, cortando cabezas a demonios con una katana, haciendo piruetas entre las butacas de un cine y con Fast As A Shark sonando a todo trapo.

Tras el subidón de spaghetti maldito, tocaba volver a las secciones a competición. Lo hice con ganas ante lo que pensaba que sería Charlie's Farm, y es que como no me estoy informando, así me va. Sólo sabía que era australiana y que había psicokiller, así que pensé en Wolf Creek y la elegí muy contento. Es cierto que deja con buen sabor de boca, se suelta en los últimos veinte minutos y, ahí sí, da lo que quieres de un aussie violento y descerebrado. El problema es que hasta llegar a ese punto, tenemos una presentación de una hora lenta y bajonera que no es si no la enésima revisión random de La matanza de Texas. Además hay que aguantar a Tara Reid haciendo de scream queen de veinte años, los que tenía hace la mitad de su edad. Es una pena que se desperdicie con esos dos primeros tercios un villano tan convincente como el que ofrece al final, desproporcionadas armas blancas incluidas, y con un aire al prota peludo de Harry y los Henderson.

En ese momento yo ya no podía más, era muy tarde y lo sensato era tirar para casa. Cuando abrí los ojos, estaba otra vez en una butaca, atado de pies y manos y con la vista centrada en la pantalla. No sé quien me está torturando, pero esta última fue a traición. Bunny the Killer Thing era la apuesta gamberra, última en ser presentada en su sección Madness y tan capaz de ser un truño infumable como la explosión de risas que necesitaba la jornada. Tras su proyección, digamos que la pugna entre esas dos posibilidades quedó en tablas. Hago la media con don únicos datos: oí muchas risas y a mi me pareció un petardo. La repetición de gags, la falta de explicación argumental alguna y las escenas alargadas sin contenido, hicieron una pasta espesa con mis ganas de volver al hogar y consiguieron que todo se hiciese muy cuesta arriba. Que sí, que es la locura por la locura, pero si decides contarme lo que ocurre, te quedas con una de tus tres ideas para el malo y utilizas a tus personajes, puedes hacer un producto aun más surrealista y, a la vez, disfrutable. La trama trata sobre uno que se convierte en un conejo humano que hace el helicóptero con la chorra y repite insistentemente la palabra pussy. Unos amigos que andan por ahí de fiesta tienen que correr o ser devorados y violados por la criatura. Y luego hay unas subtramas que no entendí, chistes sobre personajes finlandeses que no conozco y más helicóptero y más pussy. Dejadme dormir cabrones.

29/5/15

Nocturna 2015, día 4: el hada, el infierno, el cura y la sangre

Cuarto día en el #3MIFFF, término mucho más molón que #Nocturna2015 os pongáis como os pongáis. El cansancio, la falta de sueño y la locura de lo proyectado, está empezando a notarse en las caras de los asistentes, especialmente los que van a la sesión siestera y se acomodan sabiendo que tienen ante ellos hora y media de descanso. Hasta hoy no se han perdido mucho, las cintas proyectadas en primer lugar han servido más como calentamiento que como título a recomendar pero, por suerte, la cosa se ha animado.

La encargada del milagro ha sido la loca Liza, the Fox-Fairy, producción húngara indescriptible que ha arrancado carcajadas entre los asistentes, especialmente alguien de la zona delantera que desde el minuto uno no ha parado de fliparlo, típico fan del humor húngaro supongo. Dirigida por el debutante Károly Ujj Mészáros, ojo con el nombre, cuenta la historia de una joven desesperada por encontrar el amor. Su único amigo, el fantasma de una estrella del pop japonés de los años 50, parece ser invisible para el resto de la humanidad, así que decide salir para celebrar su treinta cumpleaños y encontrar a su media naranja en un burger. De pronto, todos a su alrededor parecen ir muriendo y ella sospecha que se está transformando en un hada del folklore nipón. Sí, esto es así, si has sido capaz de no perderte en la sinopsis deberías verla, pero si te has perdido, también. El ritmo imparable y la lograda ambientación hacen que piense en Jeunet y Anderson mezclados con Sono o Iguchi, lo justo para llegar a ese tono asiático que, extrañamente, encaja con el húngaro hasta fundirse en una misma cosa. El humor negro se apoderó de la sala y, por un momento, los Palafox olían al Retiro de Sitges.

Con el subidón de una sesión satisfactoria, y calculando por los comentarios oídos que el premio del público se quedaría en esa primera peli del día, entré a ver Hellmouth con las ganas con las que subía al autobús cuando había excursión del cole. Una cinta artística, que homenajea el terror de los 50 y guionizada por el tipo que escribió la aclamada Pontypool. Como os podéis imaginar, todo esto jugó a la contra. Tras un prometedor inicio en el que conocemos al enterrador protagonista, el siempre molón Stephen McHattie, comienza su aventura sobre un croma algo dañino que ya no abandonará hasta el final. La estética que se buscaba se convierte en una mala copia de lo que sí logró Sin City y el argumento, pesado y con parones donde le viene en gana, va desbarrando hasta convertirse, en el último cuarto de hora, en lo que explicaba el resumen promocional: un tipo va al infierno a rescatar a su chica. Fin.

Mientras tanto, en la otra sala tampoco estaban para tirar cohetes. Infini es un intento de su director y guionista, Shane Abbess, de contar algo muy complejo en el espacio, con marines, terror, alienígenas y filosofía. El pobre no termina de dar una y como cinta espacial queda pobre, las escenas de acción no son más que disparos a lo loco, la intriga brilla por su ausencia, los bichos los sigo buscando y la moralina de primaria, ni era necesaria, ni termina contando nada. Intenta recordar a Alien, el octavo pasajero o Blade Runner, títulos que le quedan tan grandes que, otra vez, consigue el efecto contrario y queda mal. Mejor le hubiese venido centrarse en algo más concreto, utilizar sus recursos a lo Dead Space y marcarse un corto con sustancia. Si me vas a repetir las mismas escenas pasilleras durante cien minutos para llamar largometraje a tu idea, no me vale.

El baile entre expectativas y resultados estaba convirtiendo el día en una montaña rusa llena de picos y valles y, a punto de entrar en la sesión de Exeter, la nueva cinta de Marcus Nispel, no tenía demasiadas esperanzas. Nada de lo presentado hasta ahora por este realizador de remakes de clásicos del terror me había gustado demasiado. Esta es su primera cinta propia, ni adaptación, ni refrito, ni chorradas, y menos mal. Resulta que lo único que quería el pobre todos estos años era pasar un buen rato y, por fin, lo a conseguido y nos lo ha pegado. Estamos ante un tour de force (boom, soy crítico) que juega con muchos clichés del género con estilo, fuerza y ritmo. La trama nos sitúa en un antiguo sanatorio donde unos amigos han desfasado muy fuerte. De mañaneo, se curan la resaca como pueden mientras se enfrentan a posesiones demoníacas, maldiciones, ritos ancestrales y demás cucadas ideales para ambientes abandonados. Choteandose de todo lo que cuenta pero haciéndolo bien, Nispel se gana al público festivalero entregado al cachondeo y la locura. Después de tantos truños seguidos, es un placer pensar en este tipo como un nombre al que seguir, segunda sorpresa del día y me temo que la última.

Y es que Headless confirmaba de nuevo que más que una montaña estábamos ante una ruleta rusa donde, en cualquier momento, puedes llenar la pared de sesos. Había curiosidad por esta salvajada gracias a su procedencia, la acertada Found que se pudo ver en la pasada edición de este festival. En ella, uno de los protagonistas estaba obsesionado con una cinta grotesca de serie B llamada Headless y de la que veíamos algunas truculentas imágenes. Ahora llega este intento de crear esa cinta ochentera donde la sangre y lo macabro son únicos protagonistas. El resultado, dirigido por el técnico de efectos especiales de la historia madre, es un conglomerado de gore sin ningún otro sentido que el de existir y molestar si hay alguien de fuera del mundillo que lo esté viendo. El añadido necrófilo hace que a ratos te preguntes si merece la pena seguir viendo esto, si debería soportar este vacío argumental con tal de cumplir y escribir esto. Como soy un profesional, aguanté el sueño y me la tragué, eso sí, mientras volvía a casa en el bus que, si perdía por quedarme en la sala, me dejaría en tierra varias horas. Pese a todo debo reconocer que hay un niño calaverita que me gustó, y hasta ahí.

28/5/15

Nocturna 2015, día 3: la niña con poderes, el asesino enrevesado y el doctor loker

Tercera ronda de cine sin escrúpulos, moral o reparos en llegar a donde más duele y, una vez allí, retorcerse hasta sacar lo peor de ti. Para bien y para mal. Pura carnaza.

Welles no me dejó ver a Freddy
La jornada comenzó con un jaleo importante, tanto que por ir a la hora justa del encuentro con Robert Englund, acostumbrado a llegar con calma y aguantar de pie pero en primera fila, me quedé con las ganas. El aforo se llenó para ver al rey de las pesadillas y, pese a que permanecí inmóvil tras el cordón de terciopelo la hora y media de entrevista más firmas, no hubo suerte. Puede que me lo mereciese por no elegir ayer su película, quién sabe. Me fui cabizbajo por no poder disfrutar de su compañía, con los de seguridad diciendo a los que estaban en mi situación que, si tantas ganas tenían, se fuesen a El hormiguero donde iría de invitado por la noche. Yo a tanto no llego, que una cosa es el terror en el cine y otra Pablo Motos en carne y hueso. Llamadme gallina.

Llegó la hora de la siesta peli de las cinco, June, producción americana donde el debutante L. Gustavo Cooper intenta, y no es casual ese término, contar un relato sobre una niña unida a una especie de entidad sobrenatural llamada Aer. Tras pasar por múltiples casas de acogida de donde la cosa sale regular, llega a una buena familia que hará lo posible por adaptarse a la extraña chiquilla. Que si habla con voces guturales, que si para la lluvia, mueve la cubertería con la mente, te pinta muerto y esas cosas que la joven June tiene pero hay que quererla como es. La presentación es prometedora pero, una vez que avanza la trama, vas descubriendo que de ahí no va a salir nada y, efectivamente, tienes razón. Telefilm aderezado con género que no termina de funcionar y cuyo mayor momento de gloria fue cuando aplaudimos al inicio el nombre de Casper Van Dien, más Van Dien que nunca.

Tras la niña escogida por las fuerzas de la naturaleza, tocaba un thriller supuestamente cachondo. Kill Me Three Times es una obra australiana dirigida por Kriv Stenders y con la presencia de Simon Pegg como principal activo vendentradas. Hay que reconocer que muchos ya teníamos la sensación de lo que iba a ocurrir y, los de la escuela Tertsch, hasta imaginaban frases para ir creando la reseña y adelantar curro. Con su actor más famoso desperdiciado, el título cuenta a trompicones una historia de enredos con asesinos a sueldo, robos, extorsión, cuernos, venganzas y demás locuras que unen a una decena de personajes en un día muy a tope. El supuesto montaje deshilachado parece estar hecho al azar por si cuela, y no lo hace. Falto de ritmo, con una banda sonora surfer muy de segunda que termina agotando, sólo gana un poco en su clímax final cuando no le queda otro remedio que enseñar algo de garra. No está bien ni está mal, está bienymal, hace que el cine de enredos de los Coen sea aun mejor viendo lo complejo que es rodarlo y montarlo cómo lo consiguen ellos. El pobre Pegg sigue buscando el proyecto perfecto en solitario y no, no lo encuentra.

Y llegó el momento de enmendar una cuenta pendiente. Mientras en la sala 1 se preparaban para la que sería la mejor peli del día, y puede que del festival, yo entraba en la 2 para otra de la sección Madness con la misma confianza con la que asistiría a un encierro. Dispuesto a ser arrastrado por algo desconocido, me topé con un cartel de esta Fear Clinic por las escaleras y descubrí que Robert Englund saldría en ella. Sabía lo de su homenaje con Pesadilla en Elm Street y que proyectarían The Last Showing, una de sus últimas pelis, pero ni idea de que había una tercera. Algo es algo, me dije a mí mismo, y me senté más animado, incluso puse los pies encima de la butaca de delante en plan boss, cosa que duró como dos segundos porque ni yo mismo sabía qué hacía así. En esas estaba cuando entró por la puerta Luis M. Rosales, el verdadero jefe, y me sorprendió que fuese a presentar esta cinta con la ausencia del ilustre invitado que debía estar a esa hora hablando con las hormigas. Me equivocaba porque, precedido por un ladrido que él mismo emitió para asustar a alguien del público, apareció Englund en persona, robando palomitas por el pasillo y sentándose en primera fila junto al guionista del film. Hubo presentación, discurso de los presentes e incluso invitación del carismático actor a que le buscásemos en bares de tapas para conseguir una foto. Eso sí, pidió que esta noche no le llamásemos Freddy si no Dr. Andover, su personaje en el título que íbamos a ver. Divertido, cercano, entregado y, encima, sigue haciendo promo, eso es a lo que nos referimos cuando hablamos de un verdadero profesional de gira. Aplaudiendo hasta las llagas, comenzó la citada Fear Clinic, curioso cuento de terror que huele más a serie que a cine en sí mismo. Trama de relato clásico donde un experto en el funcionamiento del cerebro inventa una máquina para extraer los miedos que, claro, termina funcionando fatal y obliga a sus pacientes a pasar unos malos ratos que pa' qué. Con un monstruo final molón y Corey Taylor con bigote haciendo el gamba, entraría mejor en un Masters of Horror que en una pantalla grande ticket mediante.

Pero sí, lo gordo estaba pasando al lado. La que vino presentada como la cinta a la que más ganas tenía todo el mundo, no defraudó. El hype no hizo de las suyas y a la salida de la maravillosa It Follows todo eran flores en las redes. Es una de esas obras que sabes importantes en cuanto las ves y, como tal, merece una entrada única que ya llegará. En este aperitivo festivalero, apuntar que es americana, dirigida por el ya perseguido David Robert Mitchell y con Maika Monroe como protagonista de una historia imposible e inolvidable. La trama presenta un suceso tan aterrador como simple: algo te sigue, despacio pero imparable, hasta matarte. Viene bajo la forma de cualquiera, puedes verlo como un desconocido y al momento que tenga el aspecto de tu madre, pero el caso es que viene andando a por ti y sólo tú puedes verlo. Si haces el amor con alguien le pasas el marrón pero, si eso mata a su presa, irá a por la anterior y así sucesivamente. La chica protagonista se ha acostado con un chaval que, tras atarla en una silla, le ha explicado lo que ocurre y recomienda, antes de salir por patas, que se acueste con quien sea y pase la bola. Tras esto, hora y media de fotografía maravillosa donde el terror avanza inclemente, la ambientación nos pierde en una época extraña y los personajes brillan por su propia verdad. La cámara impide que nadie respire con calma, siendo el mosntruo sin serlo y permitiendo al público vivir este relato de terror puro y precioso. El espectador, enamorado, no podrá dejar de pensar en lo que ha ocurrido aquí en mucho tiempo. Con un poco de suerte, crea escuela y remonta el cine de género actual haciendo que vivamos una nueva ola de buenos títulos como aquella tan recordada de los setenta. Y sí, Mitchell es ahora mismo mi primer candidato para hacer una buena adaptación de Black Hole.

27/5/15

Nocturna 2015, día 2: paranoia rusa, leyenda yanky y chorrada sueca

Segundo día de locura en Madrid gracias al festival de los sueños, las pesadillas y lo que está justo en medio. En esta jornada se vivió uno de esas actos irrepetibles donde el público entra en comunión con un clásico mientras alguno de sus responsables ronda la sala y, cómo no, yo la cago. Pero vamos poco a poco que hay jaleo.

Aja contando batallitas
De mañaneo, tras las presentaciones del libro Carlos Aured y la película The House on Pine Street, llegó el esperado encuentro con Alexandre Aja. El francés habló de su comienzo en un país donde el género no es precisamente valorado. Tras triunfar en medio mundo con Alta tensión, se forzó a no repetirse y vio una oportunidad de oro en el remake Las colinas tienen ojos para entrar en los USA por la puerta grande. Cuenta que, pese a que mirando su ficha se pueda pensar lo contrario, no le gustan los refritos innecesarios y sólo le interesan aquellos proyectos que pueden enmendar un trabajo no del todo completo. Así entendía Craven que estaba su original y por ello defiende su trabajo. También reconoce que Piraña 3D no es un remake, si no una idea original en la que coinciden los villanos y a la que añadieron el característico título por circunstancias comerciales. Fue su cinta de fiesta de despedida de los 20 y, por lo tanto, Horns es la de bienvenida a los 30, una nueva época donde, sin renegar del terror y pensando que volverá a él, parece que va a apartarse en su siguiente cinta, The 9th Life of Louis Drax. También habló de Space Adventure Cobra, de cómo los Guadianes de la galaxia se les ha adelantado y de su insistencia en el proyecto pese a todo. Firmitas, fotitos y demás detalles, el tipo no pudo estar más simpático.

Y metiendonos ya de pleno en materia, y en la sala, la primera cinta del día fue III, un relato lisérgico ruso con una fotografía sorprendente a ratos y una historia enrevesada siempre. Esta cinta no se ve, se pasa, y en modo difícil en esta hora de siesta. Muchos fueron los que plegaron la cabeza y ni los exageradísimos efectos de sonido consiguieron despertar al tipo que tenía al lado emitiendo un suave pero continuo ronroneo. La trama cuenta, creo, la historia de dos hermanas que han perdido a su madre por no sé qué plaga. Una de ellas pilla también la gripe y la restante deberá ayudar a pasar el catarro sin morir en el intento. Para ello, llama a un cura que descifra unos escritos muy antiguos y consigue que la sana se meta en la mente de la enferma para eliminar desde dentro la enfermedad. La cosa se va complicando y termina siendo una especie de Origen ruso, religioso y apocalíptico. Yo soy muy duro y, bebida ataurinada en mano, conseguí llegar al malo final sin ser derrotado. Otra cosa es que haya entendido algo o que, además de algunos planos épicos y un tratamiento del color forzado pero acertado, me lleve algo más de todo esto.

El siguiente plato es también difícil de valorar pero por motivos bien diferentes. La americana Dark Was the Night es un cuento simple que se entiende a la perfección y tiene muchas otras cosas a su favor. Sus dos protagonistas, Kevin Durand y Lukas Haas ayudan al director, Jack Heller, a que todo fluya y apetezca saber qué demonios está dejando unas huellas inexplicables en un pequeño pueblo boscoso. Están desapareciendo todos los animales de la zona y la gente empieza a preocuparte, la luz blanquecina de las nubes que traen otra remesa de nieve, hace que todo tenga un tono aun más perturbador, como de calma antes de la tempestad. Algo malo se acerca, eso está claro, y los habitantes de la zona empiezan a pensar en las leyendas que sus antepasados contaban sobre los habitantes de los árboles como algo más que cuentos para niños. Todo esto lo explico porque durante la película realmente se disfruta. Es lenta, es verdad, pero como me gusta la atmósfera pasé un buen rato. El problema viene en su clímax, tontorrón y mal hecho, cargándose hasta cierto punto todo con lo que estaba disfrutando. Entonces es cuando piensas que, si era para eso, tampoco ha merecido la pena tanto esfuerzo. Es como si subes a Covadonga por el camino bonito, disfrutando en cada curva de la interminable carretera de aldeas encaramadas en la montaña y, cuando llegas arriba, está cortado el acceso a los putos lagos. Pues muy mal hombre, eso no se hace.

Y luego llegaba el plato fuero, o al menos así debía ser. Iba a vivir una de esas experiencias que te permite Nocturna y de las que estaremos eternamente agradecidos: disfrutar en pantalla grande, con la sala a rebosar y con el mismísimo Robert Englund presente, de uno de los mitos más descomunales de la historia del cine de terror como es Pesadilla en Elm Street. Revivir de esa manera el relato de los chavales que van descubriendo quién es ese tipo que se les acerca en sueños, cómo pueden luchar contra él y lo difícil que es permanecer despierto, aunque te juegues la vida, es impagable. Las locuras se apoderarían de la sala 1 y volvería a sentir que veo la película por primera vez, como ocurrió el año pasado con La matanza de Texas y el amigo Hooper. Sólo tenía que elegir entre todo eso o ir a la otra sala.

Pues bien, ya sabéis cómo soy y la suerte que tengo. We Are Monsters es la nueva cinta de los suecos Sonny Laguna y Tommy Wiklund, flamantes ganadores del primer Nocturna con Wither, una cinta que sólo me gustó a mí y al jurado. Visto su nuevo trabajo, creo que incluso cambia mi visión del anterior y, donde antes veía una deconstrucción del esquema de "cabaña en el bosque", ahora creo que únicamente había errores no intencionados. We Are Monsters es un insufrible rape and revenge que huele, aun sin serlo, a ópera prima. Las risas durante los últimos quince minutos, a costa de su estupidez más que por su ingenio, no merecen la tortura que supone la hora y cuarto anterior. Una cinta en la que han debido ahorrar pasta en profesionales y destaca, incluso por encima de su nefasta protagonista y absurda dirección, el etalonaje exagerado e incoherente y el enlatado sonido de voces que me obligó, y no es broma, a buscar los tapones que llevo en la mochila para los ensayos. Sólo tenía que elegir una sala, y elegí mal.

26/5/15

Nocturna 2015, día 1: el chupacabras albino, la bruja de instagram y el asesino ochentero

Comienza la #3MIFFF, y es que si en San Sebastián poníamos #62FSSDZ, yo voto por este hashtag para la tercera edición del Madrid International Fantastic Film Festival.


Los jefes
El día comenzó en el forum de FNAC Callao, sede este año de todos los encuentros mañaneros. Luis M. Rosales, José Luis Alemán y Sergio Molina hicieron un escueto repaso sobre la organización de esta nueva edición, la primera con participación de las entidades públicas, y destacaron lo complicado que es levantar todo esto con el presupuesto con el que cuentan, la décima parte del gigante catalán al que veneramos con fervor. Tras una rápida ronda de preguntas en la que nadie levantó la mano, era pronto y algunos seguíamos fritos, llegaron el resto de charlas programadas.

David García presentó su futuro corto, El último guión, un homenaje a los templarios de Amando de Ossorio que se rodará este verano. Junto a él se sentaron parte del reparto de lujo que pululará por el proyecto, una colección de imprescindibles del género hace cuarenta años que ahora, debido a la escasa memoria fílmica que padecemos, son carne de cortometrajes y festivales.


El CGI de carne y hueso
Terminada la charla recordando que aun hay un crowdfunding en marcha, llegó el turno de Domingo Lizcano y Antonio Garcinuño, artesanos de efectos visuales que presentaban su libro Los alquimistas del 7º arte: Efectos especiales en el cine español, un precioso tocho que recopila los mejores trabajos de artistas españoles y producciones internacionales rodadas en nuestro país. Pupilos del maravilloso Colin Arthur, se han dedicado estos años a recopilar material e historias de los tipos que llenaron el cine de criaturas imposibles, situaciones impensables y demás sueños oscuros en la época en el que los ordenadores eran poco más que calculadoras cicladas. El punto álgido de la presentación fue cuando, tras varias preguntas sobre la lucha entre sus practical effects y el abuso del CGI, la jefa Lone Fleming, que seguía en la sala tras la presentación anterior, tomó la palabra para decir que Mad Max: Furia en la carretera era un truño porque desaprovechaba "lo de la sangre 0 positivo" y que a la media hora estaba hasta el moño de explosiones. Estando totalmente en contra de su opinión y considerando esa cinta como la mezcla perfecta entre las técnicas de las que hablábamos, sólo puedo reverenciar a la ilustre interprete de La noche del terror ciego. Luego se presentó el libro Clipperton pero si no salía pitando al Conde Duque a por mi acreditación no llegaba, así que partí raudo.


Terminados los recados pertinentes y pasado el tiempo muerto que utilicé en escribir todo lo anterior, llegó el turno de arrancar de verdad con la primera peli. Indigenous es una producción americana dirigida por el debutante Alastair Orr, un tipo con un nombre tan chulo que no se lo merece. Sobre todo porque su peli es un poco una de esas tomaduras de pelo que alargan y repiten su propia fórmula hasta llegar, agotados, a los deseados 90 minutos. El argumento nos presenta a unos turistas americanos que van a Panamá y se adentran el una selva prohibida para ver una cascada muy bonita. Allí con atacados por el chupacabras, que en esta ocasión es un Gollum blancucho que da pereza. Teniendo en cuenta que la primera media hora es la típica introducción de vacaciones y los cuarenta y cinco minutos siguientes son palmeras iluminadas por linternas, me da igual que en los últimos diez se vuelva por fin un poco loca y ofrezca algo diferente. Es más, ese pequeño giro tonal tiene pinta de ser culpa de la estupidez más que de una iluminación repentina. Tomarse a sí mismos tan en serio es un error, y más si tu protagonista es una supuesta veterinaria que tiene toda la pinta de ser una californiana aspirante a actriz sin demasiado futuro, pero en fin, supongo que podría ser peor, podría ser un found footage.


O incluso podría ser la siguiente, Another, un film que venden como giallo visual moderno y que se queda en truño pretencioso atemporal. Una orgía de edición y etalonaje que hace imposible seguir una historia que, cuando se comprende, ya da igual. Resulta que hay una chica que tiene una tía loca y que empieza a imaginarse que se desdobla en su madre que es una bruja. Y no sé qué y qué sé yo, aquelarres, maldiciones, trucos de imagen reguleros, encías prominentes y un combate con fuego en CGI y focos parpadeantes que me hicieron pensar en el suicidio o peor, en una bomba de humo bien rica. Recordé entonces cuando hace un año, en esa misma sala, posiblemente sentado en la misma butaca, me tragué Lord of Tears y mientras pensaba en la recomendación de Luis M. Rosales y en cómo se estaría riendo de todos nosotros en la sala 1. Porque te queremos, que si no.


La cosa no iba bien, a quien vamos a engañar. Lo bueno es que en el acto principal, al que no me apunté porque ya había visto la peli, la jornada se iba a arreglar sí o sí. Con Robert Englund presente y Alexandre Aja recogiendo su Nocturna Visionary Award, dio comienzo la gala de inauguración que encabezaría Horns, última cinta del director homenajeado. El responsable del acertado remake de Craven, Las colinas tienen ojos, y la divertida Piraña 3D, presenta ahora esta historia fantástica sobre una chica muerta y un pueblo que culpa al novio sin darle una sola oportunidad. El chaval somatiza esto de tal manera que despierta un día con cuernos y con un superpoder bastante curioso: sacar lo peor de todo el que le rodea. Gracias a esto, debe encontrar al verdadero culpable de la muerte de su novia y poder así vivir en paz. Las protuberancias óseas de Daniel Radcliffe bien podrían ser una metáfora de lo que Harry Potter ha sido para su carrera, bendición y maldición al mismo tiempo. Su cara juvenil y limitado banco de expresiones, te obliga a volver a Hogwarst plano sí plano también. Pero como el tío es majo y me iría de farra con él, se aguanta y logra convencer en este guión molón y entretenido. Según se deteriora el protagonista, aumenta el disfrute del espectador y el ritmo de la trama. Aja maneja mejor que nunca este apartado y no la caga en el tercer acto, algo que parecía imposible según se presentaban los conflictos. Barroca en su concepto pero no en su ejecución, Horns funciona a la perfección, al menos para alguien que no se ha leído el original. Me cuesta entender cómo un tipo que está produciendo truños a los amigos, como eso de La pirámide, tiene problemas en vender una cinta propia más que correcta.


Pero esa no fue mi elección y, sabiendo que en la sala grande todo iba a petarlo, con una carga de dos truños a la espalda y temiendo un triplete bajonero el día del estreno, me senté a ver si la había cagado del todo. PUES NO. Resulta que Lost After Dark sí es todo lo que habían prometido, un slasher que homenajea aquellos de los ochenta con amor y devoción pero desde el punto de vista de la exageración y el cachondeo. Una cinta que no se toma en serio a sí misma y logra así ser mucho mejor que las propuestas actuales que sí lo intentan. Dirigida con estilo por el canadiense Ian Kessner, la trama es sublime: unos chicos se escapan de su instituto americano durante el baile de fin de curso de 1984, roban un bus escolar que les deja tirados en la carretera y se guarecen en una casa que parece estar abandonada, y digo parece porque claro, está habitada por un asesino barbudo. El body count se hace esperar pero el viaje merece la pena. Repleta de referencias al género, hasta con un personaje llamado Tobe, con las impurezas en la imagen que nos llevan a aquella época, e incluso con un rollo perdido donde ocurre algo que nunca vemos, un gag que ya utilizó Robert Rodriguez en Planet Terror, esta cinta ofrece diversión para los amantes del videoclub y los perturbados con cuchillo. Además sale Robert Patrick molando muy fuerte, yo no necesito más, glory bendit.

Y hasta aquí la primera jornada, las últimas sesiones salvaron un día flojo, al menos por culpa de las que yo elegí, con este ojo clínico que tengo para los petardos en festivales. Me gustaría encontrarme con alguien que vea justo lo contrario para abrazarme a él y que me diga qué he hecho mal.

22/5/15

Nocturna 2015

Tercera edición del Madrid International Fantastic Film Festival, es decir, vuelve Nocturna. Esa semana en la que, si estás por la capital, lo mejor es buscarse un hueco cómodo en la butaca y dejarse llevar por la oscuridad de la sala, los ritos ancestrales y las criaturas primigenias.

Glory Bendit
Durante la semana del 25 al 31 de Mayo, los fanáticos del terror, la ciencia ficción, el fantástico y demás delicatessen tendrán que organizarse la agenda siguiendo este programa. Todas las mañanas habrá presentaciones y coloquios gratuitos en el Forum de Fnac Callao donde conocer a los responsables y premiados de las cintas en exhibición. Además, gracias a la cercanía que caracteriza este festival, podrás llevarte unas cuantas firmas y atosigar a Luis M. Rosales, el jefe de todo esto, con tus preguntas sobre la competición con Sitges. Ideal para abrir boca ante la avalancha de proyecciones en los Cines Palafox, a 6€ el pase, 7€ inauguración y clausura, y con un bono de 10 pelis por 50€. Tú vente y quedamos.

Come to Freddy
Y es que es una suerte que un festival de género haya enraizado en la ciudad y podamos contar, cada vez con más seguridad, con una fecha anual de locura obligatoria. La cita de este año viene presidida por una figura de peso fundamental para el terror mundial, Robert Englund, Freddy Krueger en persona, recogerá uno de los premios Maestro del Fantástico y podremos disfrutar de un pase de la inmortal Pesadilla en Elm Street junto a su protagonista. Lo mismo ocurre con el mito italiano Lamberto Bava y su joya Demons, y nuestro genio personal, Álex de la Iglesia, que presidirá un pase de El día de la bestia que se nos debe a los madrileños que no conseguimos traerla a un Phenomena. Por si esto fuese poco clásico, podremos ver en pantalla grande La noche de Walpurgis, y es que un Nocturna sin algo de Naschy no es Nocturna ni es na'.

Harry encabronao
La gala de inauguración estrenará, y ya era hora, Horns, esa cinta de Daniel Radcliffe con cuernos que tanto está costando ver a lo grande, y que estará presentada por el mismísimo Alexandre Aja, premio Nocturna Visionary Award mediante. La clausura será a cargo de Big Game, la última cinta de Jalmari Helander, el de la freak Rare Exports: Un cuento gamberro de Navidad, que promete hacer pasar un mal rato al bueno de Samuel L. Jackson. Además, tras ese cierre oficial, en el programa queda un hueco donde simplemente pone "Película sorpresa", BOOOM.

Las tres secciones oficiales a concurso vuelven a ser los pilares fundamentales en esta edición. El la categoría de Oficial Fantástico, estarán las películas de género en su más amplio sentido, ya sea ciencia ficción, terror o thriller. Algo de espacio, maldiciones, el chupacabras, un poco de aussie y hasta Simon Pegg.

El apartado Dark Visions, ese dedicado a las cintas más transgresoras y experimentales, nos trae muertos atormentados, pueblos malditos, viajes al infierno y lagos insondables. Es mi zona favorita ya que aquí nunca se sabe hasta dónde puede llegar un producto y es donde más sorpresas te llevas, para bien y para mal.

Pero esto QUÉ ES!!??
La tercera sección oficial es Madness, la macarra, la de la sangre y el humor negro. Este año viene cargada con fobias de todo tipo, caníbales necrófagos, slasher ochentero, cuentos mexicanos y hasta un conejombre asesino. Lleva el chubasquero que salpican.

Dentro de la competición se estrena una nueva categoría, Fantástica Latinoamérica, donde se disputan el título diez trabajos llegados del otro lado del charco. Estas cintas serán las que constituyan el grueso del Prenocturna, el calentamiento más loco e intensivo que se organiza en la Artistic Metropol los cuatro días antes del comienzo del festival.

Además de todo esto, los 27 cortos de la sección Shots podrán irse viendo antes de los pases (uno cada vez, no seáis gañanes), y el apartado Panorama trae títulos fuera de competición que incluyen pelis tan esperadas como It Follows. También hay otra categoría para la hermandad transoceánica, Focus: México, y hasta los enanos tendrán su momento en Nocturna Family con la proyección de la maravillosa Dentro del laberinto.

Duro Berriatúa, dale duro
Siete días de fiesta que, claro, podrás seguir por aquí. Iré subiendo reseñas diarias y podréis volver a disfrutar con la muerte cerebral que supone para un ser humano el ritmo festivalero. Lo mismo este año hasta mejora la experiencia audiovisual del Combo, no lo sé, YA VEREMOS. Espero vuestras visitas, comentarios, insultos y ánimos.


21/5/15

Con la magia en los zapatos (The Cobbler)

Con la magia en los zapatos (The Cobbler), el fin de las ideas.

Venga, a pasarlo bien
Quedaba probar esto y ya está, hemos terminado. Ahora la ristra de secuelas y refritos ya sí que es obligatoria, si existen intentos tan rebuscados como este, significa que no queda otro remedio.

La trama nos presenta a un zapatero neoyorquino que descubre que tiene una máquina de coser mágica. Cada vez que arregla un calzado con ella, puede convertirse en el dueño de los zapatos en cuestión si se los pone. Al principio lo usa para irse de bares sin pagar pero termina haciendo el bien.

Adam Sandler evoca a lo que me ha transmitido en entrevistas los últimos años. Lejos del jolgorio de sus desafortunadas comedias, el actor parece triste, dejado y casi acabado. Aquí se planta del mismo modo en pantalla y no sé hasta qué punto es por el personaje o porque ya le da igual todo. Puede que sea mi culpa por creerme su personaje en Hazme reír o por volver a confiar en su calidad interpretativa tras Hombres, mujeres & niños. Lo mismo ocurre con otro de las almas en pena que por aquí deambula, un Steve Buscemi que parece se ha quedado en secundario de lujo para comedias de tercera.

La cinta está dirigida por Thomas McCarthy, un tipo que viene de hacer productor modernetes, como la modesta Win Win (Ganamos todos), y supongo que es el motivo por el que todo se queda a medias. Muy oscura y amarga para interesar como comedia, demasiado tontorrona y simple para un drama, esta propuesta de supuesto realismo mágico sólo consigue enganchar por el vértigo de ver en qué momento caerá en la vergüenza ajena pura y dura. Pues bien, en los últimos cinco minutos se tira en plancha.

Ni él puede más
Aquí el trailer. Vale que nuestra versión del título es ridícula pero los amigos de Latinoamérica se han llevado esta vez la peor parte con Zapatero a tus zapatos. Un 4'5.

20/5/15

Poltergeist

Poltergeist, ya están aquí, otra vez, los pesados.

Espíritus en el armario, ay
Y seguimos reformulando lo que quedó tan bien hace unas décadas. La cinta de Spiel Tobe Hooper del 82 era un caramelo al que estaba claro que le hincarían el diente tarde o temprano. Sus dos flojas secuelas acabaron con el producto en su día pero ahora, en esta nueva era de refritos de todo tipo, ha llegado su hora. Muy pocas son las afortunadas que salen bien paradas en estos experimentos y no, a esta no le ha tocado.

Los encargados de todo esto han sido Gil Kenan en la dirección y David Lindsay-Abaire como encargado del guión. El libreto adapta el original de Michael Grais, Mark Victor y, ahora sí, Steven Spielberg, y se dedica a alabarlo como la joya que fue. Repite gran parte de sus puntos fuertes, incluso bromas puntuales, y añade lo justo para que se acomode a los tiempos que corren.

El argumento, para el que ande perdido, nos presenta a una familia de clase media que se muda a una casa relativamente barata por alguna razón desconocida. En la misma, irán descubriendo que ocurren cosas raras hasta que la niña pequeña desaparece y habla con los aterrorizados padres a través de la tele. Ayudados por un equipo de expertos en lo paranormal, intentarán contactar con ese mundo misterioso que ha atrapado a la pequeña Madison.

Pero agarra bien que no te agarras
Eso último es ya una pena, con lo que molaba gritar Carol Anne y nos lo cambian por Maddie, que no está mal pero no es lo mismo. Lo que sí que hay que reconocer es que la joven elegida, Kennedi Clements, da el mismo mal rollito, espero que no corra la misma suerte. Kyle Catlett es el hermano mediano y la verdad es que a ratos se hace cuesta arriba. Uno de los detalles más fantasiosos es el reparto de los padres, más que nada porque es difícil entender cómo alguien tan molón como Sam Rockwell ha terminado con la bajonera Rosemarie DeWitt. El cazafantasmas profesional está interpretado por Jared Harris que, sin estar mal del todo, nada puede hacer contra el recuerdo de Zelda Rubinstein.

Y es que ese es el problema de esta nueva Poltergeist, teniendo una factura correcta, no conectará con nadie que haya disfrutado de la versión ochentera. Desde el prólogo de la "familia Spielberg" hasta su monstruo final, todo tenía un encanto que aquí ha desaparecido por completo. Tiene muchos más espíritus, pero nada de alma. Además, en el cuarto del chaval ya no hay muñecos de Star Wars, inadmisible.

Con esto no quiero decir que sea un desastre, al menos mejor de lo que se adivinaba en el trailer sí es. Incluye alguna idea correcta de vez en cuando, como un juego de sombras muy interesante, y el hecho de que no supere la hora y media a base de añadidos innecesarios también se agradece.

Como estamos en 2015, esa isla de finales del siglo XX donde se estrenarán, además de Poltergeist, títulos como Star Wars, Mad Max, Terminator y Parque Jurásico, no puedo evitar la tentación de hacer la lista con mis notas de lo que llevamos de saga. Ya veis que es escueta, yo vería la buena y a dormir.

1982 Poltergeist: Fenómenos extraños (Poltergeist) 8'5
1986 Poltergeist II: El otro lado (Poltergeist II: The Other Side) 5'5
1988 Poltergeist III 4'5
2015 Poltergeist 6'0

Si es que las teles planas no son lo mismo
Aquí el trailer. Que pase el siguiente remake. Un 6.