30/5/14

Nocturna 2014, día 4

Cuarto día de Nocturna, a estas alturas las imágenes empiezan a estar borrosas, la realidad se deforma y una voz gutural comienza a oírse desde ningún lugar. Las tareas del día siguen intentando imponerse pero por la tarde, en contra de toda esperanza, la luz vuelve a apagarse y el proyector vomita luces de fantasía. Lo dicho, que estamos muy mal ya. Vamos con las pelis.

Cruel & Unusual es una producción canadiense escrita y dirigida por el debutante Merlin Dervisevic. La historia nos cuenta cómo un tipo que mata accidentalmente a su mujer es encerrado en un extraño centro. A medio camino entre el infierno y el purgatorio, allí será obligado a revivir una y otra vez los últimos momentos de la vida de su mujer hasta que asuma su culpa, cosa que no está tan clara. Lo que empieza siendo un gamberro juego de intrigas macabras, se convierte a la mitad en uno de los guiones más trabajados e interesantes de esta edición del festival. Con personajes bien construidos e ideas intrigantes, la trama irá avanzando a la par que el interés del espectador hasta su clímax final, igualmente eficaz. Sin redundancias visuales y modesta puesta en escena, Cruel & Unusual es una de esas raras ocasiones en el que se puede celebrar la victoria del guionista que quiere aportar algo nuevo y no nos toma por tontos. Puede que sea nuestra propia Coherence. Un 8.

La Matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre) era sin duda el gran evento del día y posiblemente del festival. Cuarenta años después de su estreno, la película no ha perdido ni un ápice de la crudeza que la convierte en uno de los pilares del género. Desde el armadillo muerto en la carretera hasta la ensordecedora danza final motosierra en mano, todo el sucio, perturbador y terroríficamente real. La fundación de los viajes de carretera que acaban mal, el descubrimiento de que el peor enemigo puede no venir de fuera, puede venir incluso desde la formación familiar. Ver esta película es como volver a montarse en una montaña rusa, sabes el recorrido pero la emoción siempre es la misma. Tobe Hooper nos acompañó y recibió su premio de Maestro del Fantástico y disfrutó de una ovación del respetable.

Tobe y el bueno de Cthulhu 
Tras la proyección hubo el obligado Q&A donde nos habló del calor que pasaron, de cómo intentó suavizar la calificación de X a R eliminando sangre y, una vez más, de la muerte durante su infancia y su pasado hippie. Uno de los asistentes le preguntó sobre Rob Zombie y el relevo generacional a lo que respondió que sí, que el creador de La Casa de los 1000 Cadaveres era un buen amigo y que reconocía su influencia, especialmente de La Matanza de Texas 2 y el llamado humor rojo, pero no está tan seguro de que sea el nuevo adalid del formato si no de otro tipo de cine, más loco y actual. Un placer ver esta película en pantalla grande y con Hooper a pocos metros mientras Leatherface cierra la puerta metálica como sólo él sabe.

Lord of Tears era la película que cerraba el día y una de las más esperadas. Las buenas críticas en otros festivales hicieron que el hype creciese hasta convertirse en la comidilla y llenar completamente la sala 2 de los Palafox. La cinta, producción inglesa dirigida por Lawrie Brewster, narra cómo un tipo rancio vuelve a la mansión donde vivió de pequeño y en la que recuerda a un terrible hombre con cara de búho. Según sus realizadores, intentan crear un relato atmosférico con toques góticos inspirados tanto en la mitología de Lovecraft como en el moderno mito de Slenderman. Con todo esto en mente, especialmente lo de las buenas reseñas, no me entra en la cabeza cómo alguien puede disfrutar con la mamarrachada que nos proyectaron. Una lucha feroz en pantalla sobre quién trabajaba peor que terminó en empate entre el director, guionista, cámara, iluminador, editor, compositor de la banda sonora y el horripilante protagonista. La supuesta atmósfera nunca llegó a manifestarse y el misterio, plumas y llaves mediante, resultó ser tan tonto como todo a su alrededor. La sucesión de planos mal rodados y repetitivos hizo estallar las carcajadas del público en los momentos que pretendían ser más tensos, especialmente cada vez que salía el colega rubio del prota que nadie supo a qué venía hasta la tópica resolución final. Yo, que nunca hablaré durante una proyección, tengo que agradecer el cachondeo que empezó a la media hora de proyección porque estaba muriéndome en la butaca y de pronto me vi acompañado. Un despropósito, y todo esto con Sarah Daly, productora y guionista de la peli, aguantado el chaparrón. Un 2.

En cuanto a los cortos, Blink causó la misma sensación de Lord of Tears mientras que Mienin, sobrando voz en off, resultó algo más interesante.

También se proyectaron Silent Retreat, de la que la gente salió dormida, Circus of the Dead, que dividió al público y La Cueva, cinta de claustrofobia española que gustó bastante. Me quedo con ganas de estas dos últimas y las cambio por el truño del búho. Que por cierto, se refieren a él como Owlman, más tarde resulta ser un tal Moloc pero nunca se explica de dónde mierdas se han sacado lo de Lord of Tears.

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