8/5/14

Carmina y Amén

Carmina y Amén, una sobre arrasar con todo y echarse un cigarrito.

Y olé
Hace un par de años Paco León sorprendió a todos con Carmina o Revienta, genial ópera prima donde nos descubrió a su madre y exploró el talento de su hermana. Su aspecto de falso documental era una ayuda extra para entrar en el mundo de Carmina, despiadado a ratos, duro siempre y tremendamente cercano. Ahora le toca el turno a la secuela, ejercicio siempre complicado pero imposible si se realiza sobre un trabajo basado en su originalidad. Las ganas y el miedo con el que entré en la sala estaban tan justificados como la satisfacción con la que salí del cine.

La trama nos devuelve al piso donde vive la protagonista el día en que muere su marido. Carmina, siempre alerta, convence a su hija para no decir nada a nadie en dos días y así cobrar una última paga extra que está al caer. Visitas inesperadas, vecinas inoportunas y el de los muertos con facturas pendientes irán perturbando el descanso del difunto y los nervios de la jefa.

El poderío de Carmina Barrios en pantalla sólo es comparable al tino de su hijo en la dirección. Cigarro en mano, lleva al espectador a donde quiere en cada momento, convirtiéndose de nuevo en esa heroína por la que sufrimos pero que sabemos vencedora por derecho.

Echando un canelo
Y si Paco León consigue eso de su madre sin ser precisamente una profesional, el nivel al que lleva a María León es estratosférico. Juntas parecen pertenecer a ese escenario, a ese piso y a ese barrio. Uno no puede deslocalizar a las personas del fondo y cuando eso ocurre significa que la creación del personaje ha sido perfecta.

Pero el ojo de Paco León no acaba ahí y con el mismo tino que Javier Fesser, vuelve a poblar el cuento de secundarios sublimes. Nunca Yolanda Ramos había dado tanto a un tempo tan bajo, cosa que se reconoció en el festival de Málaga. Lo mismo ocurre con las vecinas, especialmente ese velatorio que podría poner celoso al Almodóvar más inspirado.

La hermanísima
La banda sonora deja claro la condición de moderneo que subyace bajo todo esto. Pony Bravo, Espaldamaceta y un temón western de Pájaro suenan durante esta aventura. Para cerrar, Nina Simone parece ponerse a los pies de Carmina y cantarle personalmente una versión de My Way que subraya todo lo visto hasta el momento.

En conclusión, una secuela inteligente, acertada y poderosa. Se sabe perdedora de la comparación con la original en ciertos aspectos obligatorios y, por ello, mejora los necesarios para vencer cuando debe. Ya no existe la sorpresa, pero es más película y, sobre todo, más Carmina.

#CREOENCARMINA
Aquí el trailer. A lo tonto, Paco León es uno de los directores españoles de los que espero con más ganas su siguiente trabajo. Un 8.

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