2/7/16

X-Men: Apocalipsis (X-Men: Apocalypse)

'X-Men: Apocalipsis', el fin del mundo, onemoretime.


Al final, la culpa la tiene Matthew Vaughn. Tras los dos grandes primeros capítulos con los mutantes, la cosa se vino abajo a la tercera, pura inercia, y con el ridículo exploitation de Lobezno. Nos podíamos haber quedado ahí, pero no, a Vaughn le picó el gusanillo y reformuló el invento con la que hasta ahora sigue siendo la mejor entrega.

Fue entonces cuando Bryan Singer se enfadó y dijo que la pelota era suya, que iba a jugar él. Y lo cierto es que tiene su encanto, sabe hacer varios trucos que no puedo negar que no sean como para aplaudir, pero los repite tanto que dejan de asombrar.

Y ese es el principal problema de esta película, un título que me hubiese fascinado de llegar antes que el resto, bajando así la nota de sus predecesoras en ese hipotético futuro pasado. Y si os estáis liando, es porque estoy intentando hacer un homenaje a la imposible línea temporal del mundo mutante cinematográfico.

Los nuevos funcionan, el grupo formado por Cíclope, Jean Grey, Rondador y Júbilo promete. En el bando enemigo la cosa no está tan clara, ni el diseño de Apocalipsis funciona ni se ha logrado que impresione su séquito. Tormenta se salva, espero con ganas su incorporación a la pandilla molona, pero Angel y Psylocke no terminan de servir para mucho.

James McAvoy y Michael Fassbender siguen cumpliendo, porque no saben cómo no hacerlo, pero la rutina y la falta de un director con verdaderas ganas de asombrar parecen ir minando a los personajes. Esto se acentúa especialmente en una Jennifer Lawrence apática y desesperada por salir del rodaje, haciendo que sus escenas sean aun más incómodas que las de los capítulos finales de 'Los juegos del hambre'. Si saben que no quiere, ¿para qué la invitan?

Y el resto es una repetición de patrones: Magneto está exiliado, se une con los malos por motivos equivocados, su gran poder hace que deban intervenir sus colegas, entra en razón, salva el mundo y, apenado, se exilia. Y vuelta a empezar.

La reiteración hace que Singer no solo calque bases argumentales, si no detalles específicos que en su día funcionaron. ¿Os gustó la genial escena de Quicksilver? Pues aquí la tenéis otra vez, pero mucho más larga y sin el elemento sorpresa. Queredme.

Una cinta a medio camino, la peor de las buenas, la mejor de las malas y, curiosamente, con el mejor momento del sixtipidor de las garras en toda su carrera como tipo enfadado con patillas.

Aquí mi muta-ranking, que si no lo pongo reviento:


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