No entiendo nada. Resulta que se estrena ‘Ghost in the Shell: El alma de la máquina’, una buena versión norteamericana de una obra maestra japonesa, y no recibe más que palos. Que sí, que es más simple y hay whitewashing, pero ya contábamos con ello antes de entrar, casi todo lo que ofrece la película es positivo.
Solo una semana después nos llega ‘Power Rangers’, la nueva adaptación de una serie que elevaba el whitewashing a cotas de ensueño. Siempre a medio camino entre apostar por su ridícula propuesta o tomarse en serio, consigue con su mezcla hacer el ridículo durante sus eternas dos horas y, aun así, las críticas no han sido tan negativas.
Si yo, que me caí de la butaca de emoción con ‘Pacific Rim’ y calculo que ‘Kong: La isla Calavera’ estará en mi top 10 de 2017, no conseguí disfrutar con ‘Power Rangers’, ¿quién demonios es su público? ¿Por qué me siento solo a la hora de señalarla como el truño que es?
Quizá sea porque fui el único que creí que esto podía salir bien. Al meterse en un asunto como este, pensaba Dean Israelite y compañía entendían que tenían que ser exagerados, gamberros y horteras, componentes imprescindibles para ofrecer una gran peli de los Rangers en pleno siglo XXI. Pero no, más de hora y media para que se transformen y, cuando lo hacen, es incluso más desesperante. Masillas rocosos, coreografías inexistentes, Zords con los que resulta imposible disfrutar… ‘Power Rangers’ es la nueva ‘Cuatro Fantásticos’. O peor.
Haciendo un ejercicio de contención digno de estudio, tuve la suerte de hablan un rato por teléfono con el director. Este es el resultado:
Entrevistamos a Dean Israelite, director de la nueva ‘Power Rangers’
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