30/12/12

The Master

Hoy he visto The Master, una sobre los trastornos de la guerra, los movimientos neo religiosos y la mezcla de químicos para destilar bebidas exóticas.

Phoenix se transforma en Day-Lewis
Sexto largometraje de Paul Thomas Anderson, uno de esos raros directores imprescindibles en la actualidad. El californiano tiene la extraña cualidad de narrar como nadie historias intensas impregnándolas de un aire de profesionalidad y cine clásico que hace que sus películas parezcan producciones de las grandes majors en la era dorada de Hollywood.

La mejor muestra de todo esto fue Pozos de Ambición, una obra de arte desde la que han pasado ya cinco años. Tras todo ese tiempo sin saber mucho sobre Thomas Anderson y con el anuncio de su asociación con Joaquin Phoenix tras volver de su extraña aventura (ver I’m Still Here), la expectación de sus incondicionales era total. Puede que todo esto sea lo que al final, y a modo totalmente personal, haya influido en esta ligera sensación de desilusión.

Que mierdas dices
La trama nos sitúa en la América de posguerra donde Freddie Quell, un soldado con graves trastornos emocionales, hace lo que puede para soportar el día a día. Entre cama y cama, Freddie crea sus propios combinados mezclando diferentes químicos que le dejan aturdido durante horas. Tras perder diferentes empleos y tocando fondo, al menos el de su petaca, se topa con Lancaster Dodd, un carismático embaucador que dirige “La Causa”, una suerte de grupo filosófico moderno que sigue las doctrinas de los escritos del propio Dodd. Sí, todo esto viene a ser la historia del nacimiento de cultos como la Cienciología en un periodo en el que Estados Unidos necesitaba desesperadamente creer en algo.

Desenterrando escritos sagrados
Joaquin Phoenix realiza un trabajo absolutamente magistral, posiblemente uno de los mejores de su carrera y eso que ya ha brillado en muchas ocasiones. Su perturbado personaje es convincente hasta tal punto que vuelves a pensar que Phoenix se está pasando los las bebidas espirituosas y en cualquier momento se dejará barba y retomará su carrera de rapero.

En cuanto a Philip Seymour Hoffman decir que por momentos eclipsa a Phoenix. Posiblemente estamos ante uno de los mejores actores del momento y eso que se está labrando su carrera a base de papeles secundarios. En The Master se puede decir que es coprotagonista y cada escena que comparten las dos estrellas son una muestra del más alto nivel interpretativo. Reales, apasionados y desmesuradamente intensos, merecen todas las nominaciones y premios que van a recibir.

Amy Adams muy atenta
Amy Adams es la parte femenina del reparto y aunque cumple con la misma fuerza que sus compañeros, el menor peso de su personaje y el nivel en el que se mueven los dos protagonistas impide que pueda lucirse más. El absolutamente tejano Jesse Plemons tiene momentos interesantes así como Laura Dern, a la que no podía dejar de nombrar como buen fan de David Lynch y Parque Jurásico.

La banda sonora de Jonny Greenwood es embaucadora y por momentos hipnotizante, pero se queda un punto más atrás de lo que me hubiese gustado. Una historia como esta merecía una vuelta de tuerca aun más perturbadora.

Rorschach donde menos te lo esperas
En cuanto a la fotografía hay un gran cambio en las filas habituales de Thomas Anderson ya que Robert Elswit andaba rodando el truño de El Legado de Bourne. Su sustituto ha sido Mihai Malaimare Jr. responsable de la fotografía en los últimos experimentos de Coppola, y el resultado ha sido más que satisfactorio. Desde el prólogo con una imagen de un mar azul irresistible, el espectador se mete dentro de la película y no la abandona hasta el final. Parte del encanto se debe también al capricho del director de rodar en 70mm.

Fuga en moto salvaje
Y bien, si todo lo que he dicho hasta ahora ha sido descaradamente positivo, ¿por qué ese sentimiento de desilusión? Esto ya digo que es personal, a gran parte de críticos profesionales les ha parecido la obra más acertada del director desde Magnolia y de desilusión poco. Por mi parte, creo que Thomas Anderson se ha dejado llevar por la historia y no ha sabido dominarla, posiblemente por voluntad propia eso sí.

Lo que me gusta de sus anteriores trabajos es que pese a la complejidad argumental, usaba un sistema narrativo más bien clásico que permitía seguir sus tramas a modo de historias definidas y bien explicadas. En The Master, vemos retazos brillantes de tres o cuarto películas que podrían ser interesantes pero que se quedan en partes de una más grande. Me quedo con ganas de ver un buen largometraje sobre el soldado que vuelve trastornado y bebe líquido de revelado. Otro sobre el nacimiento de la secta que Dodd está creando y el modo en el que sortea los obstáculos de sus propios acólitos. Incluso otra película sobre el punto de vista de su mujer y la posible relación con uno de los más fieles seguidores de su marido. Todo esto está dentro del conjunto pero nada termina de tener el peso que esperaba.

Joaquin el fotografo
Debido a esto, The Master es una película de momentos, de escenas genialmente rodadas e interpretadas y de grandes ideas que no veo que terminen de estar bien empastadas por la falta de una narración más clara. Puede que sea porque esperaba más Thomas Anderson que Terrence Malick y que en el futuro, sabiendo a lo que me enfrento, me guste aun más.

Termino con una listado, que hacía tiempo que no me daba el gustazo, y como este director lo merece aquí lo dejo. Mi valoración de las seis películas de Paul Thomas Anderson hasta la fecha:

1996 – Sydney 7’0
1997 – Boogie Nights 9’0
1999 – Magnolia 9’5
2012 – The Master 7’25
Esos incomodos momentos de ascensor
Aquí el tráiler. Una película de las que gustará mucho más a críticos que a público pero que si vas de entendido modernete seguro que disfrutas. Puede que no interese tanto la trama de fondo como en sus anteriores películas y que la narración sea tan artística que se haga cuesta arriba, pero merece la pena por disfrutar de unas cuantas escenas increíbles y un genial trabajo interpretativo. La ronda de preguntas rápidas ya se encuentra entre mis mejores momento del cine actual. Un 7’25.

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