Hoy he visto
The Master, una sobre los trastornos de la
guerra, los movimientos neo religiosos y la mezcla de químicos para destilar
bebidas exóticas.
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Phoenix se transforma en Day-Lewis |
Sexto largometraje de
Paul Thomas Anderson, uno de esos
raros directores imprescindibles en la actualidad. El californiano tiene la
extraña cualidad de narrar como nadie historias intensas impregnándolas de un
aire de profesionalidad y cine clásico que hace que sus películas parezcan
producciones de las grandes majors en la era dorada de Hollywood.
La mejor muestra de todo esto fue
Pozos de Ambición, una
obra de arte desde la que han pasado ya cinco años. Tras todo ese tiempo sin
saber mucho sobre
Thomas Anderson y con el anuncio de su asociación con
Joaquin Phoenix tras volver de su extraña aventura (ver
I’m Still Here), la expectación
de sus incondicionales era total. Puede que todo esto sea lo que al final, y a
modo totalmente personal, haya influido en esta ligera sensación de desilusión.
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Que mierdas dices |
La trama nos sitúa en la América de posguerra donde Freddie
Quell, un soldado con graves trastornos emocionales, hace lo que puede para
soportar el día a día. Entre cama y cama, Freddie crea sus propios combinados
mezclando diferentes químicos que le dejan aturdido durante horas. Tras perder
diferentes empleos y tocando fondo, al menos el de su petaca, se topa con
Lancaster Dodd, un carismático embaucador que dirige “La Causa”, una suerte de
grupo filosófico moderno que sigue las doctrinas de los escritos del propio Dodd. Sí,
todo esto viene a ser la historia del nacimiento de cultos como la Cienciología
en un periodo en el que Estados Unidos necesitaba desesperadamente creer en algo.
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Desenterrando escritos sagrados |
Joaquin Phoenix realiza un trabajo absolutamente magistral,
posiblemente uno de los mejores de su carrera y eso que ya ha brillado en
muchas ocasiones. Su perturbado personaje es convincente hasta tal punto que
vuelves a pensar que
Phoenix se está pasando los las bebidas espirituosas y en
cualquier momento se dejará barba y retomará su carrera de rapero.
En cuanto a
Philip Seymour Hoffman decir que por momentos eclipsa a
Phoenix. Posiblemente estamos ante uno de los mejores actores
del momento y eso que se está labrando su carrera a base de papeles
secundarios. En
The Master se puede decir que es coprotagonista y cada escena
que comparten las dos estrellas son una muestra del más alto nivel
interpretativo. Reales, apasionados y desmesuradamente intensos, merecen todas
las nominaciones y premios que van a recibir.
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Amy Adams muy atenta |
Amy Adams es la parte femenina del reparto y aunque cumple
con la misma fuerza que sus compañeros, el menor peso de su personaje y el nivel en el que se
mueven los dos protagonistas impide que pueda lucirse más. El absolutamente
tejano
Jesse Plemons tiene momentos interesantes así como
Laura Dern, a la que
no podía dejar de nombrar como buen fan de
David Lynch y
Parque Jurásico.
La banda sonora de
Jonny Greenwood es embaucadora y por
momentos hipnotizante, pero se queda un punto más atrás de lo que me hubiese
gustado. Una historia como esta merecía una vuelta de tuerca aun más
perturbadora.
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Rorschach donde menos te lo esperas |
En cuanto a la fotografía hay un gran cambio en
las filas habituales de
Thomas Anderson ya que
Robert Elswit andaba rodando el truño
de
El Legado de Bourne. Su sustituto ha sido
Mihai Malaimare Jr. responsable de
la fotografía en los últimos experimentos de
Coppola, y el resultado ha sido
más que satisfactorio. Desde el prólogo con una imagen de un mar azul
irresistible, el espectador se mete dentro de la película y no la abandona
hasta el final. Parte del encanto se debe también al capricho del director de
rodar en 70mm.
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Fuga en moto salvaje |
Y bien, si todo lo que he dicho hasta ahora ha sido
descaradamente positivo, ¿por qué ese sentimiento de desilusión? Esto ya digo
que es personal, a gran parte de críticos profesionales les ha parecido la obra
más acertada del director desde
Magnolia y de desilusión poco. Por mi
parte, creo que
Thomas Anderson se ha dejado llevar por la historia y no ha sabido
dominarla, posiblemente por voluntad propia eso sí.
Lo que me gusta de sus anteriores trabajos es que pese a la
complejidad argumental, usaba un sistema narrativo más bien clásico que
permitía seguir sus tramas a modo de historias definidas y bien explicadas. En
The Master, vemos retazos brillantes de tres o cuarto películas que podrían ser interesantes pero que se quedan en partes de una más grande. Me quedo
con ganas de ver un buen largometraje sobre el soldado que vuelve trastornado y
bebe líquido de revelado. Otro sobre el nacimiento de la secta que Dodd está
creando y el modo en el que sortea los obstáculos de sus propios acólitos.
Incluso otra película sobre el punto de vista de su mujer y la posible relación
con uno de los más fieles seguidores de su marido. Todo esto está dentro del
conjunto pero nada termina de tener el peso que esperaba.
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Joaquin el fotografo |
Debido a esto,
The Master es una película de momentos, de
escenas genialmente rodadas e interpretadas y de grandes ideas que no veo que
terminen de estar bien empastadas por la falta de una narración más clara.
Puede que sea porque esperaba más
Thomas Anderson que
Terrence Malick y que en el futuro, sabiendo a lo que me enfrento, me guste aun más.
Termino con una listado, que hacía tiempo que no me daba el
gustazo, y como este director lo merece aquí lo dejo. Mi valoración de las seis
películas de
Paul Thomas Anderson hasta la fecha:
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Esos incomodos momentos de ascensor |
Aquí el
tráiler. Una película de las que gustará mucho más a
críticos que a público pero que si vas de entendido modernete seguro que
disfrutas. Puede que no interese tanto la trama de fondo como en sus anteriores
películas y que la narración sea tan artística que se haga cuesta arriba, pero merece
la pena por disfrutar de unas cuantas escenas increíbles y un genial trabajo
interpretativo. La ronda de preguntas rápidas ya se encuentra entre mis mejores momento del cine actual. Un 7’25.
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