24/11/12

César Debe Morir (Cesare Deve Morire)

Hoy he visto César Debe Morir (Cesare Deve Morire), una de comprender la realidad por medio de la ficción.

81 y 83 añazos, madre mia los Taviani...
Ganadora del Oso de Oro de la Berlinale y candidata italiana a participar este año en los Oscar, César Debe Morir es la nueva película de Paolo y Vittorio Taviani. Su veteranía no les ha impedido saltarse las normas cinematográficas que hagan falta para crear esta genial reconstrucción (o deconstrucción) del Julio César de William Shakespeare. Grabar en blanco y negro, en una cárcel con presos reales como improvisados actores, entremezclar sus vidas con la obra de teatro que están ensayando y plasmar un relato de más de cuatrocientos años, sería normal en el cine experimental de un joven debutante que quisiese llamar la atención. Que los dos directores sumen 164 años y tengan una veintena de películas a sus espaldas, hace de esta idea algo mucho más especial.

La trama se sitúa en una prisión de alta seguridad italiana donde un grupo de presos prepara una representación de la obra de Shakespeare sobre las conjuras, la venganza, el remordimiento y la manipulación de la opinión pública. Mientras ensayan descubren partes del clásico reflejado en sus vidas y descubren que la cárcel es una autentica prisión.

Los actores son presos reales que cumplen condenas que se extienden por décadas o bien que saben que pasarán el resto de sus día entre rejas. La esperanza de la interpretación, el sueño de ser otra persona, les hacen vivir con ganas durante los ensayos de la obra. La mayoría termina descubriéndose a sí mismo en su personaje, traidor, conspirador y con un final escrito hace centenares de años, y se da cuenta de cómo ha terminado en esa situación.

Los autodenominados “guardianes de techos”, por pasar gran parte del día tumbados mirando hacia arriba, realizan un trabajo digno y, aun sin ser profesionales, repleto de sentimientos y emociones que se reconocen como reales. La elección de los Taviani de grabar realmente con reclusos puede resultar algo tosca en la forma, pero consigue un fondo que un actor solo podría fingir.

Todos al foro
A parte de dejar que sus interpretes descubran la grandeza de la obra para sí mismos, la película también se permite explorar para goce del espectador los temas más importantes que aborda Julio César. Gracias a esto, los realizadores plasman de manera magistral tanto las dudas y remordimientos de Bruto como el genial discurso manipulador de Marco Antonio.

En conclusión, un ensayo perfecto para aquellos que quieran revisitar los mejores momentos de los protagonistas de la obra que trata y, por otro lado, un agradable experimento con líneas amateur perfectamente ensambladas por dos veteranos.
Bruto pensando en el futuro
Aquí el tráiler.  Abstenerse los que busquen un drama carcelario o una recreación exagerada a lo Heston. Un 7’25.

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