15/11/12

Ruby Sparks

Hoy he visto Ruby Sparks, una sobre realidad, ficción, la razón y el amor.

El cartel es bastante flojito
Los directores de Pequeña Miss Sunshine vuelven a realizar la peli indie del año. Jonathan Dayton y Valerie Faris tienen un gusto refinadísimo a la hora de escoger guiones. Si el de Michael Arndt, que luego escribiría Toy Story 3 y ahora es el encargado de no cagarla en Star Wars: Episode VII, les valió un merecido reconocimiento internacional y un par de estatuillas, el libreto de Zoe Kazan no se queda atrás. Es más, esta película está muy mal estrenada, merecía un hueco a finales de enero para tener posibilidades entre los académicos.

La trama nos cuenta cómo un joven escritor vive del éxito de la novela que publicó siendo un simple adolescente. Ahora su vida se divide entre visitas al psicólogo y ratos en blanco delante de una máquina de escribir. Quitando las sesiones de gimnasio que pasa con su hermano, vive aislado de una sociedad que le insulta continuamente llamándolo genio, algo que no soporta.  Un día comienza a escribir sobre una chica con la que ha soñado y no puede parar de inventar datos sobre ella, hasta que aparece en su casa claro.

El escritor y su creación
Paul Dano, que se hizo conocido por ser el hermano mayor de Pequeña Miss Sunshine, es el escritor torturado. Su relación con el mundo es similar a la de un joven Woody Allen, es inseguro, va a al psicólogo, lee a Fitzgerald y tiene dificultades para mantener relaciones pero no puede vivir sin una mujer a su lado. Si Dano ya demostró en la magnífica Pozos de Ambición su calidad interpretativa, aquí solo se reafirma.

El hermano parece el primo bajito de Jean Dujardin
Zoe Kazan es la irreal protagonista. Este es su primer papel importante y a la vez su primera obra como guionista. Sus padres también están en el mundillo pero el importante de la familia es el abuelo, nada más y nada menos que Elia Kazan. El caso es que la nieta tiene dotes para la escritura y la interpretación tampoco se le da mal. También es verdad que el personaje le va como anillo al dedo, algo comprensible teniendo en cuenta que debió pensar en sí misma mientras tecleaba.

Los secundarios están todos a la altura. Chris Messina, Elliott Gould, Annette Bening y un divertido Antonio Banderas son los ilustres componentes de un reparto a la altura del típico film de medio presupuesto que quiere hacerse pasar por independiente.

La suegra naturalista
Si ya he dicho que el protagonista tiene mucho de Woody Allen, lo cierto es que toda la película bebe bastante del neoyorkino gafotas. Psicólogos, alienación social, referencias literarias, elementos surrealistas, los altibajos de una relación o los beneficios de la gran ciudad frente a nuevas modas rurales, son elementos que no le serán ajenos a los fans del director de Manhattan y que pueden encontrarse en Ruby Sparks.

El ritmo que los directores y la guionista han sabido darle a la trama hace que nos topemos con una peli fluida, divertida y trágica cuando debe serlo. El clímax final está can conseguido que convierte el entretenimiento en algo más maduro e interesante pero sabiendo volver al género al que pernetenece justo antes de terminar. Así, tanto el que haya ido a ver una comedia romántica como el que quiera algo más, saldrá satisfecho.

Visitando al Dr. Gould
Lo único que sí le reprocho a Zoe Kazan es la falta de una buena compilación de canciones como banda sonora. Solo hay como cuatro temas a lo largo de la película y, o no son muy llamativos, o están demasiado manidos como el Ça Plane Pour Moi de Plastic Bertrand. La banda sonora original de Nick Urata  no está mal pero una peli especial como esta merecía una selección de temas más o menos conocidos que terminen recordando la trama cuando se escuchen fuera de la sala.

En conclusión, una sorpresa inesperada gracias al escaso éxito de crítica y público. Si tú, querido lector, decides ver Ruby Sparks ahora, puede que te defraude debido a mi entusiasmo, pero es que esperaba una chorrada como un piano y he pasado un rato genial.
¡Qué he hecho!
Aquí el tráiler. Una extraña mezcla entre Annie Hall y Más Extraño que la Ficción. Una película que gustaría más a J. D. Salinger que cualquier adaptación futura, que llegarán, de El Guardián entre el Centeno. Un 8.

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