23/11/12

Argo

Hoy he visto Argo, una de iraníes violentos, americanos con bigote y el cine en otros planetas.

Cartel demasiado frio
Tercera película y tercera vez que toda la crítica subraya una frase en sus críticas: Ben Affleck es mejor director que actor. Es cierto que todo el mundo le tiene cierta tirria por ser el amigo sin talento de Matt Damon o el hermano del verdadero interprete de la familia, Casey Affleck, pero la verdad es que su carrera como realizador se está asentando de manera espectacular. Su debut con la oscura Adiós Pequeña, Adiós supuso una sorpresa para la crítica. The Town. Ciudad de Ladrones, pese a ser algo menos interesante, demostró su pulso para manejar alguna que otra escena de acción y mantener el ritmo de un thriller callejero y con trasfondo. Con Argo, Affleck se muestra como un director solvente capaz de contar una historia real al más puro estilo mainstream.

Ben repasando unas fotos de bigotes
La trama nos sitúa en Irán durante la llamada crisis de los rehenes, cuando Jomeini se hizo con el poder y mandó a los estudiantes a la embajada americana. Los trabajadores del edificio serían prisioneros durante más de un año pero, en mitad de la revuelta inicial, seis americanos escaparon y se refugiaron en la embajada canadiense. Oficialmente, allí recibieron pasaportes falsos y consiguieron salir del país pero en los noventa, Clinton desclasificó el informe donde se cuenta como un agente de la CIA se hizo pasar por productor de cine y sacó a los americanos como si fuesen parte de su equipo de localizaciones.

Ben Affleck se ha reservado a sí mismo el puesto de protagonista, el tipo que se juega el cuello por seis personas que no conoce. Lo cierto es que está bastante comedido y podría decirse que hasta aceptable, pero se gusta tanto que pierde mucho el tiempo regalándose primeros planos continuamente.

John Goodman hace de John Chambers, ganador de un Oscar por el maquillaje de El Planeta de los Simios y colaborador real con el gobierno en esta intriga de alta inteligencia. Forma pareja con Alan Arkin, un supuesto productor de la época que les ayudará a gestar la película falsa, y juntos hacen un dúo perfecto.

Los seis escapados
No podía faltar Bryan Cranston así que aquí le ponen pelo y hace de superior del prota en la agencia. Clea DuVall es una de las secuestradas y pese a que todos están muy bien, destaco a DuVall porque era Sofie en Carnivàle y porque me da la gana. Y ya que estoy con los caprichos personales, el genial Michael Parks hace un pequeño cameo como Jack Kirby, el mítico dibujante de la Marvel que reamente participó realizando storyboards para la película que nunca existió. Puede que este guiño sea solo para pedir perdón por lo de Daredevil.

Gestando la farsa
El ritmo que consiguen Affleck y el guionista Chris Terrio es el punto fuerte de la película. La mezcla de dramatismo y suave comedia envuelve la película en un paquete perfecto para disfrutar sin ansias políticas, pero es el clímax final lo que hace de Argo una obra realmente interesante. Las docenas de referencias cinematográficas terminan de redondear el resultado, al menos a los fanáticos del séptimo arte y su historia como un servidor.

Otro detalle a destacar es ese aire ochentero conseguido gracias al acertado vestuario y maquillaje y a la insistencia del dire en rodar y montar la película con celuloide, cortando y pegando a la viaja usanza. Esto confiere un granulado en la imagen muy reconocible y una presencia apetecible.

Tensión en el autobús
La banda sonora de Alexandre Desplat es correcta pero exageradamente sutil. No termina de salir de los tonos orientales, puede que esperase algo más del francés pero realmente solo sobresale cuando le deja Wes Anderson.

Argo, o "Lord of Light" como realmente se llamó la falsa película, sabe contar una historia difícil adaptada al gran público. Da lo justo de realidad, su punto final de tensión y la pizca de comedia necesaria para que, si no quieres hacer una película profunda y política, te salga algo que merezca la pena y recaude dinero. Una lección de cómo tomarse las licencias poéticas necesarias para contar una buena historia y no caer en la cursilería y el petardo. Viniendo del protagonista de Pearl Harbor, lección aprendida Ben.
Si no sale Cranston, no es una peli de este año
Aquí el tráiler. Si queréis ver algo más serio tenéis MunichSyriana o incluso Persépolis para aprender más sobre los cambios morales en oriente próximo. Esta gustará un poquito menos a la crítica y bastante más al público. Un 7’75.

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