El Consejero (The Counselor), una de diamantes, cables de
acero y siluros.
La trama nos presenta a un abogado que, pese al consejo de
sus amigos criminales, decide ganar algo de pasta en el mundo
del narcotráfico. La cosa sale regular y aprende la lección a las malas.
La tesis que defiende
McCarthy con su guión, o al menos lo
que me pareció entender, es que una vez que metes la pata no solo no hay vuelta
atrás, si no que no tienes otra opción que pringar y hay que asumirlo. Si esto
es así, ya digo que no estoy seguro porque lo explica un tipo por teléfono
mientras recita poemas de
Machado, no termino de estar de acuerdo. La película
está llena de personajes “malvados” con múltiples opciones a su disposición y
que pueden no ser cazados nunca. Algunos de los protagonistas, con un par de
decisiones más acertadas, hubiesen tenido otro destino.
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El monigote y el estrafalario |
Si me centro en el mensaje de la película es porque es lo
que se pretende con ella. Tanto es así que no solo su fondo, si no que su forma
también está compuesta por este y hace que sea una historia algo difícil de
seguir. Se prescinde de “qué” para centrarse únicamente en cómo afecta a los
personajes. No terminamos de conocer en qué consisten las operaciones de las
que hablan ni qué papel exacto juega cada uno.
Tarantino consiguió con
Reservoir Dogs eliminar el atraco de una película de atracos y todos quedamos
muy contentos, aquí, con la trama como subtrama, no diría tanto.
Además no solo no me convence esa eliminación de las
acciones, el guión parece estar salteado con un montón de anécdotas que
McCarthy quería ir colando y no sabía cómo. Algunas más resultonas que otras pero la mayoría gratuitas. Aun así es mejor que las que explican
algo que claramente va a pasar después, como el funcionamiento de un cacharro
para estrangular que se describe, sin venir a cuento, durante varios minutos al
inicio y que irremediablemente aparece al final. Esas curiosidades quedan mejor
diseminadas en una novela a lo
Palahniuk, no en una película.
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La choni y la monja |
El personaje de
Fassbender no tiene razón de ser. Es un
abogado sumamente cándido que tiene como amigos íntimos a los peores
traficantes del lugar que, a la vez, le protegen como a un hermano pequeño.
Esta mezcla hace que el actor, uno de los mejores de su generación, parezca un
monigote. No ocurre lo mismo con
Bardem que pese a las pintas ridículas, mala
mezcla de alguna descripción del guionista y la formalidad del director, pasa
por ser lo mejor de la película. Su interpretación es poderosa y llena de
rincones donde se puede ver locura y debilidad a partes iguales, una lujo
vamos.
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El vaquero chuletas |
Cameron Diaz necesitaba una vuelta de tuerca más para
conseguir convencer con la peligrosa choni a la que interpreta.
Penélope está
más bien sosa y, tras el prometedor inicio, su personaje desaparece.
Brad Pitt
hace de
Brad Pitt, solo le falta salir comiendo.
Esta película se estaba rodando cuando
Tony Scott se suicidó
y entiendo que el director no pasase por su mejor momento, pero aun así supongo que la
verdadera culpa es del guión.
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