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El cartel está curradísimo |
Hora y veinte de chistes de pedos largos y tediosos, escenas
de sexo supuestamente tronchantes aun más desagradables e interminables y
bromas sobre porros, negratas de bandas y golpes en los huevos. Una delicia, un film para
gourmets del olor a rancio, sibaritas de los gases y expertos en la nada. Qué
pena de vida.
Por decir algo positivo, Marlon Wayans tiene cierta vis cómica
siempre que interpreta papeles escritos por otro. No se suele dar el caso.
Otro punto a su favor es que sale David Koechner, el que no
hace gracia en El Reportero. Aquí tampoco hace gracia pero cuando sale me
acuerdo de que queda poco para El Reportero 2 y me pongo contento.
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