1/10/16

Café Society

'Café Society', cine de otro momento.


Es un placer ver cómo Woody Allen baila con el tiempo. Disfrutar de sus viajes, no solo por los momentos en los que sitúa sus historias, sino por ese contante visitarse a sí mismo en otras épocas, cuando era más fácil situar su carrera por fases. Todo eso ahora se ha difuminado para llegar a la cima de su libertad, saliendo incluso de sus propias tendencias y jugueteando con el capricho que cada año ronde su cabeza.

También juega con el tono, como ha hecho siempre, pero esta vez dejando que la melancolía de su comedia no oculte el pesimismo romántico del relato. Los protagonistas avanzan sabiendo que no pueden hacer otra cosa, pero en ningún momento tienen intención de hacerlo.

Jesse Eisenberg podría haberme parecido un acierto, pero la subjetividad tira y, aquel que me pareció una excelente promesa en 'La red social', se me ha atravesado y no me deja disfrutar de su propio trabajo. Contra Kristen Stewart no tengo nada pero, aun así, tampoco logré creerme que estuviese en los años 30. Es muy posible que esta película hubiese sido mucho más importante si sus dos protagonistas encajasen con la época. Menos mal que está Steve Carell, genio absoluta allá donde va, y vuelve a salvar el conjunto con un trabajo del que estoy seguro que Allen ha disfrutado.

Pese a estos palos, el director nos cuenta la historia que quiere y como quiere, pinchando en los más duros con un encadenado final que recuerda que el neoyorquino gafotas, el cómico que salió de la tele, sigue siendo una de las figuras fundamentales de la historia del cine.

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