9/10/16

Sitges 2016, día 1

Ya está aquí la cuadragésimo novena edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, aunque solo es la tercera con uno de sus elementos más rompedores: mi presencia.

Las calles de Sitges están repletas de fanáticos del género, cinéfagos imsomnes y amantes del cine de todo tipo que saben que en octubre hay que acercarse a la costa catalana durante una semana de auténtica locura.

Como en cada edición de las buenas, comentaré a diario las pelis que mi cuerpo aguante.  A los que piden 'Lo otro', que se apunten a las 00:00 a un maratón de tres pelis y que luego estén listos en la de las 08:00, a ver si sacaban un ratito.

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'Train to Busan' (Busanhaeng), es el estreno en imagen real del surcoreano Yeon Sang-ho, responsable de 'The Fake'. Un correzombies potente como no lo hemos tenido desde que '28 días después' y 'Amanecer de los muertos' decidiesen que los no muertos podían ser atletas.

Con un tren como glorioso escenario principal, Yeon logra geniales escenas de acción donde la masa de enemigos siempre está formada por cuerpos tangibles, evitando separarse de lo físico para entrar en el temido efecto digital. Sí, estoy aprovechando esto para meterme con 'Guerra mundial Z', pero es que aquel rompetaquillas pierde ante cada aspecto de esta producción que, por venir de donde viene, verán solo los cuatro de siempre fuera de sus fronteras. Les va a encantar, eso seguro.

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'The Sion Sono' (Jônetsu tairiku Presents Sono Shion to iu ikimono) es un documental que aborda un tema muy específico: En Japón estamos locos pero, lo de Sion Sono, va más allá.

Shin Ohshima persigue al cineasta durate el proceso de filmación de 'The Whispering Star' y nos descubre a un artista al que no se puede atrapar. Transgresor, presonal, borracho y mucho más tierno que el esquizofrénico realizador que uno se imagina, o que era cuando tenía unos años menos, Sono se descubre fundamentalmente como un tipo que ha logrado hacer lo que quiere y como quiere. Incluso cuando rueda el guión de otro y dice estar a disgusto, lo está haciendo a su manera y porque a él le da la gana.

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'The Whispering Star' (Hiso hiso boshi), la película que estaba rodando Sono en el anterior documental, cerró este díptico del director dividiendo al público y, como no podía ser de otra manera, me ha tocado del lado de los vencidos.

Cien minutos en blanco y negro de frases susurradas y repetidas como un mantra. Una simplona excusa de ciencia ficción para hablar de los recuerdos a través de una mensajera que viaja por el espacio entregando paquetes. Más de hora y media de simbolismo aderezado con planos donde un personaje va de un lugar a otro de la pantalla durante minutos.

Me metí a ver a Miike y me encontré con Bergman, quería un Iguchi y terminé en un Tarkovsky. Maldito Sono, déjame en paz. Tokyo Tribe, neva eva die.

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'The Void' es una producción canadiense que junta al director de 'Manborg' con el de 'Father's Day', dos películas que no he visto pero que tienen pinta de exploitation del actual concepto ochentero. Juntos han formado un simbionte con un único objetivo vital: parecerse a lo que les gusta.

La película homenajea a Lovecraft Carpeter con la misma sutileza que 'Stranger Things' lo hace con Spielberg y King: ninguna. Lo bueno es que, como en la serie, el aficionado medio reconoce el terreno seguro y puede disfrutar de un viaje lleno de criaturas informes, cultos oscuros y dimensiones de lenguaje gutural.

Si la dirección y el montaje no fuesen un completo desastre, llegaría a entusiasmarme.

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'Seoul Station' es una película de animación que debería completar la experiencia 'Train to Busan', y digo debería porque, si el mismo Yeon Sang-ho se ha encarado del proyecto y ha decidido ambientarlo en su Seúl zombificado, todos esperábamos algunas respuestas.

Obviando que haya decidido no contar con ningún personaje de la película de acción real y que solo esté unida a ella a través del telón de fondo, tampoco es disfrutable. Repetitiva, plana y falta de ningún elemento a destacar, se compone de una sucesión de escenas de persecución que terminan bien en el último segundo. Cuando al final quiere dar un giro acordándose de la trama, me importa entre poco y nada.

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