Nuevo juego ganador de Pablo Larraín. No busca la perfección del puzzle de 'No', ni el golpe al estómago de 'El club', sino la fascinación a través de la imagen sobre un tipo que las creaba con palabras.
El chileno se atreve a volver loco al espectador con una realidad voluble, imaginada siempre antes de despertarse y rematada con un clímax final en la nieve que adquiere sobriedad formal para alcanzar la cumbre.
Café para muy cafeteros, pero qué buen rato hemos echado.
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