Chronicle

Hoy he visto Chronicle, una de jóvenes con problemas, poderes y tiempo libre.

Los carteles internacionales son mejores

Josh Trank es el director de esta inesperada película y es que vivimos un momento de constantes sorpresas. En los últimos años Hollywood se ha encargado de empeorar atractivos proyectos extranjeros a base de remakes, secuelas y demás chorradas con ingentes presupuestos. Se ha llegado hasta tal punto que se le empieza a prestar más atención a la ciencia ficción europea que a la norteamericana. Por supuesto, hay excepciones donde a pesar de una inversión económica ingente también se pensó en contar una historia, véase Monstruoso de Matt Reeves.

El caso es que cuando llegó a mis ojos el tráiler de Chronicle y vi la originalidad de la idea y la visible falta de dinero, me atrajo de inmediato y busqué rápidamente de qué país escandinavo llegaba esta joyita. Al descubrir que todo salía de California no es que medrase mi interés en ver la película, pero el tufillo a decepción no me lo quité hasta ayer por la tarde.

El trio calavera

La trama se centra principalmente en Andrew, un chaval que soporta las burlas de sus compañeros de instituto, la ira de su padre borracho y la enfermedad terminal de su madre. La película avanza a través de las grabaciones de una cámara que lleva consigo a todas partes para usar como escudo contra el mundo real. Un día se junta con su primo y un amigo de este y descubren un extraño objeto que les da superpoderes. De una leve telequinesis van avanzando hasta conseguir mover automóviles con la mente y hasta elevarse a ellos mismos. El problema es que, como ya dijo tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Si le das estos poderes a chicos que llevan aguantando abusos toda la vida, no está muy claro que vestir mallas y luchar contra villanos sea su primera opción.

Cuidaaaao

Dane DeHaan, Alex Russell y Michael B. Jordan son los desconocidos protagonistas. Los tres están realmente bien y ayudan a que la película sea tan realista y refrescante como esperaban sus creadores.

Josh Trank y Max Landis, director y guionista respectivamente, imprimen a esta película un ritmo intermitente pero una narrativa inteligente. Es cierto que los que busquen acción se encontrarán con 65 minutos de vacío y 10 de climax final pero es que esta peli no es para eso. Trank y Landis se toman su tiempo para demostrar que lo que unos chicos normales harían con unos poderes increíbles sería salir a jugar. Poco a poco demuestran el cambio en el protagonista y vemos una transformación progresiva, cuidada y con sentido, prácticamente lo contrario que lo que hace Lucas con Anakin, pero eso es otra historia.

¡Poderes!

Puede que lo que sí esté algo forzado es el uso de imágenes de cámaras domésticas. La película no solo utiliza la del protagonista, si no que se permite cambiar de plano si hay una cámara de seguridad en la zona o un personaje aparece con cualquier cosa que pueda grabar. Si es una crónica de un documento encontrado, solo me vale una y no este complejo montaje que, además, en la escena final se hace bastante cuesta arriba. Por otro lado, la baja calidad de las secuencias finales habrá abaratado y hecho posible este proyecto.

Y es que el mundo de las películas filmadas cámara en mano es uno de los que más rápidamente se ha desgastado a sí mismo pero, con ingenio, es el que más sorpresas puede seguir dando gracias a la facilidad de su financiación.

Como t'agarre...

Aquí el tráiler. No llega al nivel de [REC] o Troll Hunter pero se lo pasan tan bien volando y haciendo el gamba que merece la pena. Por cierto, los diez minutos finales podrían ser un homenaje a todos los fans de Akira. Si tenéis tanto miedo como yo al proyecto cinematográfico de la obra de Otomo, no os perdáis esta que os va a gustar. Un 8.