Hasta el cartel es soso |
La trama nos cuenta cómo un payaso triste se siente cada día
más incapacitado de disfrutar de su trabajo. Decide dejar el circo y buscar a
una mujer que le hizo tilín. Diez minutos después la película termina con la
conclusión que podéis adivinar.
Selton Mello hace triplete como guionista, director y
protagonista. Los resultados son diferentes en cada caso porque si hablamos del
guión diría que es pobre, la realización más o menos eficiente y como actor es un fiasco.
Con una interpretación tan desgana y poco expresiva es muy difícil salvar esta
película.
Así toda la película |
La película es bastante corta para los estándares actuales,
unos 88 minutos, y aun así se hace larga. La historia daría para un corto interesante
de 15 minutos, con otro protagonista eso sí. Las subtramas, metidas con calzador para intentar mitigar esa sensación de proyecto alargado, no tienen una presentación o resolución
clara ni relación real con la historia principal.
Echo de menos Carnivàle |
Las situaciones cómicas son de un humor tan blanco e
infantiloide que entiendes el por qué de la quiebra del circo clásico. El
drama, por su parte, es demasiado forzado y resulta imposible creer por
culpa de Selton Mello.
Aun con todo esto, llegan tan pocas películas brasileñas que
siempre es un placer acercarse a una nueva. El hecho de que se atrevan con un
tema que no sea la pobreza y violencia en las favelas hace que gane algún punto
que otro.
Aquí el tráiler. Como todos habéis visto la espectacular Ciudad de Dios y muchos Tropa de Élite, reconozco que me he quedado sin recomendaciones puramente
brasileñas de interés. Digamos que esta es como si Kusturica hace una peli
hasta arriba de tila. Un 5’5.
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