5/4/13

Un Amor entre Dos Mundos (Upside Down)

Hoy he visto Un Amor entre Dos Mundos (Upside Down), una idea difícil que se desmorona desde preproducción.

El título en España es para vomitar arcoiris
Es una pena que se desperdicie otra posible buena película de ciencia ficción. No sé en qué punto de la realización se decidió prescindir del dinero americano y confiar plenamente en una producción canadiense y un director sin mucha experiencia, pero estas mezclas rara vez salen bien, y esta no es una de esas.

La trama nos presenta un universo en el que dos planetas orbitan casi unidos alrededor de su sol. Cada uno tiene su propia gravedad y esta afecta siempre a sus habitantes aunque cambien de mundo. Por supuesto, unos son ricos y otros pobres de solemnidad así que el contacto está restringido. Subidos a unas montañas que casi permiten pasar de un planeta a otro, dos jóvenes se enamoran y comienzan una complicada historia de gravedades encontradas.

La oficina loca
Jim Sturgess es el protagonista. Parece que le encantanEl Atlas de las Nubes donde es uno de los afortunados en interpretar a seis personajes. El caso es que su actuación no aporta nada a un protagonista que se ve soso y sin carácter desde el guión. Lo mismo ocurre con su media naranja, una Kirsten Dunst especialmente desganada que no se esfuerza en defender la inexistente química con el protagonista. Timothy Spall es el único que saca algo de jugo a su secundario demostrando cómo ganarse al público con solo unos minutos de metraje.
estos complicados proyectos de producción ya que hace un par de meses se estrenó

Kirsten en punto muerto
Pero dejemos de lado a los interpretes, ellos no tienen la culpa. El director y guionista es Juan Solanas, un realizador argentino para el que este es su segundo largometraje. No negaré que la ideal inicial es sugerente, tanto como complicada. Si de antemano propones algo tan complejo, lo normal sería repasar durante meses o incluso años un guión compacto donde todo funcione para que después, críticos llorones como yo, nos quejemos de las pequeñas grietas. Aquí no hay nada de eso, todo es grieta.

Lo que le gustan a esta los besos complicados
Como película de ciencia ficción no tiene una
base estable. Las tres simples leyes gravitatorias que explican en un escueto prólogo se trasgreden y modifican según lo requiera el argumento. Las absurdas soluciones a los complejos problemas vienen a ser el símil en el mundo de la fantasía al “y entonces un duende les dio un objeto mágico”.

Como película romántica es aun peor. Los personajes no tienen sangre en las venas, no hay nada entre los protagonistas y se intenta disimular con una banda sonora empalagosa que no apetece. Su relación se basa en decir que se quieren una vez y darse un beso, no hay nada más. Hasta Bella acariciando al vampiro brillante parecía sentir más apego. Bueno, ahí me he pasado.

Cualquier cosa
Pese a todo esto, la fotografía es interesante, al menos cuando no deforman la imagen, y las escenas en la oficina con el suelo y el techo ocupados por personajes están muy conseguidas. Hay buenas ideas diseminadas por toda la película que hacen disfrutable este compendio de errores y lagunas argumentales. Aunque fallida, la película es lo suficientemente atractiva como para no sentirse engañado del todo, recordemos que vivimos en un momento en el que los refritos reinan y la imaginación escasea así que cualquier propuesta loca, aunque mal planteada y ejecutada, es merecedora de algún puntillo de más.
Epicidad de presupuesto limitado
Aquí el tráiler. Algún crítico ha dicho que parece el tipo de ideas que se espera que destroce Terry Gilliam. Yo soy muy de Gilliam y estoy seguro de que él la hubiese destrozado con mucho más encanto. Recomiendo eso sí el corto Head Over Heels, ver aquí, que en diez minutos presenta y resuelve de manea magistral lo que Un Amor entre Dos Mundos no en capaz de hacer en cien. Un 6’0.

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