El nuevo nuevo testamento (Le tout nouveau testament), cuando un buen enchufe no lo es todo.
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A Dios rogando... |
Tras la sobrecargada
Las vidas posibles de Mr. Nobody, muchos esperaban que el belga
Jaco Van Dormael se convirtiese en un fijo imprescindible del exceso visual/argumental. La cosa se calmó con un par de títulos que no llegaron a tener proyección internacional, pero ahora vuelve a llamar la atención con un cuento igual de imaginativo pero menos desatado, algo que se agradece en cada minuto. El director ha olvidado su parte más
Gaspar Noé y gana al quedarse con su belga mezcla de
Terry Gilliam y
Jean-Pierre Jeunet.
La trama nos presenta a
Dios, un desagradable tipo que vive en un piso en Bruselas. Se aburre y sólo disfruta creando desastres y fastidiando la vida de la gente desde el ordenador del que depende todo su trabajo. Su hija
Ea no puede más así que, emulando los pasos de su hermano
JC, se escapa de casa y busca unos apóstoles que le ayuden a comprender cómo es el mundo.
Benoît Poelvoorde encarna de manera perfecta al desagradable
Padre, transformándose en un tipo muy diferente del que ha mostrado en cintas anteriores y sorprendiendo por el camino.
Pili Groyne no se queda atrás y consigue ser justo lo que la peli necesitaba necesitaba, una especia de
Delirio de
The Sandman pero con una energía más comedida.
La imagen nítida se mezcla con la suciedad de los entornos, no empastando nunca del todo y echando de menos un poco menos de HD en determinados momentos, pero sin romper la experiencia de relato truculento y callejero cuando lo necesita.
El tono de
Van Dormael juguetea siempre entre la desesperación y la luz, ganando esta terreno poco a poco hasta instaurarse. La recomendación es por lo tanto obligada y amplia, siempre que no se tenga problemas al juguetear con ciertos términos claro.
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Típica escena familiar con Dios, su mujer y su hija |
Aquí el
trailer. Ideal para todos los apóstoles que aun no saben que lo son. Un 7'5.
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