22/9/15

San Sebastián 2015, día 4: las películas

Nueva jornada de ataque fílmico en la #63SSIFF, la fórmula para hablar de esta locura en Twitter. Las buenas vibraciones de ayer han caído con un día plano donde todo ha estado correcto, nada muy bueno y nada muy malo. Esto es lo peor que puede pasar, ese empate a cero aburrido hace que ni el salseo de los blogs más descocados de mucho de sí. Al menos lo intentaremos, que no se diga.

Hitchcock/Truffaut es un documental dirigido por Kent Jones que trata sobre ese libro que es ya historia del arte. El tema, al menos para los aficionados, no puede ser más interesante, imaginen testimonios gráficos sobre esos días en los que los dos genios hablaron en privado sin parar y que dio como resultado "El cine según Hitchcock" por François Truffaut. Añadan a eso comentarios sobre su experiencia con esa obra de ilustrísimas figuras del cine como David Fincher, Martin Scorsese, Wes Anderson o Richard Linklater. La expectación era poderosa y los ingredientes perfectos, puede que por eso deba ser un poco duro con este reportaje rápido, superficial y anecdótico, que no sirve más que para  revisar las tres anécdotas favoritas de su realizador y descubrir este material a cinéfilos recién paridos. Merece la pena ser visto, por supuesto que sí, como merece la pena entrar en una librería y hojear el original, pero es mejor si puedes pasar por caja y llevarte la joya para disfrutarla como merece.

Kampai! For the Love of Sake es otro documental de temática interesante. La bebida nacional japonesa vista desde tres puntos de vista diferentes: un bodeguero de sake británico afincado en el país nipón, un experto americano autor de los mejores manuales sobre el tema y un joven heredero de una destilería con siglos de historia que ha conseguido modernizar y mejorar el producto. He de decir que algo de trampa hubo en el pase, en la puerta de entrada esperaba el director, Mirai Konishi, junto con uno de los protagonistas, el dueño de la destilería Kosuke Kuji, y una mesa repleta de botellas. Una cata inicial ayuda a entender mejor lo que haga falta. El tema es tan curioso que se perdonan decisiones como algunos textos sin narrar o enganchones temporales, como el inevitable momento de Fukushima que se termina comiendo el último tercio. Para los interesados en esta bebida espirituosa es un imprescindible, pero algo más de cuidado hubiese venido bien.

High-Rise era la apuesta fuerte del día. La nueva obra de Ben Wheatley prometía no dejar a nadie indiferente y, desde luego, lo ha intentado. El problema es que puede que se haya esforzado tanto en causar esa impresión que se le ha olvidado el resto. Basada en la novela de J.G. Ballard, cuenta la historia de un edificio elitista donde la pomposidad aumenta conforme lo hace el número del ascensor. Un doctor se muda al rascacielos e intenta pasar desapercibido, pero el odio de sus vecinos entré sí le terminará obligando a tomar partido, ya sea por las buenas o por las locas. Empieza muy bien, con una cuidadísima puesta en escena y un reparto apabullaste en el que destacan Tom Hiddleston, Sienna Miller y Luke Evans. Poco a poco la cosa se va rompiendo, literal y figuradamente, y el producto termina empachando. Como si una idea de Buñuel fuese dirigida por Gilliam y montada por JeunetWheatley presenta su obra más compleja pero, creo, más bacheada.

El desconocido es la nueva apuesta fuerte de Atresmedia por el cine de acción y, ya sea por ese dato o porque realmente ocurre, no se despega en ningún momento de esa etiqueta televisiva. Dani de la Torre dirige este thriller de acción al que hay que agradecer que no se ande con tonterías y se meta en situación a los cinco minutos. Incluye varias jugarretas técnicas interesantes y complejas que contrastan con su sencilla propuesta: un banquero descubre que tiene una bomba en el coche en el que va con sus hijos y estallará si alguno baja del vehículo. El chantajista, vía móvil, pedirá el dinero correspondiente y se irán tensando las cuerdas. La cinta tiene de todo, bueno y malo. En el lado positivo está el implacable Luis Tosar, dispuesto a defenderse en cualquier situación, por peliaguda que sea. En el negativo, la avalancha de concesiones que el espectador debe ir haciendo con respecto al guión es agotadora. Una cosa es disfrutar de una cinta de acción olvidándonos de la verosimilitud, cosa que hago encantado, y otra es que rompas tus propias reglas del juego e incluyas personajes estúpidos hasta el dolor para solucionar algo que no has sabido escribir de otra manera. Cumple, pero no llega a ningún sitio.

My Golden Days (Trois souvenirs de ma jeunesse) fue mi elegida para terminar la jornada a las tantas, arriesgándome a que el director, Arnaud Desplechin, me quisiese colar algo tan plano como su anterior Jimmy P.. La verdad es que mejor sí que es, aunque tampoco como para hacer ese esfuerzo de la vigilia festivalera. La trama repasa la infancia de un joven francés que recuerda la difícil convivencia con su madre, un curioso viaje de estudios y su turbulenta gran relación sentimental con la mujer de su vida. Desordenada y arrítmica, My Golden Years funciona durante la hora y cuarto que dura la historia de los jóvenes enamorados. La media hora inicial despista marcando un esquema que nunca se sigue y el epílogo final no termina de estar bien resuelto. Si nos quedamos con esa sección que debería ser la película en sí, la nota media sube. Pero, como no es así, pues no.

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