21/9/15

San Sebastián 2015, día 3: las películas

Tercer día de cine y sí, si ha empezado por aquí la lectura de mi seguimiento del festival ha hecho bien porque los dos primeros días tuve que hacer pellas. Por lo que he leído a los compañeros, básicamente me he perdido a un Amenábar desaparecido en su floja Regresión y a un alocado y divertido Álex de la Iglesia que consigue hacer reír con Mi gran noche pero que no consigue tampoco uno sus mejores títulos. Además de esos dos, me molesta de un modo especial no haber podido pillar a tiempo Truman y Sicario, dos de esas que estaban subrayadas en amarillo en la agenda pero que no ha podido ser.

Pero dejemos a un lado los lloros y pasemos directamente a lo que sí he podido ver hoy, que ya estoy al pie del cañón y, aunque me he incorporado tarde, estoy haciendo méritos para doblar a algún despistado.

Anomalisa es el nuevo trabajo Charlie Kaufman, uno de esos guionistas que sale del papel y consigue llegar a rincones que cambian al espectador. En su segundo largometraje como director, ayudado por el experto en stop motion Duke JohnsonKaufman nos presenta a un tipo apocado que trabaja como motivador profesional y conferenciante vendemotos. Tras ayudar a miles de personas con su libro sobre el trato con el cliente, y ganar él otros tantos, es incapaz de encontrar a nadie que se salga de la media. Todos los seres humanos con los que se topa, de cualquier edad y sexo, tienen la misma cara y voz. Al escuchar de refilón un timbre diferente, intentará desesperadamente que la cosa funcione. La mezcla de este libreto juguetón, que basa en una metáfora física todo su mensaje, con las texturas y movimientos del stop motion, hacen del guión algo todavía más mágico. Reconozco que la trama podría ser un poco más llamativa, un nudo final más poderoso haría de Anomalisa un título más redondo pero claro, seguramente todo esto a Kaufman le resbala bastante.

Amama ha supuesto lo mismo que Loreak el año pasado. Pensando que esta cinta vasca estaba en la programación por cumplir más que por derecho, me metí al pase sólo porque me venía bien y siempre es mejor que quedarse en la puerta. Qué gusto cuando ocurre eso y, a los tres minutos, estás pegado a la pantalla sabiendo que, de churro, has dado en el clavo. Dirigida por Asier Altuna, cuenta una historia donde entran en conflicto las tradiciones y el campo con el día a día de la vida moderna y la ciudad. Una familia que defiende su caserío como un fortín, se enfrenta al peligro de unos hijos que no están por la labor de ver cómo se impone su destino desde que nacen. Todo bajo la atenta mirada de Amama, la abuela, sacerdotisa, babalao y jefa espiritual que pinta los árboles de cada miembro de la familia marcando así su carácter. Volviendo a Loreak, si el año pasado defendí su hermandad con el cine japonés por su tempo y luminosidad, Amama refuta mi teoría en cuanto a su temática y contundencia. Tres hijos enfrentados a un padre, unidos a una abuela que es toda naturaleza, para bien y para mal, y con el cargo de conciencia del obligado corte de raíces que termina en un trasplante bondadoso, esta cinta es todo lo que el asiático se echa en cara a sí mismo. Una joya con momentos oscuros y luminosos que embaucan desde el principio hasta su sobrecogedora escena final.

Mi querida España es un documental de Mercedes Moncada Rodríguez donde se repasan ciertos pasajes de la historia del país a través de segmentes de las más de 5.000 entrevistas que lleva realizadas Jesús Quintero. El abanico de personajes es inagotable y, a modo de hemeroteca, sirven para recordar que las palabras son aun más poderosas cuando ha pasado un tiempo y se observa con perspectiva. Descubrir al Aznar de los 90 advirtiendo de lo peligroso de una ley mordaza, al González del inicio de siglo defendiendo a la banca y ensalzando a Zapatero, o a Oneto dando una lista de futuros imputados y absueltos, es música para oídos inquietos. También hay personajes imposibles como el cojo Manteca, la abuela del Betis o un tipo de los Legionarios de Cristo ensalzando a Tejero, y es que en las entrevistas de Quintero hay lo que te apetezca. Mi querida España da donde duele y donde hace cosquillas, salteando todo con chirigotas callejeras que nos devuelven a la realidad una y otra vez, y con vídeos grabados para la ocasión que, a ratos, están demasiado pasados de rosca. Bien pensado, quizá es como mejor se representa a esta España mía, esta España nuestra.

Nuestra hermana pequeña (Umimachi Diary) es el nuevo título de Hirokazu Koreeda, y ahí podría quedarme porque ya sabéis lo que eso implica. Película de gozo, rodada con un gusto por la belleza de lo cotidiano inabarcable y de tempo asiático inquebrantable. Todo esto quiere decir que es un placer ver esta película pero si no lo hacéis en un pase de madruga, como hice yo, mejor. La trama presenta a tres hermanas que fueron abandonadas por su padre cuando eran pequeñas y ahora asisten a su funeral. Allí conocen a la hija que este tuvo hace trece años con otra mujer y deciden vivir juntas. No hay grandes dramas a parte de los pasados, todo en Nuestra pequeña hermana es disfrutar de una relación entre las cuatro protagonistas, todas a la altura, y aprender un poco más sobre las costumbres del Japón actual. No consigue llegar tan dentro como en otras ocasiones y está algo alargada, no le vendría mal acortar media hora, pero Koreeda hace lo que quiere con su publico y nosotros, tan contentos.

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