23/9/14

San Sebastián día 4: las películas

Cuarto día en San Sebastián, momento en el que las fuerzas comienzan a flaquear. El cacao mental de películas y equipos técnicos y artísticos alcanza cotas preocupantes pero, como me debo a mi público, vamos al tajo.

Cuidado con los marineros
Haemoo [Sección Oficial] es un película surcoreana, es decir, buena. No sé que está pasando allí pero lo están petando muy seriamente una y otra vez. Aun sí, como somos un desastre, se nos olvida. Allí nos plantamos con nuestros pases y sin esperanzas para salir sorprendidos por lo mucho que ofrece. Dirigida por Shim Sung-bo, la trama nos cuenta cómo el capitán de un destartalado pesquero acepta llevar a unos inmigrantes chinos. La cosa se tuerce y es el momento donde descubres que no hay géneros, que del drama se pasa al misterio, después al terror, al gore y, como estamos en Asia, a la comedia absurda. El resultado es más apetecible de lo que cabría esperar, todo adornado por una puesta en escena contundente y un ritmo constante, al menos para lo que nos tienen acostumbrados. Una alegría entonar el cuerpo así tan temprano.

Pudo ser así
Negociador [Zabaltegi] es la nueva cinta de Borja Cobeaga y una de las más esperadas del festival. Hacer una comedia sobre el alto el fuego de ETA y las negociaciones del Gobierno con los terroristas no es fácil y, de un modo u otro, la polémica estallará en los sectores más radicales. El hecho es que Negociador funciona. El guión es elegante y sensible cuando debe serlo, satírico cuando toca hacer reír y tremendamente irónico y mordaz en su mensaje. Cobeaga ha querido imaginar como fue ese hecho, ya histórico, y dotarlo de toda la miseria del ser humano que, recordemos, desde lejos es comedia. El trabajo de Ramón Barea como protagonista merece todos los premios a los que le van a nominar. Es torpe, tierno y bienintencionado, perfecto para el tono que busca la cinta. Está acompañado por unos secundarios elegidos a la perfección donde destaca, como no, Carlos Areces como el villano necesario. Puede que no sea perfecta, los tiempos muertos del primer tercio me tenían mosqueado, pero tiene los puntos necesarios a su favor como para funcionar con el público, si es que es verdad que somos tan maduros como creemos. Además, seguro que no anda tan desencaminado a lo que realmente ocurrió.

Y nada más
Loreak [Sección Oficial] es la apuesta potente de cine en vasco de esta edición. Con un cartel tan seductor, la sorpresa ha sido ver cómo el mimo estético se extendía por toda la cinta. Dirigida por Jose Mari Goenaga y Jon Garaño, cuenta cómo unos ramos de flores cambian la vida de tres mujeres. Loreak, Flores en castellano, tiene muchas características del cine asiático, todas buenas. El tempo pausado, las localizaciones entre naturales y urbanitas, la poética fotografía donde se disfruta de la luz solar e incluso el lenguaje, al menos para los que nos es totalmente desconocido, nos hacen pensar en Zang Yimou o Hirokazu Koreeda. Otra alegría de la que nadie esperaba demasiado, la mitad estábamos allí por cumplir, y de la que se sale pensando que es probable que rasque muchos premios esta temporada, seguramente merecidos.

Me temo lo peor con esta crítica
La Desaparición de Eleanor Rigby (The Disappearance of Eleanor Rigby) [Perlas] es una de esas películas que va a entusiasmar a los suyos. Jóvenes, modernos, con barba cuidada y la capacidad de cerrar los ojos y decir qué ropa llevan puesta en ese momento, es decir, la gente bonita. A la gente bonita le encantará esta película porque tiene todos los ingredientes, por eso no termino de entender como a mí, que me considero bastante decente, me ha dejado tan frío. Quizá sea porque pese a su esfuerzo, y ojo que alguno me mata por esto, Jessica Chastain me parece tan prefabricada para este papel que me saca del argumento. Su habitación ha salido directamente de una revista, con su vestuario y peluquería se podría organizar una semana de la moda y sus pequeños defectos, como que escuche música mala, no hacen más que subrayar su maldita perfección. Ese sobrediseño hace no pueda concentrarme en nada o creerme lo que sea que esté contando. Todo es tan perfecto que te sientes identificado cuando ves a James McAvoy teniendo un negocio con Bill Hader en pantalones cortos. Luego, aunque se arruinen, te das cuenta de que siguen a kilómetros de distancia de tu vida pero, joder, comparado con la Chastain todo parece palpable. Por todas esas cosas, o porque Ned Benson no ha sabido hacerlo mejor, creo que la historia naufraga en un naderío preocupante que no salva ni el interesante montaje a trompicones. Puede que las expectativas me hayan jugado una mala pasado o simplemente que no molo nada de nada. Y por cierto, nada de The Beatles.

Hasta aquí lo que dio de sí el día peliculero y todo lo que siempre quiso saber pero nunca se atrevió a preguntar en San Sebastián día 4: lo otro.

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1 comentario:

  1. pues me has dejado muchas ganas de trincarme las cuatro, unas porque sí y otras por si acá

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