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De paseito |
La trama, basada en la historia real de George Devereux, nos sitúa tras la Segunda Guerra Mundial. Un veterano del
conflicto sufre fuertes migrañas y desmayos y va al médico. Allí creen que
puede ser algo psicológico y como es indio, o nativo americano, llaman a uno
que sabe más del tema y le psicoanaliza. Todo sale bien y se va a casa. Y ya
está, de verdad que no hay más.
Benicio Del Toro realiza una interpretación más que decente,
especialmente cuando comparte pantalla con Mathieu Amalric y juntos consiguen
darle algo de chicha a esta sinsustancia. Sus diálogos podrían ser geniales si
se eligen sólo los tres mejores y se condensan un poco, entremezclándolos con
algún suceso.
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De charleta |
Y no quiero terminar esta reseña sin resaltar la banda sonora de Howard Shore. No por
que esté bien, que supongo que no está mal, si no porque es el ejemplo más
claro que he visto de compositor que, o bien no ha visto la película, o
directamente les ha vendido material que ya tenía por casa. Nada de lo que oímos
acompaña a las imágenes de manera correcta. Siendo una de las películas más
blancas que recuerdo, su música es oscura y te pone en tensión constantemente
viendo villanos donde no los hay. Especialmente divertido es
el final que es feliz y positivo y está adornado por una melodía que podría
acompañar a los títulos de crédito de Anticristo de Lars von Trier. No entiendo
nada.
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Pasándolo pirata |
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