Todo exterior |
Kuno Becker es el sincero protagonista de este relato en el que sufre y se repone las veces que hagan falta. Ayuda al director a mantener el ritmo con una interpretación más que correcta.
El ritmo de la cinta es constante y consigue mantener cierta tensión durante su casi hora y media. Es cierto que hace trampas, como abusar de escenas más o menos oníricas fuera del encierro, pero tampoco terminan de estar fuera de lugar y se perdonan. Sus últimos diez minutos son el clímax final necesario que logra que el espectador deje la sala con un último chute de cine bien rodado.
Una sorpresa vamos, una cinta de la que no esperaba nada y que está bien resuelta. No me sorprendería que Parlange esté recibiendo llamadas interesadas desde su estreno.
Pasando el ratejo |
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