Ponte la rebequita que refresca |
La trama, basada en una novela de Joe R. Lansdale, nos lleva a los Estados Unidos de los ochenta donde un padre de familia mata por pánico a un intruso que se ha colado en casa. El padre del ladrón rondará la casa del nervioso protagonista mientras descubrimos una trama de corrupción y mentiras al más puro estilo sureño.
Michael C. Hall demuestra que es un buen actor ocultando su carisma como si siempre hubiese sido el atormentado pueblerino al que interpreta. Junto con un áspero pero con fondo Sam Shepard y el duro texano Don Johnson, forma un trío del que no me importaría haber disfrutado en más aventuras. Los tres están perfectos y ayudan al espectador a creerse el mundo que propone la película, un tierra de azules, con música ochentera y enajenados en cada esquina.
La banda sonora de Jeff Grace es exactamente lo que imaginamos cuando pensamos en esa época, incluso cuando no coincide con la realidad. A ratos parece más propia de un videojuego, llegando a recordar a esa maravilla imposible que es Far Cry 3: Blood Dragon.
Una historia que engancha, buenas interpretaciones y ambientación que funciona. A parte de eso, debo reconocer que necesita diálogos más contundentes y que el argumento tampoco es que destaque por su originalidad. Además en unas semanas me será casi imposible recordar mucho de esto, es de consumo rápido y supongo que como viene se va.
BOOM |
No hay comentarios:
Publicar un comentario