21/1/15

Héctor y el secreto de la felicidad (Hector and the Search for Happiness)

Héctor y el secreto de la felicidad (Hector and the Search for Happiness), dos horas de búsqueda infructuosa para el espectador.

Fiestón
Producción británica de esas que tiene parte de alemana, parte canadiense e incluso participación sudafricana. Basado en un best seller de François Lelord, el encargo llegó a manos de Peter Chelsom cuyas dos últimas cintas fueron Shall We Dance (¿Bailamos?) y Hannah Montana: La película. Dicho esto podría poner la nota y despedirme, pero no soy así, me debo a mi público.

La trama sigue el viaje de Hector, un psiquiatra que tiene una novia controladora y unos pacientes insoportables y decide, para ayudar a todos, salir de viaje por el mundo para ver qué hace feliz a la gente. Descubrirá que a los altos ejecutivos les va el dinero, a los monjes la paz interior, a los sicarios el poder de las armas y así sucesivamente. El tipo es un lince. Al final alcanza el nirvana porque se reconcilia con la pedorra de la novia, que no se entiende muy bien si le ha puesto los cuernos o simplemente es así de rarita. Él sí se los pone por cierto, y no parece que eso sea inconveniente. Siento los spoilers pero, en serio, da igual.

Tintín está mayor
Simon Pegg hace lo que puede y, aun así, le darían un guantazo escena sí, escena también. No es su culpa, es la peli, ya lo sé, pero joder Simon que tú vales más, deja pasar proyectos así que aunque te den pasta y te lleven por el mundo, luego me tengo que tragar yo el video de tu viaje y me aburro. Rosamund Pike funciona mejor si piensas que está repitiendo su personaje de Perdida y asumes lo que le espera al pobre Hector cuando lleguen los títulos de crédito. Aparecen caras conocidas en cada país que visita el prota, véase Stellan Skarsgård, Christopher Plummer, Toni Collette o Jean Reno, todos correctos dentro del hastío en el que se va convirtiendo esto.

Y ojo que no es una experiencia horrible, es más bien insulsa, vacía, insustancial. Nada me interesa del todo, no me río, no lloro, no nada. En un mes no recordaré la trama y en un año me costará decir el título sin confundirme. Si la pillas dentro de un tiempo, justo cuando te has recostado en tu sofá favorito para bajar un buen cocido, baja el volumen para los anuncios y disfruta de la siesta. Cada vez que abras un ojo verás a Simon Pegg en un lugar diferente y eso tampoco es tan malo.

Choque muy loco
Aquí el trailer. Como El abuelo que saltó por la ventana y se largó pero aun más descafeinada, si es que eso era posible. Un 5.

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