12/11/13

Blackfish

Blackfish, una de codicia, cautiverio e instinto.

En realidad son bien majas
Duro documental sobre la vida de las orcas de espectáculos acrobáticos. Especialmente centrado en SeaWorld, la compañía más famosa dedicada a estos eventos y que cuenta con tres parques en Estados Unidos.

El documental arranca con la muerte de una entrenadora en uno de estos espectáculos en 2010. Desde ese momento la investigación se centra en repasar el recorrido de Tilikum, la ballena responsable del incidente, y los diferentes parques y problemas por los que ha pasado. Gracias a esto vemos lo inmoral de su captura, su vida en reclusión en instalaciones pésimas y su historial de rebeldía. También se presentan varios de los incidentes más graves con estos animales en otros centros, como la muerte de otro entrenador en Loro Parque en Tenerife.

Gabriela Cowperthwaite es una amante de los animales que disfrutaba yendo a estos centros hasta que se enteró de la muerte de Dawn Brancheau. Su condición de documentalista le obligó a investigar y descubrió esta historia donde la compañía más preparada del mundo en este tema miente, tergiversa y actúa con una codicia que es inmune al bienestar no solo de los animales, si no a la seguridad de sus empleados. Son estos los que vertebran los relatos de la cinta, repleta de ex trabajadores de la empresa que llegaron allí por su amor a los animales y salieron por la misma razón.

Dawn, la entrenadora 
Blackfish no es agradable. Todos hemos ido al zoo y hemos aplaudido encantados con las piruetas de los delfines. Después de esto, se te quitan las ganas de volver y seguramente sea lo más correcto.

También es cierto que el documental elige descaradamente un bando desde el principio y no hay oportunidad de mostrar nada contrario a su tesis, pero la verdad es que el derecho de réplica quedó vacante cuando ningún responsable de SeaWorld accedió a ser entrevistado.

La banda sonora es otra trampa melosa que nos hará caer en sus redes. En ocasiones se pasa de dramatismo y, siempre en busca de la lágrima, terminan consiguiendo casi lo contrario por forzar la máquina. Mi sorpresa fue enorme cuando vi que era obra de el genial Jeff Beal, muy dado a la tragedia pero no a partituras tan edulcoradas.

Pasando el día en la pecera
La cantidad de videos caseros y la construcción del relato a modo de documento televisivo puede restar puntos. La simplicidad de los gráficos y las representaciones de juicios deberían estar algo más cuidados. Digamos que estos apartados son los que ayudarán a bajar la nota objetiva por que es imposible no salir con la subjetiva por las nubes.

En conclusión, una película recomendable para todo el mundo. Un repaso a esa idea de las que nos hemos dejado convencer, que en cautividad, con cuidados médicos y demás, los animales viven más y mejor. Parece que después de todo nuestra conciencia tenía razón.

Tilikum en toda su gloria
Aquí el trailer. Una mezcla entre lo pasteloso de ¡Liberad a Willy! y la tragedia de The Cove. Un 7’75.

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