Ay que te como |
La trama nos cuenta cómo una estresada abogada se enamora
sin querer de un tipo bajito. Él es encantador, generoso y un exitoso
arquitecto pero su 1’36 de altura hace que ella no las tenga todas consigo.
El arte del chroma hace posible que Guillermo Francella y
Julieta Díaz compartan plano constantemente y que el más despistado termine
pensando que el primero tiene enanismo. La naturalidad de los dos protagonistas
ayuda a integrar mejor el efecto.
El guión funciona sin salirse de la línea. Todo ocurre según
los patrones establecidos y nada va más allá de la sinopsis. Si te apetece ver
esta historia te gustará y si no, pues a otra cosa.
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