3/7/14

Open Windows

Open Windows, una de espiar, ser espiado y vuelta a empezar.

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Qué suerte que podamos contar con alguien como Nacho Vigalondo. En un momento en el que hacer cine en España es casi imposible, el que viene de Hollywood parece cada día menos cribado y el europeo es difícil de encontrar en las salas, tener a una figura así tan a mano es un lujo. Con sólo dos largometrajes estrenados, las molonas Los Cronocrímenes y Extraterrestre, es extraño que un tipo consiga tanta expectación con su tercera obra pero claro, el empuje de su frikerío por redes sociales y karaokes hace que todos nos pongamos a la cola.

La trama de Open Windows nos sitúa en el ordenador del seguidor de una joven actriz de moda. Está hospedado en un hotel siguiendo la première de su última película mientras hace capturas de pantalla para colgarlas en su web. En ese momento, alguien contacta con él y le da acceso a todo tipo de cámaras e información sobre el evento. Lo que parece tentador e irresistible en un primer momento, se va tornando perturbador y peligroso hasta hacer caer al protagonista en una red de la que parece imposible salir.

Con Elijah Wood a un lado de la pantalla y Sasha Grey al otro, el verdadero protagonista es el montaje. Durante toda la película no salimos de la pantalla y de una ventana a otra, y hay muchas, vamos descubriendo toda la historia. Lo que podría haber sido un experimento mareante, aporta a la película un ritmo difícil de igualar hoy en día y nos sumerge en un clímax perpetuo casi desde el inicio. Vamos, lo que toda la vida se ha resaltado en la caratula de la peli como thriller trepidante.

Escritorio ordenado, #EsBien
Wood está tan molón como siempre. Reconozco que es difícil encontrarle en otro papel que no sea el de joven sufridor, pero los proyectos que elige son siempre tan especialitos que cae bien desde el principio. Debe ser aun más friki que su audiencia porque aun dejando lo de Frodo a parte, en su filmografía están encontramos cosas como ¡Olvídate de Mí!, Sin City, Maniac, Grand Piano o la serie Wilfred. Este tío es un gambitero de los buenos.

En cuanto a Sasha Grey, reconozco que iba con demasiadas ganas de que me gustase. Tras su gran trabajo en The Girlfriend Experience, pensaba que estaba más pulida y no tan plana y distante. Me ha recordado a su participación en El Séquito donde se notaban ciertas carencias que creí superadas.

El jaleo de no saber dónde mirar
La banda sonora de Jorge Magaz funciona, sin florituras innecesarias ni nada que llevarnos a casa pero funciona. Para el recuerdo queda la incursión del Ghost Rider de Suicide que es la canción con la que sí saldremos de la sala.

En cuanto a los puntos menos positivos, a parte de la pobre Sasha, hay que reconocer que a Vigalondo se le va de las manos el final. La superposición de giros de guión hace que si se eliminan los últimos quince minutos, tengamos una película más contundente y sin tanto jaleo. Y es que sí, la conclusión es bastante tróspida. Pero oye, con lo bien que lo hemos pasado duele menos.

En definitiva, una locura visual compleja de realizar y sumamente fácil de disfrutar. Si dejamos la incredulidad en la puerta y acompañamos sin complejos al protagonista, el disfrute está garantizado. Tensión, asesinos, piratas franceses terrygilliamescos, cuchillos y damas en apuros: el guiallo del mañana, hoy.

Aquí hay salseo
Aquí el trailer. En esta realidad, si Hitchcock fuese @hitchcock, James Stewart sería Frodo. Un 8.

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