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El título se las trae... |
La trama nos cuenta cómo una jurista estricta y sin vida
social descubre que está embarazada de un delincuente. Como la noche de autos
estaba algo perjudicada por el alcohol, deberá indagar para descubrir cómo es
posible semejante milagro conceptivo.
Sandrine Kiberlain aguanta el tipo como payasa principal de
la función y acierta hasta en los gags más físicos. Lo mismo se puede decir de
Dupontel, el delincuente que deberá convencer de su inocencia a la
protagonista.
La funcionalidad de todo el relato no conseguirá carcajadas,
pero hará sofreír al más estirado durante hora y veinte. El problema es el de
siempre, en una semana habré olvidado el título, especialmente horrible en
España, y en un par de meses seré incapaz de recordar casi ningún chiste. Entra
tan fácil como va a salir.
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El delincuente y la estirada |
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