8/4/14

Frances Ha

Frances Ha, una de deambular con una excusa hasta que todo se derrumba y paras.

La hipster vita
Nueva película de Noah Baumbach, el realizador favorito de los jóvenes culturetas americanos. El neoyorkino se vuelve aun más Allen que de costumbre y transforma el devenir de su protagonista en un trasunto de nouvelle vague. La juventud alegre pero melancólica reafirmada por el blanco y negro, hará disfrutar a todo gafapasta universitario que se precie. Y a los demás también claro.

La trama, coescrita entre el dire y la prota, nos presenta a Frances, una aprendiz de danza sin un duro que no quiere darse cuenta de que los 30 están más cerca que los 20. El baile ya no puede ser lo suyo pero ella disimula, se agarra a una reunión con la jefa como si fuese un futuro glorioso y cierra los ojos. Su mejor amiga parece que ha encontrado a alguien y va a vivir de verdad pero ni por esas, Frances se busca otra compañera e intenta convertir su vida en una sitcom de piso compartido.

Greta Gerwig es el nombre del título y la película en sí. No hay escena sin ella, literalmente, y es complicado que no caiga en gracia. Sabe lo que hace, al contrario que su personaje, y junto a Baumbach ha construido un mundo y una situación más que reconocible. A medio camino entre Lena Dunham en Girls y Zooey Deschanel en New Girl, Frances te encandilará tanto como te dará ganas de darle una colleja para que espabile.

De peleillas
Por el fondo aparecen caras conocidas del moderneo neoyorkino como Mickey Summer, Michael Zegen o el posible futuro jedi Adam Driver.

La banda sonora está elegida siguiendo los mismos patrones. T. Rex, McCartney, Bowie, el Everyone’s a Winner de Hot Chocolate aparecen en la compilación que será lista de reproducción en Spotify de los más trendy durante un tiempo.

En conclusión, un relato sumamente hipster que puede ser odiado como tal pero disfrutado pese a todo. Un melancólico recorrido de una veinteañera tardía que, sorprendentemente, consigue resolver en positivo.

Moderneo guapo
Aquí el trailer. Como Oh Boy pero en femenino, es decir, sin la excusa de la vagancia y con final funcional. Un 7.

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